Pablo Meléndrez

La Justicia probó que al menos tres cheques librados por la Armada fueron cobrados por civiles, a pedido de uno los cuatro oficiales procesados a raíz de la simulación en 2008 de la compra de un banco de prueba para motores y una grúa hidráulica por US$ 600.000.

La jueza especializada en crimen organizado Graciela Gatti y la fiscal Mónica Ferrero, antes de procesar a los oficiales -uno de ellos el ex comandante Juan Fernández Maggio- tomaron declaración a tres personas que señalaron que en 2008, a pedido del capitán de navío Pablo Da Costa (quien prestaba servicios en la Dirección de Material Naval) cobraron cheques de la Armada y entregaron el dinero al oficial.

Los civiles son un matrimonio amigo de Da Costa y una mujer que es proveedora de la Armada en el rubro calzado, según surge del expediente judicial al que accedió El País.

Así, se respalda la tesis de que los marinos que llevaron a cabo las maniobras de manejo irregular de fondos de la Armada, implicaron a civiles.

En el caso puntual de la supuesta compra del banco de pruebas para motores y la grúa, los cheques fueron cobrados por dos personas que no pudieron ser identificadas y luego el dinero recayó en manos de Da Costa, quien se lo entregó al director de Logística, Gerardo Feble, también enviado a prisión.

A su vez, según reveló la semana pasada el ministro de Defensa, Luis Rosadilla, se probó que en 2008 un marino retirado y que actualmente es proveedor de la Armada en el rubro de papelería, cobró un cheque oficial de casi $ 7.000.000 en la sucursal del BROU del Montevideo Shopping.

La jueza Gatti y la fiscal Ferrero tienen a su cargo otras irregularidades en el manejo de fondos de la Armada. Las magistradas analizan 16 carpetas con otras compras que se presume también fueron simuladas.

Por otra parte, el capitán de navío retirado Alex Lebel, se reunió ayer con el ministro Rosadilla, y ratificó la existencia de otras irregularidades en la Armada. La semana pasada en el programa Código País de canal 12, Lebel aseguró que hubo casos de licitaciones dirigidas por los propios empresarios, y que esa situación era conocida por los almirantes.