EDUARDO CASANOVA
MÉDICO DE UCM
La senectud es el período de la vida que comienza a los sesenta años, pero algunos sostienen que senescencia no debe confundirse con envejecimiento. En ese concepto, avanzar en edad no significaría lo mismo que envejecer, pues la senescencia no supone necesariamente padecer enfermedades. Esta filosofía biológica distingue, como se hace con el vino, el envejecimiento del añejamiento; sin confundir la maduración que traen los años con el avinagramiento.
Nadie discute que la edad avanzada aumenta la incidencia y gravedad de diferentes padecimientos, los "achaques del viejo", pero todos conocemos personas con una edad biológica que no coincide con la cronológica: hay jóvenes con alteraciones de la salud que parece envejecerlos, y otros se mantienen vitalmente jóvenes, pese a su edad. Parecería que la edad en sí misma, sin enfermedades agregadas, no implica necesariamente el deterioro que define el envejecimiento.
En particular en el sexo femenino es común confundir la menopausia con diferentes trastornos osteo-articulares y musculares, habituales en el envejecimiento, como son las artrosis y la osteoporosis. Sin embargo esta situación se modifica con la actividad muscular. Quizá no es mera coincidencia que Jane Fonda, quien en la década de los 70 simbolizó el combate contra el sedentarismo, sea actualmente un claro testimonio de la diferencia que existe entre madurar y envejecer.
Se dijo con razón que la edad biológica es la edad de las arterias del individuo, pues mucha de la patología del envejecimiento se relaciona con la arterioesclerosis. Pero la edad arterial no depende sólo del tiempo de vida, sino del estilo de vida.
Del mismo modo que hay factores determinantes para que el vino madure o se deteriore, también puede observarse en la salud humana, donde el tiempo no ha de dejar siempre su huella en forma de "estragos". Ese deterioro suele ser consecuencia de una vida sedentaria, con sobrepeso, cometiendo abusos dietéticos, consumiendo alcohol, drogas, o tabaco. Pero también es posible encanecer sin enfermar si se cultiva "una vida sana".
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José Mazzini 2957
Edad biológica y cronológica.
Existe un fundamento real para distinguir la edad biológica de la cronológica. El estilo de vida es fundamental para evitar el envejecimiento arterial, mejorando la capacidad osteo-articular y metabólica, y evitando las alteraciones de las grasas en la sangre que llevan a la arterioesclerosis.
Los malos hábitos.
Los malos hábitos son el consumo de tabaco, alcohol y drogas psicotrópicas, el sedentarismo, el exceso de calorías y grasas, el trabajo excesivo que lleva a estrés. Todos estos factores se asocian y retroalimentan en un "círculo vicioso", que es el que potencia el envejecimiento arterial.
El riesgo de jubilarse.
El retiro laboral es factor multiplicador de las limitaciones que hasta entonces se estaban incubando, al promover diferentes factores de riesgo arterial. Por esta vía se retroalimentará y se aumentará la incidencia de diversas patologías cardiovasculares, respiratorias y neurológicas.