La semana pasada, el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, fue al Teatro de Verano a ver a los parodistas Aristophanes. Se río, aplaudió y compartió mate con varios amigos. Ayer, en tanto, se convirtió en el segundo cardenal uruguayo de la historia de la Iglesia Católica.
Sturla se reúne con quien se lo pida, con el presidente electo, Tabaré Vázquez, o la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, pero también con la cúpula del Pit-Cnt. No tiene problemas en salir al aire en el programa de radio de Orlando Petinatti, Malos pensamientos; y cuando se trata de defender una idea, como lo hizo al pronunciarse en contra de la guía de diversidad sexual que preparó el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), está dispuesto a debatir con quien sea. "Negar el derecho a la Iglesia de decir lo que piensa es fascismo", ha dicho.
Durante la campaña electoral, se pronunció en contra de la baja de la edad de imputabilidad, al señalar que la reforma implicaba dar "un mensaje negativo" a la sociedad. Sobre la ley que regula el mercado de marihuana dijo no tener "una posición contraria". Y también aceptó reunirse con la asociación LGTB (que nuclea a lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en un encuentro que fue considerado tanto por la Iglesia Católica como por el colectivo como "histórico".
Su llegada a la cúpula del Vaticano quizá tenga que ver con su estilo. Las forma de ser y de actuar de Sturla se asemeja mucho a las del papa argentino, Francisco, al tiempo que se alejan bastante de las de su antecesor frente a la Iglesia uruguaya, Nicolás Cotugno.
Vocacional.
Sturla nació el 4 de julio de 1959 en Montevideo, hijo de un padre abogado y una madre ama de casa. Se ordenó sacerdote el 21 de noviembre de 1987, cuando tenía 28 años (hoy tiene 55). Estudió hasta el Ciclo Básico en el liceo San Juan Bautista y el bachillerato (opción Derecho) lo hizo en el Juan XXIII. Después estudió Filosofía y Ciencias de la Educación en el Instituto Miguel de Rúa, de los Salesianos, y Teología en el Instituto Teológico del Uruguay, Mariano Soler.
Una vez que fue ordenado sacerdote ejerció varios cargos, sobre todo dentro de su Congregación Salesiana. Fue consejero de estudios de las Escuelas Profesionales Talleres Don Bosco —de donde salieron varios de los componentes de Aristophanes—, de las obras sociales del Movimiento Tacurú, y dirigió su viejo liceo, el Juan XXIII.
Nunca tuvo una parroquia a su cargo, pese a esto, el anterior Papa, Benedicto XVI, lo nombró obispo auxiliar de Montevideo en 2011. Luego, Francisco lo designó arzobispo en sustitución de Cotugno. Y en enero pasado lo nombró cardenal.
Potestades.
Sturla ya es uno de los miembros del Colegio cardenalicio de la Iglesia Católica. Este está formado por 218 cardenales, electores en caso de un eventual cónclave en el cual se deba elegir a un nuevo Papa, ya sea por el fallecimiento o la renuncia (como pasó con Benedicto XVI) del Sumo Pontífice.
Solo los menores de 80 años son los que tienen derecho a voto. El 13 de marzo de 2013, cuando el humo blanco salió de la chimenea de la Capilla Sixtina del Vaticano anunciando que se había elegido un nuevo Papa, solo pudieron sufragar 122.
Aunque según las reglas de la Iglesia "cualquier varón católico puede ser Papa", estos son elegidos entre los cardenales.
Barbieri, el cardenal que eligió a Pablo VI
Antes de Daniel Sturla, el único cardenal en la historia uruguaya había sido Antonio María Barbieri. Nació el 12 de octubre de 1892. Fue nombrado arzobispo de Montevideo en 1940, cargo que desempeñó hasta 1976. El Papa Juan XXIII lo proclamó cardenal el 15 de diciembre de 1958, y lo fue hasta su muerte, el 6 de julio de 1979. Así fue que participó del cónclave de 1963, que derivó en la elección de Pablo VI. También estaba con vida y era cardenal durante la elección de Juan Pablo I, en agosto de 1978, pero por tener más de 80 años no tuvo derecho a votar en este cónclave. Además de como religioso, se destacó como historiador. Fue miembro del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. Escribió varios ensayos sobre historia y teología. Su libro más conocido se llamó "Tu Nido".
Abierto a todas las opiniones, busca acercar la Iglesia a los uruguayos