Indudablemente, es una de las grandes sorpresas de la noche. Adrien Brody se convirtió en el ganador del Oscar al Mejor Actor en la edición 2003.

Brody había sido nominado por el film de Roman Polansky "El pianista", era el único de los candidatos que nunca lo había ganado y el más joven (29 años) en conseguirlo.

Su primera reacción fue estamparle un gran beso a la actriz Halle Berry, encargada de darle el galardón. Extendiéndose mucho más del tiempo permitido para los discursos, agradeció a sus padres y al director Polansky mientras comentó que su rol le hizo dar consciencia de la "deshumanización" que provoca la guerra. Pidió que, tanto para los que crean "en Dios o Alá", haya una pronta resolución pacífica.