El Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) aprobó esta semana, solo con los tres votos oficialistas, los programas de segundo y tercer año de bachillerato tras su pasaje por el análisis docente, confirmaron a El País fuentes del máximo órgano educativo.
Este cambio contó solo con el apoyo de la presidenta de ANEP, la colorada Virginia Cáceres Batalla, el nacionalista Juan Gabito y la cabildante Dora Graziano. Votaron en contra, como en otras modificaciones que implicó la reforma educativa, los otros consejeros, electos por los docentes, Daysi Iglesias y Julián Mazzoni.
Fuentes que participaron de la última sesión de Codicen indicaron a El País que el asunto no estaba en el orden del día, lo que sorprendió a alguno de sus integrantes. No obstante, y pese a la serie de críticas que acumuló esta etapa de la reforma, como otras, se preveía su aprobación por estas fechas. Está prevista la publicación de los nuevos programas próximamente. Resta, aún, aprobar el nuevo reglamento de evaluación (REDE) en ese tramo.
Esta semana, además, Codicen votó la adecuación de los programas de primer y tercer ciclo de Educación Básica Integrada (EBI), que va desde Inicial a 9 grado –antes tercero de liceo o UTU- con la misma relación de votos, solo del oficialismo.
De esta forma, a partir de marzo de 2025, se pondrá en marcha toda la llamada Transformación Educativa, que modificó en esta administración la malla curricular, programas y la calificación en todos los niveles de educación obligatoria, desde Inicial a los últimos años de Secundaria y UTU. Este fue el principal objetivo que se fijó Cáceres cuando asumió.
El 26 de octubre de 2023, en la última sesión del Codicen de Robert Silva al frente de ANEP, el Plan de Educación Media Superior, de Secundaria y UTU, con un nuevo diseño de la malla curricular de segundo y tercer año de bachillerato.
En el nuevo plan, que supera la Reformulación 2006, las materias se dividen en unidades curriculares en tres bloques (común, equivalente y específico) en función de la navegabilidad buscada, que busca que los estudiantes no pierdan tiempo frente a un eventual pasaje de liceo a UTU.
En tercer año de bachillerato de Secundaria, el estudiante elegirá por los espacios: “Ciencias y Tecnología”, “Ciencias de la Vida”, “Ciencias Sociales y Humanidades”, “Creativo-Artístico” y se incorpora el “General”, que no está establecido aún su aceptación en las diferentes carreras universitarias. El último espacio incluye “Administración y Emprendedurismo”, “Historia”, “Matemática”, “Ciudadanía y participación” y “Territorio y sociedad”.
En el nuevo bachillerato se sumó más carga horaria total y más asignaturas comunes, pero algunas materias perdieron carga horaria. En quinto de liceo, Matemática general perdió una hora semanal frente al plan vigente, mientras que Inglés sumó una hora semanal; y en sexto año se sumará una hora, respectivamente, tanto en Inglés y en Filosofía, entre otros cambios.
En marzo de este año comenzó a regir el nuevo primer año de bachillerato, que fue duramente criticado por la Asamblea Técnico Docente (ATD) de Secundaria, que planteó que los programas eran “reducidos en contenidos”, que “se mezclan de forma inconexa”, entre otras críticas. Contó con el respaldo explícito de dos de 240 ATD de Secundaria de todo el país.
La consideración del mismo ámbito docente fue similar para los nuevos programas de quinto y sexto año de liceo, quienes pidieron en setiembre, tal como informó El País, la “suspensión inmediata” del bachillerato reformado, por la "reducción y desmantelamiento de las orientaciones” y el “empobrecimiento educativo”, entre varias críticas.
La Transformación Educativa supone un nuevo modelo curricular basado en diez competencias, comprendidas en el Marco Curricular Nacional (MCN), aprobado en 2022. ¿Qué implica? La conexión de los aprendizajes entre sí, una modalidad que ya se aplicaba en espacios educativos, pero que ahora se sistematizó en una única propuesta.
Desde el oficialismo hubo un fuerte respaldo a la reforma, pero acumuló críticas de los sindicatos desde el día uno. El vicepresidente del sindicato de profesores (Fenapes), José Olivera, dijo en octubre de 2023 que la reforma no puede avanzar “ni un gramo, ni un milímetro”, mientras que una semana atrás una semana atrás remarcó que el nuevo plan busca “jóvenes dóciles, sumisos, que no sean capaces de cuestionar el modelo de explotación y exclusión”.
El nuevo bachillerato se aprobó en un contexto de críticas desde el sindicato por el "recorte" presupuestal educativo, así como de "reducción" de grupos, y de dificultades para la efectivización de 5.800 docentes.