ENTREVISTA
El presidente de la ANEP afirmó que la reforma educativa “estará en marcha para 2025", se mostró crítico con el sindicato de Fenapes y contó cómo espera que funcionen los liceos del futuro.
El presidente de la ANEP, Robert Silva, habló con el El País sobre el incremento presupuestal previsto para la educación en la Rendición de Cuentas. El docente se refirió, además, a los pasos que tiene por delante la reforma de la enseñanza a la que se comprometió el gobierno y que un 56% de los uruguayos considera que es urgente. En esta línea, opinó sobre el rol de la oposición en el proceso de transformación y sostuvo que algunas posturas y expresiones “juegan para la tribuna”. En sus declaraciones afirmó que la reforma “estará en marcha para 2025”, se mostró particularmente crítico con el sindicato de Fenapes y contó cómo espera que funcionen los liceos del futuro.
-¿Cuál es el balance que hace la ANEP de lo obtenido en esta Rendición de Cuentas?
-Es un balance positivo. Nosotros establecimos que era muy necesario que el gobierno hiciera énfasis en la educación y así fue. Muchas de las cosas que planteamos como prioritarias para 2023 van a contar con recursos extraordinarios, que vamos a sumar a los recursos que ya tenemos destinados para esas acciones. Es positivo, pero además confiamos que dentro del marco parlamentario algunas de las discusiones que se generen abran otras puertas que nos beneficien.
-¿Cómo cuáles?
-El tema de recursos para infraestructura educativa puede atenderse en el ámbito parlamentario, y lo mismo podría pasar con nuestro déficit. Heredamos un déficit de casi $ 600 millones de la administración anterior; lo fuimos cubriendo, pero nos quedan $ 360 millones que corresponden a la UTU. También planteamos extensiones horarias de auxiliares de servicio, que es algo que tampoco ha sido atendido. Son aspectos que no hacen a la transformación educativa, pero sí tienen que ver con la gestión.
-De igual forma, la ANEP no recibió el monto que pretendía…
-Nosotros habíamos pedido US$ 62 millones, pero luego acordamos US$ 49 millones porque el Ministerio de Economía y Finanzas se comprometió a darnos, por fuera de la Rendición de Cuentas, US$ 22 millones. Estos los vamos a tener antes de fin de año; los solicitamos ahora en julio y en agosto esperamos contar con ellos. Los vamos a volcar en una inversión histórica en equipamiento tecnológico para la UTU. Las diferentes instituciones de la escuela técnica tienen comprometido hace muchas décadas este aspecto. En la UTU de Las Piedras, por ejemplo, el taller de carpintería no recibe equipamiento desde 1994. Pero además, tenemos los Institutos de Alta Especialización (IAE), que son nueve y fueron heredados de la administración anterior. Pero solo tenemos los edificios establecidos, ahora les estamos generando propuestas pedagógicas y tecnológicas. Los vamos a pagar en 20 años porque son de financiación público-privada.
-Durante las administraciones frenteamplistas hubo un aumento sostenido del presupuesto de la ANEP, superando el 5% del PIB. Hoy el dinero es menor...
-Sí, pero en las anteriores administraciones no se tomaron las decisiones que se debían, sobre todo en áreas trascendentales del país. Hubo mucho incremento presupuestal y eso favoreció la recuperación salarial. Eso fue importante en el gobierno anterior. Pero no hubo un mantenimiento de la infraestructura del sistema educativo y eso ha llevado a tener que hacer lo que nosotros estamos haciendo. No se puede tener un palacio educativo en un lugar y a pocas cuadras un edificio que se llueve y tiene situaciones edilicias imperdonables.
-A su entender, ¿nada se hizo bien?
-Hubo cosas positivas como el Plan Ceibal, ahora llamado solo Ceibal y transformado en un agencia de innovación, pero como lo advertimos lo que faltó fue un aprovechamiento de esto, porque no había una formación de los docentes para el uso de la tecnología. Hubo más plata para el sistema educativo, hubo más plata en tecnología, pero no hubo impacto y mejora en los aprendizajes.
