En la zona costera están proyectados los mayores impactos por el cambio climático, debido al aumento del nivel medio del mar y a la alta presión de las actividades humanas sobre los recursos naturales de la zona.
En este sector -que genera el 70% del PBI del país- conviven el turismo, la pesca, el transporte marítimo, la forestación, infraestructura, industria y urbanizaciones, con áreas naturales como playas, barrancas y humedales, que tienen alto valor en biodiversidad y funcionalidad ecosistémica.
Además de los costos económicos, las zonas ribereñas enfrentan riesgos ambientales de magnitud: erosión de la costa, proliferación de algas, pérdida de playas, riesgo de inundaciones con aumentos de las descargas de ríos, y otros como la intrusión salina.
Estas consecuencias podrán impactar en áreas naturales como los humedales, las lagunas costeras y los sitios de cría de aves migratorias, así como en las pesquerías, por los cambios en la posición del frente salino.