Por Maite Beer
Así como la tecnología avanza a pasos agigantados y la sociedades urbanas se modernizan cada vez más, la educación busca aggiornarse a todos estos cambios. En algunos aspectos Uruguay corre “de atrás” en cuanto a las innovaciones en el aula en comparación a países primermundistas, pero algunas instituciones educativas están incorporando modelos exitosos que aparecen en los últimos estudios internacionales.
Este es el caso de The Garzón School, un colegio que se instaló en la zona de La Barra (Maldonado) el año pasado y recibe a 40 alumnos de diversas nacionalidades, aunque la mitad de ellos son argentinos y uruguayos. En 2024 mudará sus instalaciones a un predio de 38 hectáreas en la ruta 104 con una estructura diseñada por la holandesa Rosan Bosch. Este colegio de alto poder adquisitivo es la primera institución de toda América Latina que implementó el modelo del translingüismo en sus clases, que hace referencia al uso flexible del idioma, en este caso del inglés y el español.
Dado que, a diferencia de la mayoría de los colegios bilingües de Uruguay, el horario de este colegio es de cinco horas en lugar de ocho, buscan generar clases de “alto impacto”. Por eso se optó por un modelo en el que dos maestras, una de inglés y otra de español, dan las clases en conjunto y los estudiantes realizan tareas y proyectos en ambas lenguas dependiendo de su perfil lingüístico.
Otra de las innovaciones más destacadas en el sistema educativo es en tecnología, sobre todo programación, robótica e inteligencia artificial (IA). Varias de estas metodologías y disciplinas de enseñanza están presentes en la Fundación Los Pinos, un colegio de acceso gratuito pero de financiación privada, ubicado en Casavalle. La fundación creó el primer liceo técnico de Uruguay en donde se lleva a cabo una Educación basada en Proyectos (ABP) con fuerte énfasis en tecnología y energías renovables.
En el caso de la educación netamente pública, el año pasado Ceibal introdujo la formación en IA para los alumnos de 4°, 5° y 6° de Primaria para que puedan comenzar a entender el impacto que tiene y tendrá en la sociedad. Para eso, docentes uruguayos, argentinos y españoles dictan un taller de una hora semanal de manera remota y trabajan en dupla con la maestra. En cada nivel se llevan acabo cuatro proyectos de pensamiento computacional y en el caso de la IA se trabaja con una herramienta específica.
The Garzón School: un enfoque translingüístico en inglés y español
The Garzón School se instaló provisoriamente en lo que antes era la posada Casa Zinc, ubicada en El Tesoro. En una estructura de ladrillo, aberturas de hierro e interior en madera, unos 40 niños juegan al aire libre y estudian en aulas con una gran entrada de luz natural.
Uno de los rasgos distintivos de este colegio es la variedad de nacionalidades: el 35% son argentinos, el 20% uruguayos, el 15% europeos, otro 15% estadounidenses y el resto proviene de otros países. Este fue uno de los motivos por el que el colegio decidió utilizar el modelo del translingüismo y para desarrollarlo en su currícula se comunicaron con el profesor y asesor académico uruguayo Gabriel Díaz.
En cada aula hay dos maestros, uno que habla en inglés y otro en español, y que dictan la clase para 14 niños. El colegio estudia el “perfil lingüístico” de cada alumno, que sobre todo tiene que ver con cuál es su lengua materna y hace un estudio de cuánto es que aprendió a hablar inglés o español. En diálogo con El País, el codirector de The Garzón School, Samuel Irving, pone el ejemplo de un chico australiano que llegará al colegio a mediados del año y que tendrá un nivel de inglés mucho más alto que de español. Si bien va a recibir educación en ambos idiomas, le dedicará más tiempo de clase a la escritura en español.
“Buscamos que los alumnos cambien constantemente de idioma porque esto es un reflejo de cómo se trabaja en la vida real”, sostiene el maestro británico y, en esta línea, todos los docentes del colegio son bilingües y algunos incluso hablan más de dos idiomas.
Este modelo innovador también implica que cuando los alumnos realizan un determinado proyecto escolar puedan hacer una parte en inglés, como puede ser en la búsqueda de información, y otra parte en español, por ejemplo en una presentación oral. Este modelo, entonces, se aplica en una educación basada en proyectos y competencias. Uno de los pilares de este colegio es el trabajo colaborativo y las aulas -mesas, accesorios y espacios- están dispuestas para promover esta forma de aprendizaje.
“Tratamos que todas las decisiones de nuestro colegio estén basadas en estudios, desde la planificación del aula hasta la cocina y el calendario. Nosotros no dejamos de seguir el modelo de antes porque sí, sino que siempre que tomamos una decisión nos ponemos a investigar qué dicen los últimos estudios”, explica el codirector Irving.
Por otro lado, cuando es tiempo de aprender matemática, algo que no depende del lenguaje, todos los niños del colegio la estudian al mismo tiempo porque en este caso no se dividen por edades, sino por niveles de aprendizaje. Es decir que una maestra le enseña a un niño de ocho y de 10, por ejemplo, al mismo momento.
