Las gónadas masculinas (testículos) generan testosterona por las células de Leydig, y espermatozoides por las células de Sértoli. Ambos tipos celulares son estimulados desde la hipófisis, respectivamente por dos hormonas: la luteinizante (LH) y la folículo-estimulante (FSH).

Estas dos hormonas hipofisarias son estimuladas desde el hipotálamo por una tercera, que es la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH).

Luego de que la testosterona alcanza sus valores máximos en la adolescencia, desciende del mismo modo que lo hacen los estrógenos en la mujer.

El mencionado cronómetro biológico es comandado desde el hipotálamo, que al descender la GnRH produce en el varón un descenso progresivo de los niveles de testosterona en sangre.

El hipogonadismo (disminución de la función de las gónadas), en testículos y ovarios se instala más abruptamente en la mujer. En el varón el descenso de testosterona se estima que es de 100 ng cada 10 años.

Estudios recientes de este eje hipotálamo-hipófiso-gonadal indican que la deficiencia de andrógenos observada en el envejecimiento de los varones es causada por disminución de la secreción hipotalámica de la GnRH.