Es la directora ejecutiva de Ciencia Joven, una ONG chilena que nació en 2011 con el objetivo de que los niños de la región, sin importar su origen, puedan encontrar en las Steam (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas) herramientas para ser ciudadanos “críticos, reflexivos y activos”. La ONG llegó por primera vez a Uruguay con el programa Academias InnovAI, orientado a docentes de UTU y Secundaria de Canelones, y busca promover el uso de Inteligencia Artificial para impulsar la educación científica en adolescentes. La iniciativa de Ciencia Joven es financiada por Google y cuenta con el apoyo de la oficina de Unesco en Montevideo.

-¿Qué motivó la creación del programa Academias InnovAI, que se lanzó en Uruguay?

-La Fundación Ciencia Joven es una organización chilena que ha trabajado desde hace 14 años en distintos países de la región. Nuestra misión es democratizar las oportunidades en ciencia e ingeniería para los niños de la región, sin importar de dónde vienen. El programa Academias InnovAI invita a profesores uruguayos a nutrir su práctica docente.

-Aunque pueda parecer una obviedad, ¿por qué resulta importante una formación más robusta en las ciencias y la Inteligencia Artificial (IA)?

-Creemos que es importante mantenerse curioso y construir buenas preguntas. El punto aquí es cómo nos hacemos preguntas reales. Y en este mundo de cada vez más tecnología y digitalización: ¿vamos a dejarnos reemplazar como seres humanos con eso o vamos a usarlo como nuestra herramienta? Y para eso hay que hacerse buenas preguntas. Por ejemplo, escribir un prompt (N. del R.: instrucción a la IA para que genere un resultado) es mucho más, es hacer una buena pregunta. Creemos firmemente que hay que seguir en eso, porque si no, nos vamos a mecanizar simplemente.

-¿Cuántos cupos se habilitaron para Uruguay en esta edición de Academias InnovAI?

-Es un programa absolutamente gratuito para los docentes. Estamos esperando llegar a alrededor de entre 30 y 40 docentes este año, y a través de ellos esperamos llegar a alrededor de 500 estudiantes.

-¿Qué habilidades desarrollarán los inscriptos, de los centros elegidos, con la participación en este programa?

-Son cuatro ejes. El primero es el manejo de las aulas desafiantes. Esto significa que vamos acompañar a los docentes a fortalecer sus herramientas de inteligencia emocional. Luego, hay un segundo módulo que se llama singularización del aprendizaje, donde allí vamos a integrar herramientas y potencialidades de la Inteligencia Artificial, pero singularizando el aprendizaje. Esto es en un marco del proceso que es distinto a un marco laboral, profesional o social. Es cómo integramos la Inteligencia Artificial y las herramientas digitales en un contexto de enseñanza-aprendizaje. El tercer módulo es la plataformización de las aulas, que es cómo aprovechamos todo el avance digital que ya hay en la educación, sumándole Inteligencia Artificial e inteligencia emocional. Y luego, un cuarto módulo, que es transversal durante todo el año, que es el desarrollo de proyectos colaborativos y contextualizados realizados por los estudiantes de estos docentes en sus aulas que parten por determinar un desafío local, algo que realmente en su contexto esté ocurriendo y que desde las Steam podamos abordar. O sea, como integramos la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las artes y las matemáticas en resolver cosas en nuestro día a día que siguen ocurriendo y que necesitamos que mejoren.

-La IA es un asunto discutido en el mundo por los impactos que genera en varios ámbitos y los sesgos que incluye. ¿De qué manera se pretende usar con este programa?

-En un marco del proceso educativo enseñanza-aprendizaje que es distinto a un mundo laboral, a un mundo social.

-¿Cómo sería ese proceso?

-Tiene que ver, primero, con las herramientas emocionales que los docentes tienen para acompañar el proceso. Después tiene que ver con que la Inteligencia Artificial existe y para los niños puede ser un gran apoyo, una gran herramienta, un motor de búsqueda, pero no que reemplace su manera de resolver, no algo que anule. Y la Inteligencia Artificial, además, no es solamente el ChatGPT, son miles de otras cosas que ni siquiera las podemos tocar pero que ya están ahí, y que no las podemos obviar.

Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

-¿Cómo se logra ese aprendizaje con la IA?

-Creemos que empezar por el eje de inteligencia emocional es importante. Por ejemplo, si soy un docente con 30 jóvenes de 14 años y estoy intentando transmitir conocimientos y desarrollar habilidades, muy seguramente pueden decir: ‘esto lo puedo encontrar en la web, tal vez al profesor no lo necesito’. Entonces, como docente tengo la herramienta y la madurez emocional para decirle, ‘puede ser que sí, pero déjame acompañarte a hacerlo pedagógicamente’. Y hay que ver cómo hago para inspirar a los niños y jóvenes para que sigan su proceso educativo.

-¿Cómo se convence a los docentes de que utilicen con espíritu crítico una herramienta como el IA?

-Los docentes siempre están buscando seguirse formando porque tienen un contexto súper cambiante. Las aulas son dinámicas, así que más que cómo convencerlos, son los docentes los que están diciendo ‘vamos a hacer esto juntos, qué herramientas y qué habilidades tengo que integrar en mí y en el aula para que esto funcione’.

Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

-El programa, que va de marzo a setiembre, incluye una evaluación...

-No se trata de medir por medir, sino de producir datos que sean útiles para el docente y la institución educativa donde trabaja. Por lo tanto, medimos, acorde al programa, ciertas habilidades y conocimientos, pero sobre todo, cómo ambos aspectos llegaron a los niños.

-¿De qué manera participa Google en el proyecto que se lanzó el miércoles?

-Nos respalda en su línea de apoyo a comunidades desde el área educativa. Vamos a contar con expertos de Google, no facilitando los módulos, porque ellos van a ser profesionales de didáctica, ciencia, y educación, pero tendremos charlas de especialistas.