La última Asamblea Técnico Docente (ATD) nacional de Secundaria, reunida para analizar los nuevos programas de quinto y sexto de bachillerato, no solo pidió la “suspensión inmediata” de la reforma, tal como adelantó El País, sino que en su extensa evaluación detectó “importantes retrocesos en materia de contenidos” y cuestionó duramente la llamada Transformación Educativa, que impulsó el gobierno.

El País accedió al documento de 84 páginas de la ATD de Secundaria desarrollada entre el 2 y 6 de setiembre en Salto, que contiene el análisis global de los nuevos programas, y fue remitido al Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Pese a las críticas, el oficialismo aprobará el nuevo bachillerato para poner en marcha toda la reforma educativa desde marzo de 2025, indicaron fuentes de ANEP a El País.

“Rechazamos enfáticamente la Transformación Curricular Integral (TCI) de la Educación Media Básica y su extensión a la Educación Media Superior, especialmente a quinto y sexto, en consonancia con lo expresado en las diferentes ATD liceales de todo el país”, remarcó la ATD nacional, que analizó 333 informes, de 281 instituciones, que discutieron sobre este punto 19 de agosto.

El colectivo docente que respaldó de forma unánime cada una de las críticas repartidas en capítulos, sin votos negativos ni abstenciones, hizo un “llamamiento” a las autoridades a “frenar” la reforma y convocar a un Congreso Nacional de Educación para hacer un “nuevo plan nacional de educación”, manteniendo en la transición el plan Reformulación 2006.

Entre varios motivos por la “pauperización educativa” que, según dijeron, deja esta reforma. “A nivel general”, el colectivo docente detectó “importantes retrocesos en materia de contenidos, los cuales se recortan abruptamente y sin fundamentos, así como sin material bibliográfico que respalde los contenidos a ser abordados”.

Uno de los ejemplos que marcaron fue en Matemática. “La intención de las autoridades va hacia una reducción significativa de horas y un vaciamiento alevoso de los contenidos. Este hecho acarrea como consecuencia, una pérdida superlativa en la calidad de la educación y un nivel muy descendido de conocimiento de los egresados de bachillerato”, marcó la ATD.

El “empobrecimiento conceptual” lo observaron, entre varias materias, en Historia. “Este desprecio por la teoría, este desdén por lo epistemológico (mención aparte de la invención sin fundamento alguno en la historiografía de nuestro país en relación a un supuesto“terrorismo político” en los años 60 del siglo pasado), devela la pobreza del perfil competencial de este diseño curricular que desde las ATD venimos criticando a partir del día uno”, marcaron.

Otro de los cuestionamientos fue “la falta de justificación teórica y pedagógica que fundamente los cambios propuestos”, valorando que “se recortan contenidos fundamentales para educar un ciudadano activo y crítico, como en los casos de los programas de Derecho, Filosofía e Historia”. Filosofía, Educación Musical, Literatura y Geografía también acumularon críticas.

“Los programas han sido planteados de manera dogmática y descontextualizada de la realidad estudiantil actual y su materialización es solo la aplicación de una receta meramente práctica y repetitiva. Esto sucede en todas las asignaturas”, indicaron en esa línea los docentes, que remarcaron que su voz en todo el proceso fue “desoída”, algo que las autoridades lo niegan.

“Esta transformación desmantela el carácter propedéutico de la educación media superior y atenta contra la continuidad educativa de los estudiantes, principalmente de los contextos más vulnerados socioeconómicamente. Aumenta aún más la brecha entre la educación pública y la privada, y compromete la posibilidad de una educación terciaria y/o universitaria de los estudiantes egresados”, enfatizó la ATD.

“La llamada ‘transformación’ educativa se constituye como el reflejo del proyecto conservador, tendiente a formar mano de obra barata y dócil, fácilmente adaptable a las necesidades del mercado laboral y los centros de poder capitalistas”, marcó el texto, que dedicó gran parte a cuestionar la reforma que tomó impulso a partir de 2022.

“La clase dominante siempre tiene claro lo que necesita: mano de obra sumisa, acrítica, que no pretenda cambiar el sistema”, dejando al docente como “un mero aplicador de recetas adquiridas de planes extranjeros obsoletos, sin necesidad de reflexionar, ni de re-pensar o cuestionar, generando un deterioro de su profesión”, añadió el colectivo.

“Las repercusiones de este modelo que vacía a la educación pública de contenidos, al que cada vez le interesan menos los aprendizajes y simplemente se ocupa de facilitar acreditaciones que eleven las cifras de egreso, sabemos que viene generando graves consecuencias en nuestros estudiantes y esto se hace cada vez más visible también para ellos, sus familias y la sociedad toda”, apuntó el documento.