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El gobierno de Cuba liberó ayer a un preso político parapléjico y trasladó a otros seis a cárceles en provincias cerca de sus familias. Estas medidas, anunciadas en un comunicado en la madrugada del sábado, son el resultado de un inédito diálogo entre Raúl Castro y la Iglesia Católica.

Ariel Sigler Amaya, de 46 años y sentenciado a 20 años de prisión en el 2003, recibió "licencia extrapenal" y fue trasladado en ambulancia de un hospital de La Habana, donde permanecía internado desde agosto pasado, a su casa en la localidad Pedro Betancourt, en Matanzas.

"Esto no para aquí, vamos a continuar la lucha hasta que el último preso político sea liberado, hasta que logremos libertad y democracia para el pueblo cubano", dijo Sigler en su vivienda, sentado en la silla de ruedas que usa desde hace casi dos años.

Rodeado de parientes, opositores y vecinos, expresó que su liberación se debió a la "presión de la comunidad internacional y la oposición" y "no" a la voluntad del gobierno.

"Emocionalmente siento una mezcla de alegría y dolor porque quedan muchos hermanos presos en las cárceles de Cuba", agregó Sigler, quien dice sufrir de desnutrición y pesar 48 kilos, la mitad de lo que pesaba cuando entró a la cárcel.

Los reubicados son Héctor Maceda (esposo de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco), Adolfo Fernández, Omar Hernández, Efrén Fernández, Jesús Mustafá y Juan Carlos Herrera, todos del grupo de los 75 arrestados en marzo de 2003.

Sigler es el primer liberado como fruto de la mediación de la Iglesia. Aún quedan 52 disidentes en prisión y cinco fuera de sus provincias.