Desde el ex Parque Hotel al Museo Nacional de Artes Visuales, del Teatro de Verano al estadio Luis Franzini, cada rincón tiene su historia, así como sus recuerdos para el visitante.

El paseo nació a fines del siglo XIX, resultado de dos circunstancias: la creciente afición por la playa entre la población montevideana y la quiebra del Banco Nacional, propietario de los terrenos en la zona adyacente a Ramírez. El predio pasó a la Junta Económico Administrativa de Montevideo, que los destinó a la creación de un parque. En 1896, una ley dio nacimiento oficial al Parque Urbano, que en 1917 pasó a llamarse Parque Rodó en homenaje al gran escritor.

En 1912, una publicación británica aseguraba: “El Parque Urbano es casi el único en el mundo que tiene como complemento de su belleza una playa tan hermosa como la Ramírez (…) El valor de este parque es enorme, y las propiedades de sus inmediaciones se han beneficiado con su vecindad, al extremo de pagarse por terrenos que a sus propietarios le costaron 30 centésimos el metro, 7, 8 y 10 pesos oro en la actualidad”.

Casi desde el origen tuvo sus atracciones mecánicas, que fueron evolucionando de acuerdo a la tecnología y al gusto del público. Entre todos, el más famoso fue el Tren Fantasma, escenario de tantas risas y nervios, desaparecido hace poco.

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