Asumieron los nuevos jefes militares en medio de tensiones internas

El general Luis Pérez no asistió al cambio de mando

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Con la asunción de los generales Daniel Castellá y Wile Purtscher al frente de las Divisiones I (Montevideo y Canelones) y II (San José), el Ejército cerró una semana en la que estuvo en el centro de la polémica por el relevo del general Luis Pérez, el más antiguo en la jerarquía, a raíz de un fuerte altercado con el comandante en jefe Jorge Rosales que trasuntó el disenso por el que atraviesa la cúpula de la fuerza de tierra.

Los actos de asunción de ambos generales se celebraron por la mañana en San José, donde Purtscher subrogó a Castellá, y en Montevideo en horas de la tarde, donde éste tomó el comando del relevado Pérez, quien no asistió a la ceremonia de cambio de mando. Ambos actos fueron encabezados por el ministro de Defensa, Luis Rosadilla, y por el comandante Rosales.

Tras ser impuesto por Rosales al frente de la división más importante del Ejército en equipamiento y recursos humanos, el general Castellá admitió a El País que lo que le sucedió a Pérez "no fue un hecho normal", no obstante lo cual aplicó paños fríos al estado de la interna de los generales diciendo que "no hay preocupación" y que tras este episodio "la institución sigue".

DESLEALTAD. El martes, tras un incidente ocurrido un día antes, Rosales decidió relevar del mando de la División I a Pérez, con quien había tenido una fuerte discusión por diferencias personales y reclamos por la actuación del comandante, que terminó entre insultos. Rosales argumentó que hubo "deslealtad" de Pérez con el mando y recibió el respaldo del presidente José Mujica, quien apoyó la decisión.

La reacción de Pérez tiene eco en varios integrantes de la junta de generales del Ejército, quienes no comparten la forma de conducción que lleva adelante el comandante, en particular por la actitud que ha tomado en relación con la propuesta oficialista para anular la ley de Caducidad.

Luego de la asunción de Castellá, Rosadilla no hizo comentarios sobre ese tema aunque aclaró que los generales, como representantes de la cúpula de la institución verticalista como es el Ejército, se expresan a través del comandante.

Rosadilla dijo a El País que no hay destino resuelto para Pérez, quien aún tiene dos años para permanecer en actividad. Pérez declaró a El País que piensa irse "por la puerta grande" del Ejército y confirmó que el problema con Rosales fue por cuestiones personales.

El ministro Rosadilla concurrirá la semana próxima al Parlamento para explicar estos incidentes ante las comisiones de Defensa del Senado y la Cámara de Representantes, en medio de un nuevo reclamo del Partido Nacional para que sea sustituido por el gobierno debido a que consideran que no tiene "capacidad" para conducir la relación del Poder Ejecutivo con las Fuerzas Armadas.

RENUNCIA. Rosadilla reiteró que no piensa dejar el cargo como se lo pide la oposición.

"Soy hombre del presidente y el día que el presidente determine que el período ha llegado a su finalización no habrá discusión. Mientas el presidente me pida que mantenga la responsabilidad del cargo, allí estaré", precisó.

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