Disminución del deseo sexual puede ser tratado y corregido

Clave. El tratamiento sexológico se realiza en ambos miembros de la pareja

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DR. S. CEDRÉS*

El deseo sexual hipoactivo se traduce en dificultades para tomar la iniciativa en las relaciones sexuales o para responder a su pareja. Afecta a hombres y mujeres y sus causas pueden ser psicosociales u orgánicas.

Este trastorno puede ser primario, es decir que la persona nunca ha tenido mucho interés sexual o secundario, cuando antes lo tenía pero ahora ha disminuido o lo ha perdido. También puede ser situacional con relación a la pareja: él o ella tiene interés hacia otras personas pero no hacia la pareja, o puede ser general: él o ella carece de interés sexual hacia cualquier persona.

Algunas veces, más que presentarse un deseo hipoactivo (poco interés sexual), puede existir simplemente una discrepancia en los niveles de interés sexual entre los dos miembros de la pareja: una de las partes puede relatar que su pareja presenta deseo sexual hipoactivo cuando en realidad, la misma persona puede tener un deseo sexual aumentado y ser muy demandante sexualmente. En este caso se requiere terapia sexual para acomodación de ritmos y demanda.

SINTOMAS. El síntoma predominante por excelencia es el gran desinterés por la vida sexual. Situaciones con un alto contenido erótico, que antes le significaban importante respuesta, ahora no le provocan nada. Cuando la persona no está en pareja, puede tolerar esta situación por un período prolongado de tiempo. Pero cuando son dos los afectados, esto puede tener consecuencias devastadoras.

Muchas veces aparecen otras disfunciones en carácter reactivo, como impotencia, eyaculación retardada, dolor en la penetración, imposibilidad de lograr orgasmos, falta de lubricación vaginal, las que harán que la actividad sexual de la pareja mengüe aún más y hasta desaparezca. Esto lleva, en la gran mayoría de los casos, a serios problemas de relación.

CAUSAS. Según Masters, Johnson y Kolodny entre las causas se deben diferenciar aquellas de origen orgánico de las debidas a factores psicosociales, aunque la mayoría de las veces ambas coexisten.

Las causas orgánicas están determinadas por enfermedades médicas crónicas como la insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, enfermedades crónicas del hígado y la diabetes.

También estados de alteración en los niveles de algunas hormonas durante la menopausia en la mujer o la andropausia en el hombre.

Muchas otras veces la ingesta persistente, mantenida de un gran número de medicamentos, o de alcohol o tabaco son las causas responsables. Dentro de las causas psicosociales se identifican en primer lugar el estrés. Seguido de los problemas de relación, en donde uno de los miembros de la pareja no se siente emocionalmente íntimo o cercano al otro.

También problemas de comunicación, pugnas y conflictos fuertes o la falta de tiempo para que la pareja pueda estar a solas. Si la relación de pareja está pasando por un momento crítico, si hay falta de comunicación o necesidad de espacio propio por un miembro de la pareja para poder crecer y evolucionar, entonces en estas circunstancias es muy posible que la sexualidad se sienta afectada. El bajo deseo sexual es un barómetro de la salud emocional de la relación.

PREVENCIÓN. Una buena forma de prevenir el deseo sexual inhibido es reservar tiempo para la intimidad no sexual con la pareja, ya que cuando en forma cotidiana se reserva tiempo para hablar, salir solos a alguna parte y sin los hijos, se mantiene una relación más estrecha y es más probable que sientan más y mejor interés sexual.

También el hecho de comenzar un tratamiento de rehabilitación sexológica, con técnicas de enriquecimiento sexual para la pareja rutinaria estimula un gran sentimiento de acercamiento, y de encuentro entre cada miembro de la pareja.

*Sexólogo clínico

Correspondencia:

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Causas: diferenciar las de origen orgánico de las debidas a factores psicosociales.

Tratamientos para aumentar el deseo

Lo más indicado es acudir al médico sexólogo en busca de ayuda, para recibir el tratamiento específico y también evitar otros trastornos o disfunciones en la relación y en la persona derivados del mantenimiento en el tiempo del problema. El profesional orientará el tratamiento hacia los factores causales identificados y siempre se asistirá a la pareja. La forma de comunicación entre ambos es un elemento fundamental.

Es imprescindible descartar en primer lugar las causas orgánicas. La determinación en sangre del nivel de testosterona es un examen necesario y primordial para ajustar los niveles de esta hormona al normal para la edad, ya que si no se corrige este déficit el fracaso del tratamiento es la regla.

Si se detectan causas orgánicas, es decir no psicológicas ni sociales, se deben corregir con fármacos que aumentan el deseo sexual. A su vez apoyar la repercusión emocional, diseñando algunos ejercicios que poco a poco van sensibilizando, sensualizando y reerotizando a la persona afectada, y a la pareja.

Un estudio publicado en el Journal of Sex and Marital Therapy en 2004 reportó que el 97% de los pacientes en los que se corrigió el nivel de testosterona (con parches, comprimidos o inyectables) respondieron al tratamiento con aumento en la excitación sexual, las fantasías sexuales y el interés en mantener encuentros eróticos.

Al final de las cuatro semanas de tratamiento el índice de respuesta mostraba un aumento de la frecuencia de la actividad sexual, el doble de frecuencia en la excitación sexual y el triple de presencia de fantasías sexuales.

EXPECTATIVAS. De no recibir el tratamiento oportuno, surgen importantes complicaciones a nivel de la pareja.

La otra persona se siente herida y rechazada de manera repetida, lo que lleva finalmente a sentimientos de resentimiento y fomenta un distanciamiento emocional final.

Para la mayoría de las parejas, el sexo o es algo que une y estrecha la relación o se convierte en algo que distancia la pareja en forma progresiva.

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