ANDRÉS LÓPEZ REILLY
El Castillo Pittamiglio del balneario Las Flores será recuperado por la Intendencia Municipal de Maldonado para integrar el circuito turístico del departamento. Su viejo murallón esconde leyendas de esoterismo, alquimia y orgías multitudinarias.
Alguien dijo que Humberto Pittamiglio y Francisco Piria podrían haber sido personajes de una novela de Dan Brown. Pero fueron seres reales. Políticos, empresarios y destacados constructores del siglo XX, que dejaron un legado tan rico en edificaciones como en mitos y leyendas que coquetean con la alquimia y el esoterismo.
La que fuera residencia de descanso de Humberto Pittamiglio en el balneario Las Flores es una construcción singular. Simula ser un gran castillo, pero es pura fachada. La visión caricaturizada sería el Tren Fantasma del Parque Rodó: un frente estilo medieval, con torreones y pasadizos, y una construcción pequeña y casi escondida detrás, de baja calidad y a medio terminar.
En ella se valoriza un jardín con abundante simbología, un diseño de caminos que hoy está invadido por la maleza, ánforas, pelícanos y un Cristo redentor al fondo.
El castillo está rodeado de unas 80 hectáreas de bosques, en las que existe una propiedad que utiliza la Intendencia de Maldonado para reuniones del jefe comunal. Detrás de ese terreno tenía su restaurante el "Negro" Juan Pablo Capdepon, quien también se había interesado por los secretos de la alquimia que él aplicaba en la cocina. Hay quienes aseguran que el cocinero fallecido este verano en un accidente, descubrió en los terrenos de Pitta- miglio siete aljibes, un dígito "que todo lo contiene", según la numerología.
El siete es la figura protectora, el que lleva en sí mismo fuerzas diferentes que nunca llegarán a enfrentarse, para proporcionar protección y seguridad. En base a estas creencias vivió Humberto Pittamiglio: primero arquitecto e ingeniero, luego político y ministro de Obras Públicas. Antes que nada, alquimista. Su "castillo" es el resumen de muchos eventos que jalonaron su vida personal y profesional.
Para recuperarlo e integrarlo al recorrido turístico de la zona, la Intendencia lo ha puesto en obras, aunque desde hace años forma parte de otro circuito: el que recorren peregrinos y turistas que buscan un contacto con fuerzas "superiores".
EL LUGAR. El sitio tiene una vista privilegiada, frente a un terreno yermo y desabrigado que se prolonga por varios kilómetros. Fue construido por Pittamiglio en 1956, en una época tardía de su vida: 11 años después, fallecía en Montevideo, soltero y sin hijos, víctima de una bronconeumonía.
Legó sus bienes a instituciones filantrópicas y del Estado, dejando el castillo de la rambla Wilson a la Intendencia Municipal de Montevideo y el de Las Flores a la comuna fernandina. En su testamento aclaró que las concesiones no serían para siempre, sino "hasta su retorno". El castillo de Las Flores acumula tanto misticismo co-mo historias vinculadas a la vida personal de Humberto Pittamiglio, un conocido homosexual. Entre las habitaciones existen pequeñas aberturas que se cree eran ventanas a la contemplación voyeurista por quienes participaban de las orgías que allí se realizaban.
La construcción se encuentra actualmente en un avanzado estado de deterioro.
Allí vivió durante décadas una pareja de caseros "que nadie podía desalojar", según dijeron a El País integrantes de la Comisión de Vecinos del balneario Las Flores.
"Una vez, durante el gobierno del Partido Colorado, sacaron del predio hasta al ex vicepresidente Luis Hierro López", contó un habitante de la zona.
El intendente Óscar de los Santos ofreció a los caseros construirles una vivienda dentro del terreno. Allí viven ahora y siguen trabajando para la administración municipal.
Piria, el Papa y el viaje del Santo Grial
Humberto Pittamiglio fue "iniciado" en las artes místicas por Francisco Piria.
Estos rituales tuvieron lugar en tres lugares cercanos: el Castillo de Piria, la Colonia de Vacaciones de Piriápolis (primer hotel del balneario) y en una cueva que se encuentra en el Cerro Pan de Azúcar.
Según explicó a El País el experto en temas místicos Carlos Rodríguez, quien desde hace años organiza recorridos espirituales con viajeros que llegan a Uruguay a interesarse por todos estos temas, la "iniciación" es el proceso por el cual "se expande la conciencia a otra realidad, comenzando a trabajar con la energía, la materia y los elementos".
El experto aseguró que el Castillo Pittamiglio de las Flores albergó nada menos que el Santo Grial a partir de 1956, uno de los principales íconos del cristianismo. Habría permanecido en el castillo del alquimista en la rambla Wilson de Montevideo entre 1944 y 1956. Este elemento, un cáliz aparentemente, "fue llevado luego al Vaticano por el papa Juan Pablo II" tras su segunda visita a Uruguay. "El Castillo Pittamiglio de Las Flores integra una ruta mística que hacen cientos de peregrinos que vienen desde todos los lados del mundo", explicó Rodríguez. Esa ruta va desde la Sierra de las Ánimas hasta la ciudad de Piriápolis, "que está hecha con geometría si se la mira desde arriba, con el árbol de la vida", añadió.
La puerta principal tallada en madera
La puerta principal aún conserva parte de su viejo esplendor. El ingreso es por la parte trasera, como en el castillo Pittamiglio de la rambla Wilson, en Pocitos, al que se entra por la calle Francisco Vidal. La puerta está ubicada bajo un alero de cemento que, al igual que otros espacios de la construcción, está a medio terminar.
Un jardín repleto de simbología
Pittamiglio trajo de Europa el Cristo redentor que colocó a los fondos de la propiedad. Antes podía verse desde la calle. El jardín está repleto de simbología. Tiene camineros, ánforas, pelícanos y otras esculturas. Los caseros que cuidaron durante años la propiedad construyeron una piscina de cemento y un parrillero.
El salón principal con vista al frente
Todos los espacios del castillo Pittamiglio son sorprendentemente reducidos para el terreno en el que se encuentra. La construcción también es de baja calidad, lo cual representa un verdadero enigma, pues su propietario era un hombre acaudalado, como lo demostró su testamento. El estado actual de la histórica construcción es de un abandono total.
Ventana indiscreta en la habitación
Se cree que Pittamiglio, que no ocultaba que era homosexual, colocó puertas y ventanas entre las habitaciones para participar de las orgías que se realizaban en su castillo y fisgonear lo que ocurría en cada cuarto. El arquitecto no pudo ingresar a la masonería, con la que tenía afinidad, por su condición sexual.