Comenzamos con el numeral 6, que es el que corresponde al orden establecido en las dos fichas anteriores.
6) Expresiones verbales, a veces, inventadas; otras, con significado diferente al real.
"No pintar" (no pasar), "achicar" (esperar), "fuiste, ya fue" (no tiene arreglo, no tiene solución), "marchaste" (perdiste, no hay más posibilidades), "cabe" o "no cabe" (estar o no de acuerdo), "aguantar" (dar estímulo), "pelarse como un ajo" (irse rápido), "habilitar con unos mangos" (pedir dinero); "pegar un fonazo" (llamar por teléfono), "ir a un toque" (asistir a un recital, a un concierto), "irse al toque" (abandonar un lugar de manera apresurada).
Las dos últimas son prácticamente iguales en la forma. Sin embargo, nada tienen que ver en cuanto al significado.
—¿Saliste ayer?
—No pintó.
Achicame unos minutos y voy contigo.
No insistas; eso ya fue.
Te hubieras quejado entonces; ahora, ¡marchaste!
No me cabe salir contigo.
¡Aguanten, muchachos!
Me pelé como un ajo cuando vi a mi padre.
Habilitame con unos mangos para ir a bailar.
Le pegó un fonazo para avisarle que llegaba tarde.
¡El toque estuvo buenísimo!
Se fue al toque cuando vio que era tarde.
Algunas de estas expresiones se cuelan en el lenguaje de los adultos: "aguante"; en el del deporte, sea cual sea la edad de quien lo usa; "ya fue" con el agregado de "como dicen los chicos" (que es una forma de deslindar responsabilidades), en el idioma de las personas cultas del país.
7) Expresiones copiadas del inglés.
"Man" o "men", sin distinción para el singular y el plural (muchacho, chico), "fashion" o "refashion" (elegante, fantástico, genial, impresionante, pronunciada de una manera muy particular, en la que la "i" casi desaparece), sorry" (pronunciada con "r", sori, perdón, disculpas), "estar out" (pronunciada "aut", distraído, en otra cosa), "a full" (con intensidad, con esfuerzo), "estar cool" (pronunciada "cul", estar muy bueno).
¿Cómo estás, man?
Es refashion ir a ese lugar.
Sorry, no quise molestarte.
Siempre estás out cuando te hablo.
Tengo que trabajar a full.
Esto está cool.
En cuanto a la ortografía de estas palabras, hay que hacer determinadas precisiones.
En primer lugar, es raro que algún adolescente se valga de ellas por escrito; por lo tanto, no se les plantea el problema de cómo se escriben.
En segundo lugar, y en caso de darse la ocasión, la grafía dependerá del grado de conocimiento que, del otro idioma, tenga el joven.
La forma que elegimos en el texto corresponde al inglés, pero, posiblemente algunos adolescentes no reconozcan esas palabras como las que utilizan en su hablar corriente.
8) Palabras que usan con doble función: como insulto y como elogio.
La más común es "hijo de p...". Si se enojan con alguien, lo insultan de esa forma; pero, también se valen de la expresión como alabanza.
¡Si me seguís molestando, te rompo la cara, hijo de p...!
¡Qué bien canta el hijo de p...!
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Hay otra serie de vocablos y expresiones, que entran a nuestra lengua por intermedio de los medios de comunicación, especialmente, la T.V. argentina. En la mayoría de los casos, corresponden a un lenguaje ordinario, grosero, soez. Parece inútil dedicarse a ellas, porque es necesario combatirlas.
Las otras, que solo son el fruto de una determinada edad, de una manera particular de encarar la vida, no resultan peligrosas para el lenguaje. Así como llegan, desaparecen y, en cierto modo, marcan las particularidades de los hablantes jóvenes de una época.
¿Qué actitud tomamos los adultos ante esa forma particular de expresión?
Tendemos a combatirla, a mostrar desagrado, a dejar sentado que no podemos comprenderla. Eso es lo que busca, tal vez inconscientemente, el joven. Que su lenguaje asombre por lo creativo, por lo diferente.
En el enfrentamiento diario que, por cualquier causa, tiene con los adultos, el lenguaje se convierte en otro motivo de discusión.
Nada hará por modificarlo. Es más, repetirá una y otra vez lo que sabe que causa molestia y tratará de ampliar su repertorio.
¿Qué actitud tendríamos que tomar los adultos?
Mostrar una cierta indiferencia y tener presente que, también nosotros fuimos adolescentes Eso no significa, de ninguna manera, tolerar el idioma grosero.
Si los mayores nos expresamos con corrección, los jóvenes captarán esa forma de lenguaje y serán capaces de recurrir a ella, cuando las circunstancias así lo requieran.
Lo que, de ninguna forma debemos hacer, con el afán de acercarnos a los adolescentes, es usar, en nuestra forma de expresarnos, términos que pertenecen a su lenguaje y del cual son, excesivamente celosos.
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