Por Flopi Peych
La frecuencia sexual no es un parámetro para medir tu salud sexual. Pero, como si tuviéramos que marcar tarjeta en un trabajo, muchas veces surge la pregunta entre amistades, foros, revistas: “Y vos, ¿cada cuánto tiempo tenésrelaciones sexuales?”. Las típicas respuestas varían desde todos los días (¿será verdad?) a tres veces por semana, una vez por semana, “cada tanto”, etcétera.
¿Pero cuál es la media? ¿Lo “normal”? Si esperabas obtener en esta nota una respuesta debo pedirte perdón, ¡no la hay! ¿Qué importa la cantidad si no es divertido y satisfactorio? El sexo es para disfrutar, no para cumplir.
La frecuencia de las relaciones sexuales, es uno de los temas preferidos y de los que más surge en las consultas. La interrogante es si es posible que una relación de pareja se mantenga en el tiempo, sin mantener relaciones sexuales. Parecería poco probable, pero si las dos personas están felices, ¿quiénes somos los demás para juzgarlos?
El tema se complica cuando las ganas de cada integrante de la pareja están desfasadas y a uno de ellos tiene falta de libido o de deseo sexual.
Esta ausencia puede deberse a muy variadas causas. Muchas veces se relaciona con aspectos biológicos u hormonales, pero muchas otras, se debe a razones ocultas que pueden ir desde la ingesta de un medicamento (como, por ejemplo, antidepresivos) hasta la falta de recompensa orgásmica. Aquí me refiero a la brecha orgásmica: muchas mujeres no llegan al orgasmo durante la relación sexual por lo que, con el tiempo, simplemente tienen relaciones con su pareja por cumplir.
Recuerdo una anécdota de hace muchos años. Una pareja heterosexual había encontrado una aparente solución ante la falta de deseo de la mujer.
Mariana (nombre ficticio) entre los 20 y 35 años había sido una mujer súper sexual pero en los años siguientes a la maternidad, se le habían ido las ganas de intimar con su pareja. No es que no lo quisiese más, sino que le daba pereza y le huía a los encuentros sexuales. Su pareja, desesperada, ya no sabía qué hacer y la convenció a acudir a una terapia de pareja. Allí acordaron establecer una frecuencia sexual: fijar en la agenda un encuentro semanal. Así hicieron y durante los meses siguientes dejaron a su hijo al cuidado de una persona, mientras ellos salían a su cita sexual.
Durante las primeras semanas todo marchó muy bien, pero luego, para ella tener relaciones sexuales —cada miércoles a las 20 horas— nunca se le había hecho tan pesado y poco disfrutable.
Lejos de generar el efecto deseado, la rutina de los miércoles comenzó a provocarle rechazo a la práctica.
Ahí entendí algo fundamental para mi carrera: no se puede aplicar una receta en los temas de sexualidad, no hay librito que le sirva a todas las personas ni parejas.
Sí creo que hay que poner en la agenda, el disfrute y el goce en general, así como generar momentos de estimulación adecuadas. Estamos acostumbrados a vivir en piloto automático, llenos de presiones que nos generan estrés y ansiedad, y en ese marco poner en la agenda la sexualidad para muchas personas podría ser sumar otra presión más.
Esta columna es sobre sexualidad, no puedo dejar de invitarte, como Sex Coach, a que si estás en una etapa de bajo deseo, tomes cartas en el asunto, en tu asunto.
Los orgasmos son experiencias a los que ninguna persona (sola o en pareja) debería de renunciar, por el sinfín de beneficios físicos, mentales e incluso espirituales (si se quisiese explorar los caminos del tantra) que tienen.
Acá van algunas ideas muy simples. Pensá en qué cosas te te excitan; tal vez buscar una novela erótica, alguna película o fantasear con alguien.
Quizá ya identificaste qué te enciende. Se despertó el deseo, la chispa, déjate llevar, sin presiones, y ¡a disfrutar!
Flopi Peych
Sex Coach – Educadora
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