Cómo manejarse con las nuevas reglas de la RAE

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Sorpresas del idioma

A partir del primero de enero de este año empezaron a correr las nuevas "sugerencias" e "imposiciones" de la Real Academia Española (RAE) para con el idioma español. La flamante edición de la "Ortografía de la lengua española", que se editó en diciembre, trajo desde un principio controversias protagonizadas por sus detractores. Las reglas dadas a conocer implican la suspensión de tildes, la castellanización de palabras provenientes de otras lenguas y nuevos nombres para viejas letras, entre otros cambios.

Adrián Sack | La nación / GDA

La llegada de 2011 no solo significó una vuelta de página para la historia, sino también para el uso del idioma español. A partir del primero de enero, las nuevas reglas y recomendaciones incluidas en las 745 páginas de la edición de la Ortografía de la lengua española, editada en diciembre por la Real Academia Española (RAE), comenzaron a regir y a generar dudas y polémicas.

El propio presidente de la RAE, José Manuel Blecua, se esmeró en aclarar en los últimos días que la mayoría de las modificaciones anunciadas por los medios como "cambios impuestos" por esa institución no son más que "simples recomendaciones", mientras que las alteraciones más radicales "sólo obedecen a la consolidación de reglas" que en la edición anterior de la Ortografía, de 1999 y con 577 páginas menos que la actual, presentaban alternativas en su empleo o aparecían como recomendaciones.

Este último es el caso de las palabras "guión", "huí", "Sión", "truhán" o "fié", que ahora deben escribirse obligatoriamente sin tilde, a no ser que sean empleadas, como en esta nota, para dar cuenta de la modificación. Pero desde la RAE se insistió en que el uso de las nuevas formas prescindentes de acentuación ortográfica ya habían sido aprobadas 11 años atrás, por lo que tal supresión representa, apenas, la ratificación de una regla preexistente.

De igual manera, la muy española tendencia a castellanizar los términos extranjeros tiene, desde ayer, forma de ley.

Ya no será correcto escribir "piercing", "catering", "sexy", "judo" o "manager" si no se hace en bastardilla o cursiva, con el fin de remarcar su origen extranjero. Desde el primer minuto de 2011, sólo se puede escribir sin este recurso la forma adaptada al idioma español de estas palabras, es decir, "pirsin", "cáterin", "sexi", "yudo" y "mánager". También sucede lo mismo con los nombres propios, donde Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.

En la lista de las imposiciones más drásticas, también se hace notar la muerte de la tilde en la conjunción disyuntiva "o" cuando es escrita entre números, lo que originalmente se recomendaba para que la letra "o" no fuera confundida con el número "0".

Ya no existen más los ex presidentes ni los ex maridos, aunque sólo nominalmente, porque luego de las modificaciones publicadas en la Ortografía de la lengua... , pasaron a ser "expresidentes" y "exmaridos". Tan sólo las expresiones compuestas, como alto comisionado o capitán general, podrán utilizar el prefijo "ex" por separado.

La supresión del acento ortográfico en el adverbio "sólo" y los pronombres "éste", "ése" y "aquél" no será obligatoria, ya que, tras arduas discusiones entre académicos, se decidió mantener el uso de ambos.

"A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde, incluso en casos de doble interpretación", dice el texto, donde el "deberá" fue degradado en su rigor a un simple "podrá".

El empleo opcional de las modificaciones también se extiende a una de las reglas que más polémicas despertaron: el reemplazo de la "b" corta por la más castiza "uve" para denominar a la letra "v", o la desaparición del nombre "i griega" para designar a la "y", se pasa a llamar "ye" por resultar su uso "el único recomendado para todo el ámbito hispánico, por ser más simple y distinguirse directamente, sin más necesidad de especificadores, del nombre de la vocal i".

Frente a las controversias y resistencias generadas por la gran cantidad de modificaciones de las reglas incluidas en la nueva ortografía, que comprende la supresión en el alfabeto de la "ch" y la "ll", José Manuel Blecua se esperanzó de que todos los cambios impuestos y propuestos "serán asimilados en cuanto se empiecen a enseñar en las escuelas".

"En cuanto eso se enseñe en la escuela, no habrá inconvenientes" sostuvo.

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