Los Pinos: la educación por proyectos con énfasis en la tecnología
La Fundación Los Pinos, ubicada en Casavalle, en 2016 consistía en un Club de Niños, un Centro Juvenil y cursos de capacitación laboral. Pero quien era el director general en ese momento, el exministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, decidió emprender un nuevo proyecto que llevaría la fundación a otro nivel con la creación de un liceo.
Identificó que tan solo el 3% de los jóvenes de Casavalle culminaban la educación media obligatoria y por eso decidió encontrar un modelo educativo de educación secundaria que fuera más atractivo para los alumnos. Para eso viajó a Finlandia para conocer sobre Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y así crear el primer liceo técnico de Uruguay.
El liceo abrió sus puertas en 2016 y hoy recibe a 114 estudiantes desde las 8:00 a las 15:00 horas. El centro del aprendizaje está en las competencias y se generan proyectos individuales y colectivos. Para realizar esto el colegio cuenta con laboratorios con equipamiento de primer nivel, como impresoras 3D o dispositivos de programación.
“La idea fue generar un centro que inspire a los jóvenes a estudiar y así alcanzar una continuidad educativa. Por eso decidimos basarnos en un modelo exitoso que ayude a los alumnos a alcanzar su máximo potencial, porque sabemos que no todos los centros tienen ese componente”, dijo a El País el director del liceo técnico de Los Pinos, Jorge González.
El edificio cuenta con una estructura disruptiva del arquitecto Carlos Ott. Fue diseñado con la intención de trabajar de manera colaborativa y por eso las aulas refuerzan esta filosofía. Los espacios están en su mayoría separados por ventanales y las clases tienen mesas triangulares de diseño finlandés.
Al trabajar en estos proyectos, que tienen un anclaje local y muchos de ellos se realizan con energías renovables, se busca que los alumnos superen sus propios límites y se preparen para el mundo del trabajo, con problemas de la vida real. Esta modalidad de proyectos se introducirá en todos los liceos del país a partir de marzo de 2023 con la Transformación Educativa, aunque no en la escala con que lo lleva a cabo Los Pinos.
Además de tener varias horas de tecnología, sobre todo programación y robótica, los docentes de biología o ciencias físicas trabajan en duplas para llevar a cabo proyectos transversales en los cuales los conocimientos tecnológicos se traducen en productos tangibles. Varias de las aulas del liceo técnico están decoradas con las creaciones de los adolescentes, desde prototipos de retroexcavadoras hasta autos y cohetes en pequeña escala. De hecho, en 2018 tres estudiantes crearon un cohete en miniatura que fue premiado por la NASA.
El liceo está supervisado por la UTU, pero también cuenta con las principales asignaturas de la currícula de educación secundaria.
Ceibal: 50.000 niños tienen formación en inteligencia artificial
El área de Pensamiento Computacional de Ceibal se ocupa de enseñar computación, robótica y programación, y en marzo de 2022 introdujo la formación en inteligencia artificial para niños de 4°, 5° y 6° de Primaria, sobre todo con énfasis en las escuelas públicas urbanas con un 65% de escuelas cubiertas al día de hoy. En el caso de las rurales son 115 las que trabajan en ciencias de la computación.
Si bien la transformación educativa en marcha integra el pensamiento computacional como una de las 10 competencias del Marco Curricular Nacional, hasta el momento la implementación de esta área de aprendizaje era opcional. Cada director de la escuela se comunicaba con Ceibal en caso de querer implementar esta clase.
Ceibal, el centro de innovación educativa con tecnologías digitales del Estado, aporta profesionales uruguayos, argentinos y españoles que dictan el taller de pensamiento computacional de una hora por semana y de forma remota. Este docente trabaja en dupla con la maestra de aula para así realizar los proyectos con base en los conocimientos adquiridos. Cada año los niños deben realizar cuatro proyectos tecnológicos sobre diversas temáticas que son creados por el equipo de Pensamiento Computacional de Ceibal, compuesto por ingenieros en computación y electrónica al igual que docentes y pedagogos.
“Es muy bueno ver cómo se integra lo técnico y lo pedagógico en estas propuestas”, sostuvo el jefe del área, Emiliano Pereiro. Las propuestas se trabajan de forma interdisciplinaria, explica el referente, porque la idea es bajar a tierra conceptos específicos -como qué es un algoritmo- a partir de otras áreas de conocimiento, como matemáticas o lengua e incluso educación física. En esta disciplina, por ejemplo, los alumnos terminan programando un “cuenta pasos”.
En el caso de la propuesta específica de inteligencia artificial, se comienza por explicar a los alumnos qué es este concepto y los impactos que puede tener en la sociedad. Luego, se avanza en la parte técnica con el uso del programa Teachable Machine que les permite entrenarse en un modelo de inteligencia artificial y así reconocer este lenguaje. El modelo lo que hace es tomar fotografías e identificar los objetos.
En los cursos de inteligencia artificial hay tres niveles que, por lo general, se realizan en 4°, 5° y 6° de Primaria respectivamente. En el caso del primer año, explica Pereiro, existe un proyecto llamado “Escribe tu propia aventura”. Es una fusión entre programación y lengua, y en el último nivel existe un laboratorio de videojuegos en el que programan un videojuego con contenido matemático. También llegan a programar un simulador del sistema respiratorio en la clase de biología.