Doomscrolling: buscar información negativa en el teléfono puede no ser sólo un mal hábito

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mujer con celular

BIENESTAR

Según expertos, el comportamiento se asimila a una adicción y está relacionado con experiencias emocionales negativas; se agudizó durante la pandemia

Deslizar la pantalla de manera compulsiva, en busca de información negativa. Ese comportamiento, denominado doomscrolling, ya no es considerado un simple mal hábito.

Un estudio publicado en la revista Technology, Mind, and Behavior de la Asociación Estadounidense de Psicología desarroló una escala de 15 ítems para medir el doomscrolling.  Para llevar a cabo la investigación, formaron cuatro grupos de diez estudiantes universitarios cada uno, en los que el 70% eran mujeres. Analizaron sus experiencias con las redes sociales, las noticias negativas y el doomscrolling.

Aunque la mayoría de los participantes inicialmente afirmaron que no habían realizado doomscrolling y que no habían escuchado el término antes, muchos de ellos reconocieron haberlo hecho al inicio del aislamiento y atribuyeron su uso excesivo de las redes sociales a la mayor disponibilidad de tiempo libre durante la cuarentena. 

Según Bhakti Sharma, Susanna S. Lee, y Benjamin K. Johnson, autores del trabajo, en situaciones de emergencia (como lo es una pandemia) son muchas las fuentes que generan información sobre el tema, en su mayoría, negativa. Además, los celulares y redes sociales están diseñados para alentar la navegación prolongada y contribuyen a esta necesidad de mantenerse informado. 

“La pandemia es un gran trauma para la humanidad y promueve la necesidad de ver ese daño, por precaución pero más que nada por la atracción del fenómeno y su proyección. Puede que la pandemia haya sido el detonante de esta atracción que ya existía anteriormente”, explica Gabriela Goldstein, psicoanalista y presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). 

Del mismo modo, Enrique M. Novelli, psicoanalista y miembro titular de APA, entiende que “la pandemia intensificó la idea de un exterior peligroso del cual hay que cuidarse y eso llevó a un encierro, real y concreto por una parte y simbólico por la otra”. Y que este último “impidió que el sujeto se preguntara qué lo estaba afectando realmente”.

Novelli, que también es miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) y de la Federación Psicoanalítica de América Latina (FEPAL), explica que “esta atracción por las noticias negativas se relaciona con una disposición psíquica que lleva al sujeto a percibir al mundo y al entorno que lo rodea de modo pesimista, y al mismo tiempo con sensaciones de temor y angustia que le hace percibir un mundo sombrío, peligroso e incierto” 

Además, destaca que estas disposiciones psíquicas se generan en los primeros años de la infancia a través de las experiencias y las vivencias y, en general, quedan inscriptas en el inconsciente. “En muchas oportunidades, el sujeto siente un determinado malestar que no puede explicarse. En este sentido, cuando las personas consumen noticias negativas o sienten atracción por ellas, lo hacen porque les posibilita ‘justificar racionalmente’ estados de malestar anímico. Dicho de otra manera, es un intento de explicarse su propio malestar, temor o angustia”, dice. 

Y agrega: “Es un modo de considerar que lo malo está afuera, en el entorno y no en la interioridad del psiquismo. El resultado: se eterniza la sensación de malestar, de angustia y otros afectos negativos”.

En este sentido, Goldstein sostiene que el sentirse captado por lo negativo es una tendencia del ser humano y tiene distintas fuentes: “Puede estar relacionado con querer estar preparados de manera instintiva para un ataque, pero puede volverse algo obsesivo y desmesurado. Otra fuente de esta atracción tiene que ver con el mecanismo de ‘proyección’ de las personas, que implica ver en otro lado, fuera de su mundo, las desgracias y las cosas negativas”. 

Un fenómeno altamente adictivo

Los investigadores del estudio concluyeron que el doomscrolling no es una creación de la era de la pandemia sino más bien un hábito desarrollado en respuesta a cómo se desarrollan las crisis, globales y locales, en las noticias.

La conexión con la adicción a las redes sociales y al uso problemático de internet sugiere que el doomscrolling es un comportamiento excesivo y probablemente disfuncional y que está relacionado con experiencias emocionales negativas. 

“La atracción por las noticias negativas se podría asimilar a una adicción: si alguien se pregunta ‘por qué y para qué’ pasa la mayor parte del tiempo consumiendo noticias de carácter negativo y no puede dar una respuesta satisfactoria, debe considerar que está ante un síntoma que debe resolver haciendo introspección. Si no puede, debería consultar un profesional para que lo ayude a obtener una respuesta que resuelva la adicción”, argumenta Novelli.

Goldstein añade: “Es difícil darnos cuenta que estamos realizando este comportamiento. Generalmente, es otra persona, ya sea un familiar o un amigo, quien nos alerta y señala los efectos negativos y afectivos en los que quedamos atrapados. Es importante escucharlo porque es un fenómeno altamente adictivo” 

El “síndrome FOMO” (Fear of Missing Out, miedo a perderse algo) es un trastorno que se detectó en los adolescentes en la primera fase de expansión de las redes sociales. Los investigadores de la Universidad de Florida concluyeron en el estudio que el doomscrolling se asemeja a la vigilancia online, el uso problemático de internet, las redes sociales y el miedo el miedo a perderse algo. 

“Si entendemos el doomscrolling como un intento de encontrar respuestas a lo incomprensible en el sujeto, se puede entender como una defensa frente a las sensaciones inquietantes que genera lo desconocido. Si esto se relaciona con el temor a perderse algo, indudablemente estarán vinculados en el sentimiento de pérdida”, dice Novelli.

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