CORONAVIRUS EN URUGUAY
Lo recuerdan como alguien que sabía combinar "placer y deber". El doctor, segunda víctima del coronavirus, fue un apasionado de su trabajo.
El miércoles 1 de abril, como todos los días desde el 13 de marzo, el gobierno dio la información respecto a la situación del coronavirus en Uruguay. Los datos decían que habían sido procesados 289 test de los cuales 277 habían dado negativos y 12 positivos. En total se venían realizando 4108 test. 3758 habían sido negativos. El miércoles 1 de abril el número de personas infectadas con COVID – 19 subía a 350 y había dos personas fallecidas. Una de ellas —la segunda— era el doctor Juan José López Lerena.
Un mes después López Lerena se transformó, también, en el primer – y el único hasta ahora—trabajador de la salud muerto por coronavirus. Lo confirmó el Sistema Nacional de Salud (Sinae) cuando pudo establecer que el doctor contrajo la enfermedad mientras ejercía su trabajo. López Lerena nació en Montevideo, tenía 61 y padecía diabetes. Por eso estaba dentro de ese grupo de personas que el gobierno ha llamado, desde el principio, población de riesgo: esas para las que el aislamiento físico y las medidas de prevención adquieren otra dimensión, una mucho mayor, mucho más seria, una en la que hay una línea delgada, ínfima, tensa, entre la vida y la
muerte.
Se recibió de médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República en 1988. Era oftalmólogo, radiólogo y especialista en medicina nuclear, una especialidad médica que utiliza cantidades muy pequeñas de material radioactivo para diagnosticar y determinar la gravedad o
tratar varias enfermedades como algunos tipos de cánceres, enfermedades cardíacas, endócrinas, gastrointestinales, entre otras.
Ese fue el proyecto que llevó a cabo cuando, junto a su amigo el Doctor Carlos Heuguerot, fundaron la Fundación San Pedro del Durazno, una organización sin fines de lucro que busca colaborar con el “conocimiento, el progreso y el bienestar de los ciudadanos de la región centro norte de nuestro país”. Allí se desempeñaba como director técnico del programa de Medicina Nuclear.
Esta fundación, dice Heuguerot, fue el último gran proyecto del doctor López Lerena, uno más de los tantos que hicieron juntos. Se conocieron cuando estaban en facultad. Desde entonces continuaron trabajando siempre juntos, sobre todo en el área de la medicina nuclear.
Además, era Director Técnico de Tecnología Oftalmológica de Avanzada (TOA), un centro especializado que fue inaugurado en 2018, funcionaba dentro de la Asociación Española y que trata todas las patologías oculares, incluso aquellas que hasta ese momento eran operadas solo en
el extranjero.
"Estamos usando los mismos materiales que se utilizan en Estados Unidos y la Unión Europea. Es un equipamiento que por sus costos es inviable para cualquier emprendimiento individual o grupal. Los uruguayos hasta ahora tenían que viajar al extranjero para encontrar esta tecnología. Hoy eso se brinda en el TOA" dijo el doctor en la inauguración del centro.
También trabajaba en el Casmu, era docente del Instituto Pasteour, había participado en la cátedra de medicina nuclear en la Facultad de Medicina, fue jefe del Servicio Sanitario de Bomberos y estuvo un tiempo en la Sociedad Uruguaya de Emergencia y Trauma, entre tantas
otras cosas y cargos que tuvo en una gran trayectoria.
El doctor Heuguerot lo recuerda como “un excelente compañero, un hombre con una gran vocación de servicio. Alegre. Sabía vivir la vida y combinar placer con deber”. López Lerena, la segunda persona fallecida por coronavirus en Uruguay, la primera muerte en la salud, fue un apasionado, un convencido de su profesión, un “profesional sensible
poseedor de una gran calidez humana, autodidacta, con una gran capacidad de trabajo, siempre disponible para escuchar al amigo y trasmitir sus experiencias”, de acuerdo a la Fundación San Pedro del Durazno.
También fue un militante de la medicina.
Durante 15 años fue parte del Sindicato Médico del Uruguay (SMU): entre 2005 y 2007 formó parte del Comité Ejecutivo y además Comisión de Asuntos Internacionales como miembro responsable e integrando la Comisión de Asuntos del Sub-Sector Público. “Desde el SMU queremos reconocer y valorar el aporte que López Lerena realizó durante el ejercicio de su profesión y enviar a su familia y amigos nuestras sentidas condolencias”, escribieron en un comunicado el 1 de abril, el día en el que el doctor Juan José López Lerena murió tras contagiarse del virus que paró al mundo.