Resuelven cómo será el alumno del futuro: ¿cuáles son las competencias que deberá dominar?

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Alumnos en clase. Foto: Fernando Ponzetto.
Escolares - Escuela 17 Brasil, ubicada en Av. Brasil 2963, centros de enseñanza publica en Montevideo, ND 20161110, foto Fernando Ponzetto
FERNANDO PONZETTO/ARCHIVO EL PAIS

REFORMA EDUCATIVA

Por tres votos contra dos, la ANEP aprobó un documento por el cual se marca el nuevo perfil de egreso.

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El viernes de la semana pasada, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) aprobó el Marco Curricular Nacional. A la interna del Consejo Directivo Central (Codicen) la votación fue dividida: tres votos contra dos. El documento contiene el perfil de egreso al que deberán llegar todos los estudiantes una vez la reforma educativa se ponga en práctica.

El documento pone de manifiesto que la educación debe lograr que los alumnos puedan dominar ciertas competencias. Y, puntualmente, expone 10 competencias generales, las que se dividen en dos bloques: pensamiento-comunicación y relacionamiento-acción.

Dentro del primer grupo es que aparecen las competencias en comunicación, en pensamiento creativo, en pensamiento crítico, en pensamiento científico, en pensamiento computacional y metacognitivo.

Luego, en el segundo dominio, se exponen las competencias intrapersonales, la iniciativa y la orientación a la acción, el relacionamiento con los otros, y en ciudadanía local, global y digital.

Esta estructura define las principales habilidades y herramientas que deberán tener los jóvenes egresados en el futuro. Para entender esto en mayor profundidad, el documento define detalles de cómo deberá ser el perfil de este.

Perfil

Para egresar un estudiante deberá cumplir con determinados requisitos. Por ejemplo, poder, señala el documento aprobado por la ANEP, comunicarse de forma asertiva. Esto quiere decir que el joven debe tener la habilidad de expresarse “en forma fluida y efectiva ante diferentes interlocutores, lenguajes y contextos”. Una forma que le permita expresar el desarrollo de “puntos de vista propios y los de otros, evitando errores de razonamiento”. Es decir, desarrollar un pensamiento crítico que le permita tomar postura sobre diferentes temáticas, que además se cuestionan y enriquecen -advierte el texto al que accedió El País de forma completa- a medida que logre interactuar con otros.

Por otra parte el estudiante debe desarrollar “procesos de pensamiento creativo, lógico y heurístico en diversidad de modalidades”, que toquen su lado creativo no solo en el pensamiento, sino en su involucramiento con la producción artística, de las ciencias o la tecnología. Pero, además, debe ser capaz de adoptar una “autonomía” para resolver diferentes problemas, pudiendo explicar las elecciones realizadas.

También el egresado debe lograr avanzar hacia el mundo laboral o la educación terciaria con habilidades en metodología de la investigación -lograr investigar a partir de hipótesis, seguir un proceso de investigación y tener la capacidad de interpretar resultados- y debe tener conocimientos sobre usos cotidianos de la tecnología, utilizar herramientas de programación e identificar sus impactos.

Por otro lado, la ANEP enumera otro tipo de habilidades más acotadas a la interacción del estudiante con sus pares y las formas de tomar acción. Se trata de un desarrollo de autoconocimiento que le permita al estudiante generar una identidad propia, que pueda utilizar para mostrar una actitud proactiva en proyectos que influyan en cambios dentro de sus entorno, y que pueda desarrollar estos con otros compañeros.

Todo esto, lo debe hacer logrando interactuar de forma asertiva, de manera que comprenda “la importancia de la integración de los aportes individuales y actúe a favor de los objetivos comunes”.

Contenidos

“En un currículo orientado al desarrollo de competencias los contenidos son centrales”, afirma el documento de la ANEP y sintetiza un capítulo destinado a recomendaciones sobre cómo organizar las temáticas del marco curricular.

En esta línea, se determina la importancia de una “navegabilidad” del sistema para el desarrollo educativo de los estudiantes. Es en esta línea, que se determinan algunos parámetros sobre la forma de estructurar los conocimientos a dictar por los docentes.

Una de las apuestas fuertes se centra en el “diálogo entre disciplinas”, donde el entrecruzamiento entre campos como la matemática, las ciencias o la ingeniería sean fusionados con conocimientos que los “humanicen” como las disciplinas artísticas y las humanidades.

Además, se hace un especial énfasis en la inclusión de la tecnología. Se apunta a que esta forme parte por su importancia en la “interacción social e inserción laboral”, desde la educación inicial hasta la media superior. Y que además, sea abordada no solo de forma general sino específica con énfasis en robótica o programación.

Un paso antes de los planes

El Marco Curricular Nacional y el perfil de egreso que este determina, es un paso anterior a la elaboración de los planes y programas. Los primeros desarrollan las disciplinas (las distintas materias) dentro de las cuales se buscará implementar las competencias generales. En los programas se deberá aclarar cómo aportará este al desarrollo de todas las competencias en el desarrollo del estudiante. En conjunto deberán concretar de manera armónica el desarrollo de las competencias.

Despierta críticas a la interna del Codicen

Para el Marco Curricular Nacional la votación fue dividida, ya que se expresaron a favor el presidente del Codicen y los consejeros Juan Gabito y Dora Graziano; pero en contra los dos consejeros electos por los docentes, Daisy Iglesias y Julián Mazzoni.

“En problema está en que incluyen de forma escasa las recomendaciones de los docentes”, asegura Mazzoni. En específico, el consejero electo por los profesores de secundaria señala que “no hubo un verdadero uso de los consejos recogidos en las Asambleas Técnico Docentes”.

Este aspecto fue el que determinó el voto negativo de Mazzoni y también Iglesias, elegida por los maestros de primaria.

Mazzoni asegura que solo se tuvieron en cuenta para la redacción del documento una modificación aportada por la UTU y otra por primaria, que “no movían la aguja sustancialmente”.

En el caso de las recomendaciones de secundaria, Mazzoni asegura que solo se tuvo en cuenta un aspecto, que “se citó para ser refutado en el cuerpo del texto”.

La falta de participación en la reforma educativa ha sido una crítica constante por parte de los sindicatos de la educación pública.

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