BERNADETTE LAITANO
En breve, cinco robots programados por Ingeniería defenderán la celeste en un campeonato de fútbol. También buscan financiamiento para lanzar un satélite desarrollado por uruguayos y testean un dispositivo para asistir a neurocirujanos.
En el Hospital de Tacuarembó un neurocirujano realiza una intervención quirúrgica. Además de sus conocimientos y su experiencia, usa un neuronavegador que le dice exactamente cuál es la posición del bisturí en el cerebro del paciente a operar.
Importar este asistente tecnológico desde Estados Unidos cuesta US$ 100.000, pero ese hospital lo está usando como prototipo de prueba. Deberán pasar al menos seis meses para conocer su evaluación final, y si es satisfactoria, el precio no superará los US$ 30.000. La razón: fue desarrollado por un equipo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
"Este dispositivo, que son dos cámaras infrarrojas que se ponen en el quirófano, lo que permite es tener una retroalimentación, en tiempo real, de dónde está el bisturí en el momento en que el médico lo está manejando y que él pueda ver, a través de una computadora, dónde está en relación con las tomografías y resonancias que tiene del paciente. Le permite tener una precisión mejor", explica Pablo Monzón, director de la carrera de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería a El País.
El neuronavegador se está desarrollando a nivel de prototipo con la financiación de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y la Universidad de la República. "Estas cosas ya existen en el mundo, pero estamos hablando de hacerlo acá comprando la parte de las cámaras y desarrollando la parte de software que hace falta para el cruzamiento de imágenes. Termina teniendo un costo inferior a un tercio del valor de mercado de Estados Unidos", puntualiza Monzón.
La presentación de este nuevo asistente para los neurocirujanos se realizó el miércoles en Zonamérica con motivo del Tech Day. Allí, diferentes innovaciones y desarrollos tecnológicos dieron cuenta de hacia dónde está yendo Uruguay en materia de Ingeniería Eléctrica o en Computación. Se presentó, por ejemplo, una mesa multi-touch desarrollada con la misma tecnología que utiliza la Microsoft Surface, en la que cámaras infrarrojas detectan la imagen de los dedos.
Los objetivos intrínsecos de varios de los productos presentados eran fomentar en los uruguayos, desde la infancia o la adolescencia, la generación de robótica y de programación.
Uno de los ejemplos es el Proyecto Butiá, que procura integrar la robótica a las XO del Plan Ceibal. A través de un convenio con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), un equipo de ingenieros diseñó una plataforma que transforma a la ceibalita en un robot. "Es para que, desde Primaria, aprendan a programar robots", dice a El País Gustavo Armagno, uno de los responsables.
La robótica tiene múltiples aplicaciones, como el rescate de personas, enviando robots a zonas que representan un peligro para los socorristas, por dar un ejemplo. Pero también se aplica en la industria automotriz o en la poda de los campos de azúcar, entre otros.
DE TAQUITO. En materia de robótica, también destaca el armado y la programación de robots bípedos que juegan al fútbol, sobre todo porque hay cinco ejemplares en la Facultad de Ingeniería de Udelar esperando para poder competir a nivel internacional.
"Los kits robóticos ya vienen hechos, es decir, vienen todas las piezas y los motores, el jugador. En lo que trabajamos nosotros es en hacer un comportamiento para robots, es decir, darles inteligencia y que trabajen en cooperación", señala Federico Andrade, estudiante de Ingeniería e integrante del equipo de alumnos y egresados que trabajan actualmente para poner a punto los jugadores.
Esos robots funcionan de manera autómata, es decir, una vez programados, durante el partido nadie los controla por control remoto para ordenarles qué movimientos tienen que hacer. "Además, coopera con los demás, o sea, si la pelota está en medio de dos robots, se consultan por medio de una red wi-fi. Todas esas cosas que uno en el fútbol las ve y son naturales, hay que resolverlas en un robot, hacer un programa, darle play, que los cinco jueguen y ganen", explica Andrade.
ESPACIO. Quizá en materia de proyectos, uno de los más ambiciosos sea el de poner en órbita un satélite uruguayo. De hecho, ya hay un equipo de profesionales trabajando en su armado en la Facultad de Ingeniería. "Es un satélite que podemos definir como educativo", adelanta Pablo Monzón. "Su objetivo es mostrar que esto se puede desarrollar acá, que se puede poner en órbita. Una vez que esté en órbita, va a poder servir para que puedan interactuar con él. Va a ser la primera vez que los uruguayos vean a Uruguay desde arriba, a través de algo fabricado en Uruguay. No es un satélite comercial", aclara el profesional. "No brinda prestaciones de telecomunicaciones, pero sí es un satélite que tiene cámaras, sensores de temperatura, de presión".
Actualmente se encuentra en la etapa final. Sus creadores procuran conseguir financiación: "Los materiales que se necesitan para estar en el espacio son muy caros. Sólo el lanzamiento sale entre US$ 40.000 y US$ 50.000 -debe hacerse en Estados Unidos-. Los materiales serían otro tanto, así que el monto global, para poder decir que de acá a poco tendremos un satélite, sería alrededor de US$ 100.000", resume Monzón.
Las cifras
100 mil Los dólares necesarios para poner en órbita el primer satélite uruguayo.
1.000 Dólares es lo que cuesta cada kit para armar un Robot Biolid, que juega al fútbol.