Son los que se benefician de las entradas gratuitas y para ingresar cumplen un “ritual”.
Una estructura piramidal de cinco partes compuesta por un "jefe", "fracciones", "lugartenientes", "soldados" y "banda". Así está compuesta la barra brava de Peñarol. Funciona con una estructura similar a la de una organización criminal donde el poder está en disputa y el control depende del tráfico de drogas en la tribuna, la venta de entradas remanentes y los ingresos generados a partir de las donaciones hechas por jugadores de fútbol.
La radiografía de la barra brava de Peñarol fue presentada por el ministro Eduardo Bonomi en la interpelación del pasado miércoles 15. Los datos surgen de la investigación judicial en curso y revelan la estructura desarticulada que funcionaba hasta el día del clásico (el 27 de noviembre de 2016) entre Peñarol y Nacional, donde fue arrojada una garrafa desde la tribuna Ámsterdam.
El lugar de jefe estaba continuamente en disputa, aunque hasta el 2015 el líder indiscutido era Jorge Rivero, quien dejó de serlo ante el creciente ascenso de grupos que cuestionaban su liderazgo y reclamaban parte de los negocios. Solo por permitir la filmación de la película "Manyas", Rivero recibió un pago de US$ 60.000 según surge de la apertura judicial de sus cuentas bancarias.
Una vez que Rivero perdió su liderazgo quedan en escena Renny Auditore Ferreira (fallecido después de haber recibido 15 tiros), Fernando Rodríguez (víctima de un atentado con 34 tiros en Villa Española) y Erwin Parentini. Por su parte, la Comisión de Seguridad de Peñarol identificó a 19 personas como los cabecillas responsables de hechos de violencia asociados a la barra brava. De ellos, siete murieron por sicariato y los 12 restantes tienen en su haber aproximadamente 60 tipos de delitos distintos.
Por debajo de los jefes se ubican los llamados "lugartenientes" que son aproximadamente 50 y casi en su totalidad han sido parte de la seguridad de Peñarol teniendo en algunos casos cargos rentados por el club y en otros beneficios en entradas, viajes y carnés de socios. Estos "lugartenientes" "son los que dirigen el andamiaje delictivo" remarcó Bonomi, ya que en su inmensa mayoría tienen antecedentes por rapiñas, hurto, tráfico de drogas y homicidios.
Después de ellos se ubican los "soldados". En se grupo hay aproximadamente 400 personas y son quienes se benefician de las entradas gratuitas para los partidos. Ser parte de este grupo implica un proceso de cooptación y en ocasiones un "ritual de ingreso" al grupo al que le honran lealtad, estando dispuestos a enfrentarse a otras barras de cuadros rivales, a la Policía y a defender el espacio de cada barra al interior de la Ámsterdam. Según Bonomi, los "soldados" tienen funciones variadas y estructuradas esto incluye a los músicos, bombos e instrumentos de viento, los que dirigen los cánticos, los "abanderados" (que despliegan las banderas y trofeos) y los "perros", que integran el grupo de seguridad del jefe y controlan el funcionamiento de la tribuna.
La "banda" la integran los que se encuentran a la periferia de los "soldados". La aspiración de estos integrantes es escalar en la estructura y pasar a tener el beneficio de las entradas, que está reservado para el nivel superior, explicó Bonomi. Durante la interpelación, el ministro dio cuenta que en el club habían 140 "socios a tasa cero", es decir que no pagaban la cuota.
Todo empezó a partir de 1985
El origen de la barrabrava tal como se conoce hoy día fue historiado por el ministro del Interior, Eduardo Bonomi durante la interpelación del pasado miércoles 15.
La consolidación de las barras se produjo a partir de 1985, allí se originó una forma de violencia colectiva, organizada, estructurada y sistemática, "que tiene fuertes puntos de contacto con la delincuencia organizada".
Registran 90 caras por segundo
Las cámaras de identificación facial —que serán instaladas antes del 31 de marzo en el Estado Centenario— permitirán grabar hasta 90 caras por segundo, las cuales quedarán automáticamente archivadas en el software que manejará la Policía para controlar el ingreso de los hinchas al Estadio.
El diputado frentista Luis Enrique Gallo (Asamblea Uruguay) explicó a El País que cuando se empiecen a usar las cámaras deberá estar vigente un protocolo de actuación a los efectos de que tanto la Policía, como los integrantes de seguridad de los clubes y la Asociación Uruguaya Fútbol sepan el funcionamiento del sistema y puedan aplicarlo. En todas las puertas del Estadio Centenario quedarán instaladas las cámaras, donde la persona que ingresa deberá mostrar su cédula de identidad. Si dentro del Estadio, el hincha comete un acto de indisciplina, el personal que monitorea las caras podrá "marcar" a la persona.
A la salida, las cámaras lo identificarán y a los funcionarios policiales que estén en la puerta del Estadio (con una tablet) les saltará un aviso de que esa persona deberá ser detenida de acuerdo a la falta que haya realizado.
Gallo comentó que la persona que cometió una "falta menor" podría hasta irse a su casa sin problemas, pero cuando en otra oportunidad quiera ingresar al Estadio se le impedirá. "Para que todo sea claro y no se produzcan inconvenientes es que creo necesario el protocolo de actuación", agregó el diputado.
VIOLENCIA EN EL FÚTBOLVALERIA GIL