Cae la última casa antigua sobre la rambla de Pocitos

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La casa se mantuvo durante años a múltiples ofertas inmobiliarias. Foto: Archivo El País
NOTA POR ULTIMAS CASAS EN BARRIO POCITOS, FOTO GUIMARAENS, ND 20101029

La próxima semana culmina demolición de obra proyectada por Vilamajó.

Comenzaron a demoler la única casa que se mantenía en pie frente a la Playa Pocitos, en la Rambla República del Perú, entre Buxareo y Pereira de la Luz.

Ahora solo queda la fachada, y la semana próxima no habrá ni escombros. Se dará por cumplido el trabajo de la empresa contratada y sobre el terreno baldío de 700 metros cuadrados empezará a cimentarse una torre, a pasos de Kibon y del predio en donde también fue demolida —en 2011— la última mansión de ese tramo costero, construida por el arquitecto argentino Arturo Dubourg, vendida en casi 9 millones de dólares y sustituida por el lujoso hotel Hyatt, que se inauguró en 2016.

"Hace dos semanas que empezamos a trabajar, se están haciendo protecciones contra los edificios y un vallado para poder picar el frente y tirar abajo la casa", dijo a El País Marcelo Mazzoli, de la empresa Tramec.

El proyecto arquitectónico de esta vivienda, por la cual se habría pagado 5 millones de dólares hace tres años, fue encargado a Julio Vilamajó en la década de 1930.

Se trata de una edificación pensada originalmente como residencia de veraneo, que cuenta con una amplia fachada pero debajo de su techo de tejas no tenía demasiados metros construidos en relación a la superficie del padrón. La mayor parte del espacio estaba ocupada por un jardín y patio trasero.

En la planta alta había tres dormitorios y un baño, abajo estaba el comedor, un living, otro baño y un garaje para dos vehículos. El último propietario que allí vivió fue Carlos Alberto Bauzá, quien hacia 2011 se trasladaba en silla de ruedas pero mantenía la lucidez mental y su negativa a todos los ofrecimientos para comprarle la casa que le habían presentado desde varias inmobiliarias.

Por esa época, después de visitar la casa, Paula Barquet escribió en Qué Pasa de El País: "a Bauzá no le importa el potencial negocio que significa su casa. No solo ha descartado de plano venderla: algunas propuestas de todas las que recibe casi semanalmente ni siquiera las ha leído".

Bauzá, médico, profesor de pediatría y autor del libro "Los Capitanes del Puerto de Montevideo", se había mudado a la casa de la rambla junto a su esposa, después de la muerte de sus padres, que eran quienes habían solicitado el proyecto a Julio Vilamajó.

Como Bauzá no tuvo hijos, y falleció después que su esposa, los herederos naturales de la casa fueron sus sobrinos.

Patrimonio.

Esa propiedad en ningún momento integró la agenda de nadie para ser considerada un bien patrimonial de interés, sea por quienes vivieron allí o por el autor de la obra. Nunca gozó de un grado de protección a nivel nacional o departamental. En opinión del arquitecto William Rey Ashfield, catedrático universitario, doctor en Historia del Arte y presidente de la Comisión de Patrimonio entre 2007 y 2008, "es una muy buena casa pero ya se definió hace mucho tiempo que la rambla iba hacia otro nivel de altura. Si la apuesta es a una rambla homogénea, hay que seguir adelante para lograr eso. Para algo está la planificación de la ciudad, y el proyecto de rambla que se hizo hace mucho tiempo".

El docente agregó que además no cree "que se deban proteger las cosas por la firma, si esa casa no tuviera esa firma (la de Vilamajó) seguramente nadie levantaría la voz por su demolición. Hay una propuesta urbana imaginada que le hizo ganar homogeneidad y valor a la rambla, y por eso se debe completar".

Rey estima que en la rambla de Pocitos "hay una buena producción de arquitecturas, sobre todo las de la década de 1950, que en el conjunto, aun mezcladas con otras que no son tan buenas, conforman un contexto muy unitario".

Al piso

La única casa que en la rambla de Pocitos y Buxareo, cerca de Kibon, frente a la plaza Winston Churchill, se mantuvo durante años resistiendo a múltiples ofertas de inmobiliarias, fue vendida hace tres años y ahora está siendo demolida. Hoy ya está instalado el vallado de chapas para proceder la próxima semana a tirar abajo la fachada y dejar el predio listo para dar paso a otro edificio, que completará la propuesta urbana planificada para dar homogeneidad al tramo. El proyecto de la vivienda lo hizo el reconocido Julio Vilamajó.

ARQUITECTURAS

Las torres y su sombra en la faja playera.

Debido a la altura de los edificios de la rambla, la playa Pocitos queda bajo la sombra a tempranas horas de la tarde, a las 17:00 en plena temporada estival. Para cambiar esa realidad, en 2005 la Intendencia de Montevideo había comenzado a estudiar un proyecto que consistía en ensanchar la faja playera, ganándole unos 50 metros al mar, es decir la distancia máxima en que hoy los bañistas pueden ingresar al agua caminando.

"En Pocitos no queda ni una de las magníficas mansiones de principio de siglo. Han sido sustituidas por edificios banales que dan sombra al mar porque están del lado norte. Nos guste o no a las tres de la tarde Pocitos se queda sin sol, un absurdo", declaraba a El País el arquitecto Carlos Ott, en una entrevista de 2014 en donde expresó una posición diversa a la de algunos colegas que destacan ciertas arquitecturas de ese tramo de la rambla, así como la homogeneidad del conjunto.

Aquellas mansiones a las cuales alude Ott, conformaban "una sucesión interminable de casas y jardines, obras de arquitectura que no descuidaban ninguno de sus ángulos: casas con tejados, miradores y cúpulas para los que las miran desde arriba; casas con portales, escaleras y balcones finamente diseñados para los que pasan por la vereda; casas de un refinamiento difícil de encontrar hoy día", según lo recordaba Alfredo Ghierra en nota de El País sobre aquel barrio del 900.

Para Ott, "si en Pocitos hubiéramos mantenido esas casas (de principios del siglo XX) y si de pronto poníamos una torre pasada en pisos no hay ningún problema. Quisimos hacer eso en Forum y no nos dejaron, creo que era una solución buena. Ahora estamos haciendo un edificio mucho más bajo, llenando la morfología de la manzana. Yo concuerdo con el arquitecto Mariano Arana en que la altura no es en sí mala. La altura baja puede ser muy mala si se hace un muro continuo de kilómetros", sostuvo Ott.

"Podemos hacer una torre alta, altísima a condición de que no sea anchísima, para evitar que sea un mastodonte. Si es una aguja, la sombra que genera es larga, pero es angosta y se mueve rápidamente", afirmó Ott.

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La casa se mantuvo durante años a múltiples ofertas inmobiliarias. Foto: Archivo El País

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