La misión de Moorlands School tiene sus pilares fundamentales en valores familiares y en el desarrollo integral de sus estudiantes más allá de la formación formal. Mabel Mazzini de Manzitti es uruguaya de nacimiento y ha mantenido el legado de su madre, quien fundó el primer colegio en 1956 en Belgrano, Argentina —que hoy conforma junto a otras sedes la comunidad educativa de St. Catherine Moorlands—. “Nací en Montevideo y cuando surgió la oportunidad de establecer un colegio en el barrio Olivos de los Horneros, no lo dudamos. Junto a mi marido y mis hijos, nos dedicamos a hacer realidad este sueño, que siempre estuvo latente en mi corazón: traer nuestra propuesta educativa a mi querido Uruguay. Aunque me formé en Argentina, tengo raíces profundas aquí. Mi corazón siempre ha estado dividido entre ambos países”, comparte la educadora.
Una educación para el mundo de hoy
La visión educativa de Moorlands School tiene como objetivo preparar a los estudiantes para un mundo en constante cambio. Soledad Domínguez, responsable del proyecto pedagógico del colegio, explica: “Nuestras metodologías son activas y ponen al alumno en el centro, fomentando su participación constante para que aprenda a autogestionarse. Esta autonomía se desarrolla de forma progresiva, de acuerdo a la edad, asegurando que los estudiantes siempre sean los protagonistas de su aprendizaje”.
El programa de Moorlands School se basa en metodologías innovadoras adaptadas a cada etapa de desarrollo, desde el nivel inicial hasta el bachillerato. En esta primera etapa, a comienzos de 2025 se inaugurará el nivel inicial hasta el primer tramo de primaria.
Inspirado en enfoques como Reggio Emilia y Montessori, incorpora también elementos de la filosofía del Bachillerato Internacional (IBO) y las escuelas de Nazaret Global Education, promoviendo un aprendizaje basado en la exploración y la experimentación. “El aprendizaje en Moorlands School se centra en la indagación y el ciclo de pensamiento de diseño”, comentó Domínguez. “Los estudiantes se enfrentan a preguntas, investigan, diseñan soluciones, analizan resultados y ven los errores como oportunidades para aprender. Esta dinámica fortalece la reflexión y el trabajo en equipo, desarrollando un pensamiento crítico y creativo”, añade.
Además, en Moorlands School la educación se concibe como un esfuerzo compartido entre estudiantes, docentes y familias. Este principio se refleja en su modelo de Tripod Learning, donde el alumno está en el centro, rodeado por la escuela y la familia, que colaboran para crear un entorno de apoyo. “Para nosotros es fundamental que las familias se integren y participen activamente en la vida del colegio”, agrega Mazzini de Manzitti. “Queremos que nuestros mensajes y valores sean coherentes y que los estudiantes sientan que el colegio es su segundo hogar”.
Para fortalecer el sentido de pertenencia y unión, el colegio organiza diversas actividades y programas que incluyen a las familias, como talleres y charlas, promoviendo una relación cercana y colaborativa.
Entorno único
La ubicación del colegio, rodeada de naturaleza, es un componente esencial de la propuesta educativa. En ese sentido, el colegio implementa un programa de outdoor learning inspirado en el modelo de “escuela en el bosque”, que responde al creciente interés por la educación al aire libre. “Queremos que los estudiantes no solo estudien al aire libre, sino que vivan y exploren el entorno de manera directa, desarrollando un vínculo genuino con la naturaleza”, señala Mazzini de Manzitti.
La infraestructura del colegio fue diseñada para complementar esta filosofía, con amplios espacios de aprendizaje y áreas exteriores que promueven tanto la autonomía como el trabajo colaborativo. La propuesta diaria se organiza de manera internivel, alineada con la transformación curricular en Uruguay. En cada jornada, los estudiantes de distintas edades comparten actividades y comienzan el día con una asamblea de bienvenida, donde se mencionan eventos significativos, tanto personales como colectivos. Esta práctica fortalece la conexión emocional y la confianza entre los niños y sus referentes, generando un ambiente seguro y acogedor que facilita la adaptación a las necesidades particulares de cada individuo y el bienestar.
Además de ser bilingüe y de buscar la excelencia académica, Moorlands School se compromete a formar estudiantes con un sólido carácter moral y social, siempre conteniendo a los niños. "En las reuniones con las familias, escuchamos con atención lo que buscan en el colegio para sus hijos, y siempre mencionan contención, excelencia académica, innovación y, sobre todo, valores. Quieren que sus hijos se conviertan en personas íntegras, desarrollándose en contacto con la naturaleza. Estas son prioridades que compartimos y que guían nuestra propuesta educativa”, señala Domínguez.
“Nuestro objetivo es crear un ambiente donde cada estudiante pueda desarrollar sus habilidades y adquirir herramientas para ser un aprendiz de por vida, más allá de las paredes del colegio”, concluye.
El proceso de inscripción ya está en marcha para niños de entre uno y siete años, proyectando que para 2025 los grupos puedan llegar hasta segundo de primaria y creciendo año a año. Además, el colegio está preparado para ofrecer un entorno inclusivo que responda a las necesidades específicas de cada estudiante. “Buscamos ser un espacio donde cada niño reciba la atención y el cuidado necesarios para su desarrollo integral”, reflexiona Mazzini de Manzitti.