J.L. AGUIAR
El principal aliado con que contaba Mujica para encarar la reforma del Estado no respalda las iniciativas que acaba de presentar el Presidente. El Partido Comunista considera que, tal como está diseñada, "esta reforma no sirve para nada".
"El Estado debe ser controlador, impulsor e inversionista de la economía, así como regulador de la actividad privada... Se trata de construir un Estado de nuevo tipo, al servicio de otro bloque de poder".
Esas ideas, que están incluidas en el actual programa de gobierno del Frente Amplio, son las que deberían impregnar la reforma del Estado, a juicio de la dirigencia del Partido Comunista. El borrador de reforma presentado la pasada semana por el Presidente José Mujica "no contiene nada de esto y está mal encaminado", dijo el secretario de organización del PCU, Carlos Tutzó.
La opinión de los comunistas sobre este proyecto insignia del gobierno es relevante: aun antes de las elecciones, Mujica había consignado que no era posible ninguna reforma en el Estado sin el apoyo de un partido que tiene un fuerte peso en los sindicatos y en las organizaciones de base del Frente. Pero, a tenor de lo que indicaron las fuentes consultadas, el principal aliado que tuvo Mujica en la campaña electoral no está dispuesto a acompañar esta reforma, sino otra bien distinta.
"Hemos leído el borrador y hay ideas, al comienzo del texto, que compartimos, cuando se expresa que `el fortalecimiento institucional del Estado constituye un proceso de transformación fundamental en el camino que transita la sociedad uruguaya hacia niveles más altos de desarrollo económico y social`. Pero de ahí en adelante, nada tiene que ver con lo que se aprobó en el Congreso del FA", dijo Tutzó.
Para él, ese borrador debería denominarse `Ejes de las relaciones laborales del Estado con sus trabajadores`, porque "es a eso a lo que apunta: sólo habla de la relación con los empleados. Pareciera que el problema son los trabajadores estatales, y no el Estado en sí", afirmó.
ESPÍRITU DIFERENTE. Para Tutzó, el gobierno no ha propuesto "una reforma del Estado" tal como la aprobó, por abrumadora mayoría, el último Congreso del Frente, "que dedicó un buen espacio a discutir la llamada Transformación Democrática del Estado", con un espíritu muy diferente.
"El Congreso diseñó una reforma que contiene varios puntos no contemplados por el gobierno, entre otros, que el Estado debe ser controlador, generador, impulsor e inversionista de la economía".
El PCU también postula, "como lo aprobó el Congreso", la creación de entes testigo en las áreas donde hoy no tiene participación y el control obrero a través de la cogestión de los entes.
"Si el Estado que se pretende cambiar continúa siendo una maquinaria para asegurar el dominio de la oligarquía, esta reforma no sirve para nada", asegura Tutzó.
HORARIOS. La vinculación laboral con el Estado, en la que el borrador pone énfasis, es para Tutzó un tema "menor" y "accesorio", y le llama la atención el proyecto de establecer `horarios mínimos de asistencia al trabajo` que "no sé si se incluyó por error o ignorancia de la realidad, porque los trabajadores cumplen horarios hoy día".
"No es nuestro propósito meternos en estos temas, que creemos accesorios. Estamos dispuestos, sí, a discutir lo central; esto es: para qué queremos el Estado y cómo lo vamos a transformar, junto a los trabajadores, al servicio del cambio".
equiparación salarial. A pesar de las discrepancias, los comunistas están abiertos a la discusión. "Esto recién empieza, iremos viendo qué pasa en el transcurso del tiempo", dice Tutzó.
En algunos puntos del borrador que hacen referencias concretas a aspectos laborales y salariales, el Partido Comunista entiende que "hay que darle participación a los funcionarios en una discusión previa, para que los conceptos se aclaren antes de salir a la luz pública".
El diseño que se plantea en el borrador de "una nueva escala salarial donde el grueso de la remuneración refleje el nivel de complejidad de la tarea y el nivel de responsabilidad asociada a ella", hay que estudiarlo, dice.
"Ahí los sindicatos tienen una vieja reivindicación que es la de equiparar los sueldos con la función: a igual tarea e igual horario debe corresponder la misma remuneración", afirma Tutzó. "Hoy hay empleados públicos que cobran hasta 20 veces más que otros con el mismo grado y dedicación horaria, y esas desigualdades hay que corregirlas".
¿Cómo?
"Equiparando para arriba, desde luego; no para abajo", dice Tutzó; "y el Estado tendrá que hacer un esfuerzo presupuestal en ese sentido, porque los sueldos no pueden bajarse".
Para Tutzó, el ingreso de nuevos funcionarios al Estado no constituyen el centro del problema.
"No queremos un Estado grande ni chico; queremos un Estado al servicio del pueblo. Hay lugares del Estado donde hacen falta más trabajadores, y otros donde quizás haya más de los necesarios. La dimensión del Estado debe corresponder al rol que deseamos que tenga".