-Ahora el presupuesto es menor. Con este panorama ¿puede lograrse la reforma que impulsa este gobierno?
-Nosotros tuvimos un impacto en el presupuesto porque de los US$ 2000 millones que tenemos por año, el 90% es para salarios. En esta línea todo el sector público sufrió un impacto por la falta de recuperación salarial. Los salarios de ese 90% de nuestro presupuesto no tuvieron una recuperación, tuvieron un aumento que no permitió recuperar salario. Entonces, el que habla de recortes no estudió mínimamente el presupuesto de la educación. Por suerte ahora celebramos un preacuerdo que va a implicar US$ 110 millones extraordinarios, de aquí a 2025. Yo le dije a los sindicatos que vamos a estar cerca de un 10% de recuperación salarial en enero de 2023 y ahí vamos a tener la recuperación del presupuesto que no tuvimos ahora. El Ministerio de Economía y Finanzas otorga $ 286 millones para el tratamiento de inequidades, entonces según mis cálculos en total son US$ 179 millones que se adicionan al presupuesto.
-Los sindicatos no comparten esta lectura. Hablan de una pérdida, con respecto al presupuesto de 2019, de US$ 151 millones…
-Porque los sindicatos no reconocen que en la baja presupuestal entre 2019 y 2020 este gobierno no tiene nada que ver. Esa medida fue tomada por el gobierno anterior. No hubo recuperación salarial en enero de 2020, pero ante esto ellos se callan la boca. A partir de 2021 vinimos nosotros, con pandemia, con un déficit del 5% y ahora le sumamos esta guerra que es increíble que estemos padeciendo. Entonces, no hay un reconocimiento porque hay otros intereses que están en juego. Me refiero a intereses extra educativos.
-¿Como cuáles?
-Intereses político-partidarios, intereses filosóficos, de visión diferente de la transformación de la educación.
-Pero en períodos anteriores se produjeron enfrentamientos duros entre sindicatos y gobierno…
-Es que ahí aparecen las posturas filosóficas que trascienden lo político-partidario. Son posiciones que conciben a la educación de una manera distinta a la que concebimos algunos que trascendemos los partidos políticos. Algunos conciben que la educación es una herramienta más del sistema capitalista, para reproducir la separación y la división de clases. Yo difiero. La educación es un instrumento de movilidad social ascendente, si vos no estás de acuerdo con esta concepción, partimos de paradigmas distintos.
-¿Se refiere principalmente al sindicato de la educación, a Fenapes?
-Mmm... (Sonríe en silencio).
-¿Se parte de una actitud más confrontativa?
-Nosotros no vamos a la lógica de la confrontación. Pero entendemos que se tiene que saber el lugar que ocupa cada uno. Las partes tenemos que escucharnos y generar acuerdos, pero nosotros tomamos las decisiones. Es momento de dejar la oposición por la oposición, se lo he dicho al sindicato y a los docentes. Tienen derecho a no estar de acuerdo, pero si esto implica que todo siga igual, no lo vamos a permitir. Nosotros vamos a hacer.
-¿Los sindicatos funcionan como frenos a la reforma?
-Creo que hay posiciones que pretenden generar miedo. Es la práctica que muchos actores vinculados al sector educativo llevan adelante. Una política de mucho tiempo, que ahora está agudizada, que quiere paralizar. Y nosotros no vamos a parar.
-¿Es una práctica que se daba antes de igual magnitud?
-Muchas veces se evitaban los conflictos, para no generar oposición. Entonces el marco curricular anterior no usaba el término “educación por competencias”, usaba “rasgos”, para evitar conflictos. Así fue que todo quedó en un marco que nunca se internalizó. Nosotros hemos recibido aportes valiosos de instituciones, pero en algunas ocasiones fueron solo críticas. Hubo reuniones de ATD en las que sindicatos se opusieron a los documentos finales por tener una visión política y no aportaron al debate.
