Los centros educativos de gestión privada y acceso gratuito son un modelo que inició en Uruguay hace más de 20 años y que, en la mayoría de los casos, se instalaron en los barrios de Montevideo con mayor nivel de vulnerabilidad. Varias de estas instituciones ofrecen una propuesta de tiempo completo, tanto de educación formal como informal, con un abanico de actividades extracurriculares. Todos han crecido en infraestructura -en base a donaciones de empresas privadas- al igual que en cantidad de cupos y algunos incluso ya abarcan todos los niveles educativos.
La popularidad de estos centros en las diversas comunidades es evidente ya que la demanda supera ampliamente la oferta. En el caso de los Centros Educativos Impulso en Casavalle, que ofrece Primaria, Ciclo Básico y Bachillerato, a partir del próximo año recibirán a 1.370 alumnos. En octubre de este año iniciaron las preinscripciones para 2023, en las que se ofrecieron 450 cupos dado que se abren grupos en 1°, 2° y 3° de Primaria y también uno para 4° año.
Unas 1.500 familias solicitaron la preinscripción y hubo una amplia mayoría que superó los requisitos. Tan así que los alumnos debieron ser seleccionados por sorteo, con escribano público. Más de 1.000 familias quedaron fuera por falta de cupos. “Cada año se acrecienta la cantidad de personas que quieren acceder a un lugar”, dijo a El País el director de la institución, Fabrizio Patritti.
El Liceo Jubilar Juan Pablo II, también ubicado en Casavalle, fue el pionero entre los centros educativos privados de acceso gratuito. Con una trayectoria de 20 años, este liceo actualmente atiende a unos 408 alumnos entre sus programas de Ciclo Básico formal (180), acompañamiento de alumnos de Bachillerato (140) y el Liceo para Adultos (88) para que los padres mayores de 21 años terminen el liceo en el marco del programa Uruguay Estudia.
En setiembre, cuando iniciaron las preinscripciones, las familias de 280 alumnos solicitaron la admisión al colegio, pero el centro solo tiene 63 cupos para 1° de Liceo el año entrante. Aunque este liceo bajo modalidad público-privado es el que existe hace más años, no han apostado por un crecimiento sostenido como sí ocurrió en el caso de Impulso.
Por otro lado, el Centro Educativo Providencia, que se instaló en el Cerro Oeste, al día de hoy integra a unos 679 estudiantes y cuenta con un Caif (96), Club de Niños (119), Centro Juvenil (64), Liceo de Ciclo Básico (150) y un programa de formación para el trabajo (250). En el caso del Liceo Providencia, este año se preinscribieron 200 adolescentes de los cuales solo hay cupo para 50.
Financiamiento
Estas instituciones de gestión privada -en su mayoría católicas- se financian a través de donaciones de empresas, fundaciones internacionales y personas particulares, a los que les llaman padrinos o mecenas. Aun así, también reciben un beneficio fiscal que, en el caso de Providencia y Jubilar es menor a lo que solía ser. El cupo anual solía aumentar en relación a la inflación anual, pero en los últimos dos años el monto se mantuvo.
El sacerdote Valentín Goldie, director saliente del Jubilar, dijo a El País que aunque el gobierno de Luis Lacalle Pou en su discurso manifestó su apoyo a los centros educativos privados de acceso gratuito, “en los hechos eso no se ve reflejado”. “Estamos teniendo un recorte en términos reales de los dineros que podemos recibir por beneficio fiscal y esto es una práctica sostenida que venía del gobierno anterior y que está administración ha seguido”, señaló Goldie.
La propuesta
Impulso tiene el foco puesto en la excelencia educativa y su objetivo es eliminar la brecha de aprendizajes de los niños y adolescentes de Casavalle para así ampliar el horizonte de oportunidades para cada alumno. “Desde que nacimos en el 2011 siempre hubo un contacto con el barrio, después se produjo un encuentro desde el ámbito del trabajo social”, expresó el director Patritti. Los niveles de promoción del colegio son “muy buenos”, según dijo el referente, y ya tienen cuatro generaciones de egresados.
Además el centro cuenta con el programa “Trabajo para estudiar” a partir del que estudiantes mayores de 16 años pueden realizar pasantías de diversas empresas.
El Liceo Jubilar se considera “una gran familia” que pretende escuchar y atender las necesidades personales, espirituales, familiares y educativas de sus alumnos. Los requisitos para ingresar son tres: vivir en Casavalle, no tener más de dos años de rezago educativo y que la familia reciba ingresos por debajo de la línea de pobreza.
La idea es que los alumnos hagan 1°, 2°, y 3° de Liceo en la institución y puedan continuar el bachillerato en alguno de los colegios católicos con los que tienen convenios para becas. Entre ellos se encuentran los colegios y liceos Seminario, Sagrado Corazón, Palloti, Saint Brendan’s School y Fundación Sophia. Luego del horario los adolescentes pueden volver al Jubilar a tener clases de apoyo y talleres recreativos. En promedio, el costo anual de un alumno es de $50.000.
La institución hace un proceso de selección para decidir qué alumno recibe la beca de determinado colegio teniendo en cuenta su perfil educativo. “El proceso de inserción social es siempre un desafío porque hay prejuicios de los dos lados”, destacó el director del liceo dado que en algunos casos se da un choque socioeconómico, pero añadió que la mayoría de las inserciones “salen bien”.
Providencia surgió en 1994 como un merendero para niños a raíz del trabajo conjunto de familias del barrio y miembros católicos del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Desde su origen la columna vertebral del proyecto fue la comunidad y es por eso que el centro educativo crece y cambia a partir de las iniciativas y demandas de las familias del barrio.
Los educadores están constantemente visitando las escuelas y liceos del barrio. La directora de Providencia, Laura Voituret remarcó que la institución no busca “pararse en la vereda de enfrente a la Educación Pública”. “No nos contraponemos a ningún modelo”, dijo la referente.
Por su parte, Jennifer Cherro, directora de Secundaria de la Administración Nacional de Educación Pública, afirmó a El País que estos liceos “trabajan muy bien” y las familias se ven muy atraídas por la propuesta de tiempo completo al igual que las actividades fuera de horario. “Ojalá nosotros también pudiéramos ofrecerles esas condiciones a todos los alumnos del país”, dijo Cherro y enfatizó que los liceos de tiempo completo -que hoy son cuatro a nivel nacional- todavía son escasos.
“Si hay más alumnos que son atendidos y contenidos en las instituciones educativas yo siempre lo voy a ver como algo positivo. Siempre voy a querer el bien de mis alumnos”, expresó la directora. Y destacó, asimismo, que estas instituciones hacen un trabajo “muy interesante” con las distintas comunidades para que tengan al centro como punto de referencia.
$73 millones para impulso
En 2019 Impulso recibió 10 veces más donaciones que ANEP. El monto fue de $73 millones, lo que significó unos U$S 4.000 por cada alumno. Incluso recibió más donaciones que cualquier universidad o fundación de la salud como la reconocida Teletón, fue la institución que más donaciones recibió ese año en todo el país. La segunda institución de gestión privada y acceso gratuito en recibir mayores donaciones fue Los Pinos con $27 millones y el Liceo Jubilar con $19 millones.