Pocitos es uno de los barrios montevideanos que más cambiaron a través del tiempo. Del pueblito de pescadores y lavanderas de hace 150 años a fines del siglo XIX pasó a ser un balneario urbano, con coquetos chalets en la rambla y un enorme hotel sobre la misma playa. Y desde hace 60 años comenzó a transformarse en una zona de edificios y comercios, con alta densidad urbana.

Y pensar que en 1831, cuando el capitán de ingenieros José María Reyes denunció la parte más cercana a la playa, se la tasó a seis pesos la cuadra… Por entonces el paraje tenía seis propietarios, todos con pequeñas chacras que daban frente a la actual calle José Ellauri. Y los fondos se confundían con los médanos que llegaban hasta la costa.

El primer plano de la zona, de 1868, la llama “Nuestra Señora de los Pocitos”. La fundación oficial del pueblo se registró en 1886, cuando ya había numerosas casas. A partir de ese momento, la intensa construcción fue modificando el perfil de la playa. Desaparecieron los grandes arenales y con ellos, dos de los tres arroyitos que los surcaban: uno bajaba por la actual plaza Gomensoro y el otro por avenida Brasil.

El último en irse fue el arroyo Pocitos, que marcaba el límite del barrio por el este: fue entubado en la década de 1930. Ya nada quedaba del paraje de las lavanderas.

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