-¿No teme que se generen paros sistemáticos como en otro períodos?
-No, porque no voy a cometer el error de decretar la esencialidad. Pero no creo sea algo que pase, vamos a generar todos los mecanismos de diálogo posibles, aunque no vamos a llegar a algunos acuerdos. Yo soy de conciliar, pero a veces me duelen actitudes donde es evidente que lo que menos importa es la educación.
-¿Cómo va a funcionar un liceo si se concreta la reforma educativa?
-Nosotros ya tenemos unas primeras acciones que tienen que ver tanto con liceos como con UTU, y son los Centros María Espínola. Por ahí es que queremos ir. Con la salvedad de que estos centros son para los quintiles más pobres. Pero ese es el camino: marcos curriculares en que materias como Historia, Biología y Geografía trabajen articuladas. Donde se trabaje por áreas, que no quiere decir que desaparezcan las asignaturas. Poniendo el foco en el estudiante. En estos centros pusimos, por ejemplo, coordinadores para las actividades recreativas, para que lo deportivo dialogue con lo pedagógico y cognitivo. Pusimos profesores de tecnología e innovación, para que colaboren en el armado de proyectos. Se trata de instituciones de tiempo extendido y con modalidades diferentes de evaluación. Aquello del profesor que evalúa y el alumno que hace el escrito tiene que cambiar, debe haber un trabajo más cooperativo, colectivo, ese es el liceo del futuro. Y con cambios que todos saben que se deben hacer, como son las elecciones de horas docentes por lapsos mayores, por tres años.
-¿Vamos a llegar a 2025 con estos centros en marcha?
-Totalmente. Vamos a llegar con todo el proceso de transformación educativa en marcha. Estamos comenzando una transformación curricular como nunca se hizo en Uruguay.
-¿Se les está dando participación real a los docentes en la transformación curricular?
-Los docentes están participando y esa es una cuestión que no se aprecia. Estamos escuchando a académicos, docentes, técnicos… Y hay aportes de personas que vienen de otras administraciones, como es el caso de Juan Pedro Mir (exdirector de Educación de Tabaré Vázquez, obligado a renunciar luego de descartar que se pudiera lograr el cambio de ADN en la educación que prometía el anterior gobierno).
"Sindicatos hoy gastan en cartelería y campañas"
-Durante estos dos años y poco de gobierno ha cambiado su tono. Se lo nota más beligerante.
-Soy de conciliar. A veces se confunde ser enfático con el no querer llegar a acuerdos. Me duelen algunas actitudes que se tienen en donde queda en evidencia que lo que menos importa es la educación. Si importara no se dirían algunas cosas. Si saliera a contestar a actores sindicales y no sindicales, sobre las cosas que escriben en medios o en redes sociales, hoy estábamos en un enfrentamiento irreconciliable. A los sindicatos no les respondo por redes, por ejemplo. Podrán gastar miles, como están gastando ellos en campañas publicitarias, en catelería en vía pública, en campañas en redes sociales, en publicidad en partidos de fútbol con Tendfield. Ellos podrán agredir a la transformación educativa de múltiples formas, pero nosotros eso no lo hacemos.
-¿Qué pasa si en 2024 gana el FA? ¿Teme que esto pase y la reforma que usted impulsa quede por el camino?
-Creo que el Frente Amplio ha aprendido de muchos de sus errores. Porque no creo que quien llegue al gobierno haga lo que hicieron en 2005, de desmantelar los cambios buenos que la educación estaba implementando. Aprendimos todos. Por algo este gobierno llegó y no hizo eso. Lo que ellos hicieron bien, lo mantuvimos. Yo entiendo que muchos hablan para la tribuna, pero cuando me tocó estar en la oposición nunca hice lo que algunos exintegrantes o actores anteriores de la educación hacen hoy por hoy. Sembrar cizaña, miedo y mentir descaradamente. Si les hubiéramos hecho caso íbamos a estar como Argentina, que tuvieron las escuelas cerradas todo 2020.