EL RETORNO GRADUAL
El 12% perdió el contacto con su maestra; en 2020, cuando las escuelas se cerraron tras la declaración de la emergencia sanitaria, había sido el 33%.
Unos 167.000 niños regresan hoy a las aulas en todo el país. O al menos están habilitados para ello. En su mayoría (96%) son alumnos menores de cinco años, a excepción de los que asisten a 210 escuelas rurales. Y de esta forma empiezan las clases presenciales aquellos que -según los pediatras y autoridades educativas- se han visto más afectados por estos casi dos meses de cierre.
“El impacto es fuerte: los niños de educación inicial construyen sus vínculos y sus principales desarrollos desde la cercanía”, reconoció la inspectora nacional de Educación Inicial, Grisel Cardozo. Y mientras la neuropediatría debate si las secuelas cerebrales serán, o no, irreversibles, en Uruguay existe un consenso de que “los niños más pequeños tenían que regresar a clase cuanto antes”.
Esta pandemia no es la excepción. “Con la interrupción de las clases presenciales, muchos padres comenzaron a valorar la educación inicial, la relevancia para el desarrollo del niño y han visto a la escuela y el jardín como un espacio seguro”, aseguró Cardozo.
Esa valoración de la educación inicial hizo que, en el último corte de las clases presenciales, “la desvinculación fuera mucho más baja”. Según las estadísticas de la Inspección, el 12% de los niños no mantuvo contacto alguno con sus maestras. El año pasado, cuando las escuelas se cerraron tras la declaración de la emergencia sanitaria, la cifra era del 33%.
“La caída de la desvinculación llama la atención porque incluso son cifras más bajas que la asistencia intermitente que a veces se observa en Inicial”, afirmó Cardozo. En el año 2019, por ejemplo, la cuarta parte de los niños de tres a cinco años había faltado a clase más de la mitad de los días lectivos.
Etapas
El gobierno había anunciado que, a partir de hoy, quedaba habilitado el regreso a las aulas en la primera infancia y la educación inicial. Esto corre para todos los departamentos, para la enseñanza privada y pública. Pero la Dirección General de Primaria, a efectos de cumplir con un retorno paulatino, solo permitió que, en las instituciones públicas que dependen de la ANEP, hoy vuelven los 2.281 grupos de nivel cinco y los 233 jardines de infantes que atienden a bebés y niños de uno a dos años.
Los más de 33.000 niños de cuatro años retornarán a las clases presenciales el miércoles y los de tres lo harán dentro de una semana. En la enseñanza privada, en cambio, cada centro educativo puede manejar sus tiempos de regreso a las aulas como prefiera.
Los públicos no contarán con el servicio de comedor o la copa de leche, eso recién se efectivizará el lunes próximo. Mientras, aquellos que requieran de prestaciones alimenticias recibirán la transferencia por asignación familiar del Banco de Previsión Social o por la red de cobranza.
En las zonas rurales sí está permitido el comedor. Ese servicio, así como el horario completo de clases, había sido un requisito que estableció Primaria dada la merma de la asistencia que se notaba en el área rural cuando el horario era acotado. Por eso, el pasado lunes el retorno a las aulas unidocentes fue con alimentación incluida, y así se será desde hoy para las 210 escuelas rurales de mediano porte (hasta 50 alumnos cada una).
Hay dos centros educativos rurales que hoy no abrirán por razones sanitarias y logísticas. “Lo harán en los próximos días”, aclaró la directora de Primaria, Graciela Fabeyro.
Entre dos y tres jardines públicos, urbanos, tampoco podrán iniciar los cursos. “Por la reducción de la movilidad se postergaron las entregas de algunos edificios nuevos, los cuales se estarán inaugurando en los próximos días”, señaló la inspectora Cardozo.
La ley de Educación establece que la enseñanza es obligatoria a partir de los cuatro años. Pero en los últimos tiempos se ha trabajado para la universalización del acceso a partir de los tres años. Según la inspectora, “la universalización es una cuestión de concepto, de derecho a asistir, y no está regida por una ley que obligue a los padres”.
Pero esa universalización, reconoció, “sigue sin poderse alcanzar”. En la costa sureste de Montevideo, donde existe una alta concentración de población (como en el barrio Pocitos), “hay muchos niños que quedan sin cupos y eso es algo en el que se está trabajando” para poder mejorar.
Lo mismo sucede en los poblados que se han extendido en el eje de la ruta 5, a la salida de la capital.
La prueba que mostró rezago
Unas semanas antes de que acabara el pasado año lectivo, los niños del nivel cinco participaron de la prueba INDI (Inventario de Desarrollo Infantil). Se trata de un instrumento ideado por la Facultad de Psicología de la UdelaR y que cuantifica el nivel de desarrollo de los alumnos a nivel motor, cognitivo, comunicacional y emocional. Los primeros resultados muestran que, en el año de la emergencia sanitaria, “hubo un rezago importante”, dijo el neuropediatra Gabriel González. El 5% de la población analizada presentó dificultades que requieren la revisión y atención de un equipo sanitario especializado. En eso trabajan autoridades.