SALUD

Los tapabocas llegaron para quedarse. Ya son accesorios indispensables para prevenir el contagio del COVID-19. Sin embargo el prolongado uso de las mascarillas puede provocar consecuencias sobre la piel.

Así lo demostró un reciente estudio, publicado en el Journal of the American Academy of Dermatology, el cual reportó un aumento de daño de la piel en trabajadores de la salud en estos tiempos de coronavirus en Hubei, China. El 97% de estos fueron problemas dermatológicos causados por las medidas de protección. Piel seca, descamación, picazón, enrojecimiento o acné fueron algunas de las consecuencias. ¿Pueden evitarse estos efectos?

Lo primero para evitar complicaciones es mantener un adecuado cuidado de la piel: limpieza e hidratación son claves. El lavado de la cara con jabones adecuados para cada tipo de piel debe mantenerse, tanto para quienes salen como para quienes están en sus hogares. La falta de limpieza hace que la piel se ponga más grasosa, lo que favorece la aparición del acné u otras dermatitis". Si la piel está hidratada, estará en mejores condiciones para soportar el roce con la tela del tapabocas.

Los más afectados por el uso de los tapabocas son el personal de la salud, ya que no sólo las utilizan por más tiempo, sino que los materiales que los protegen suelen ser más rígidos. Las de la población general suelen ser de telas más suaves, blandas y cómodas de usar, lo que disminuye la posibilidad de dañar la piel.

La rutina de cuidado de la piel no debe saltearse. El uso del tapabocas produce un aumento de la temperatura en la zona cubierta, lo que puede empeorar algunas dermatosis como la rosácea o el acné.

La recomendación es que después del uso de tapabocas se limpie adecuadamente con algún jabón suave o alguna solución de agua micelar para eliminar la grasitud y la transpiración de la piel. Luego puede aplicarse un hidratante adecuado para cada tipo de piel. En caso de salir al sol, el uso del bloqueador solar es recomendado para evitar la aparición de manchas.