“El Santo Domingo se está moviendo, se mueve”, dice su directora general, la doctora Claudia Pérez Troncoso. Y es que desde hace 149 años, Santo Domingo está presente en Montevideo pensando, creando e invirtiendo en la institución para brindarle a los alumnos y a sus familias una propuesta educativa de calidad. “Nuestra misión es promover el desarrollo integral de las personas y su compromiso cristiano, de modo que, al vivir los valores del Evangelio, transformen la sociedad con una mirada crítica, fraterna y compasiva”.
Siguiendo esta tradición, fue que en 2018 comenzaron un proceso de innovación. En ese entonces, explicó Pérez Troncoso, se preguntaron cómo estaban dando respuestas a las necesidades de los niños y jóvenes: “Esto provocó una profunda reflexión y formación del equipo de conducción del colegio, que asumimos el compromiso de llevar adelante un nuevo modelo pedagógico pastoral en este contexto de la realidad de las nuevas generaciones y de las tendencias de educación en el mundo actual”.
El cambio pedagógico, en el que el alumno es el centro, implicó no solo una transformación del equipo docente y del colegio en sí, sino también una renovación edilicia que se inaugura oficialmente este 20 de febrero.
Primera infancia: la apuesta de Santo Domingo
En las últimas décadas, en materia educativa, la primera infancia adquirió una gran importancia en el desarrollo de la persona. Las oportunidades de aprendizaje temprano son fundamentales para garantizar que todos los niños y niñas desarrollen todo su potencial. Esta etapa, de 0 a 5 años, es un período crítico en el desarrollo del niño ya que, por ejemplo, las conexiones neuronales que se dan en estas edades no se dan en otra etapa de la vida y, de alguna manera, marcan la base para el futuro de ese desarrollo de la persona y de sus habilidades fundamentales.
Por este motivo, decidieron apostar en la primera infancia y brindarles a los niños y niñas de la institución un lugar para aprender, crecer, interactuar con otros y, sobre todo, donde sean protagonistas de su proceso se aprendizaje
La propuesta de primera infancia se basa en cuatro pilares:
- El alumno, como centro.
- El docente, que trabaja con otros docentes cooperativamente; un docente que investiga, que propone con otros, que es un guía, un referente en el aprendizaje.
- La familia, coeducadora. Existe una alianza entre familia y escuela que se basa en el diálogo y en la confianza.
- El espacio y los materiales, que se transforman en el tercer maestro.
Todos estos elementos se conjugan en una propuesta pedagógica pastoral innovadora en donde el escenario de aprendizaje es el motor para llevar adelante este nuevo modelo educativo
Los escenarios de aprendizaje entraman directamente con el diseño de una experiencia, facilitan el aprendizaje significativo y permiten a los alumnos interactuar, crear, reflexionar, indagar, imaginar, conectar y diseñar.
Las premisas de estos escenarios son la acción, el movimiento, el encuentro, la oración, la profundización de saberes, la investigación, la creatividad y la exploración.
Un edificio que responde al nuevo modelo pedagógico
En la nueva propuesta pedagógica pastoral del Santo Domingo, el edificio es “el tercer educador”. Y para lograrlo trabajaron en conjunto con las familias y los niños.
Los niños, las familias y los docentes participaron expresando qué sueño de colegio y qué sueño de espacio tenían. Es decir, qué lugar querían habitar
Fue así que el arquitecto Diego Tosar y su equipo –“muy interiorizados con lo educativo y sensibles a proponer un espacio innovador adaptado a las necesidades de los niños”, según Pérez Troncoso- presentaron una propuesta edilicia basada en algunos pilares.
El primero es la accesibilidad y la neurodiversidad. El diseño arquitectónico contempla la accesibilidad desde un punto de vista cognitivo y del procesamiento sensorial, dándole la bienvenida a personas con diversidad funcional, con rampas y ascensor. Se proponen ambientes neutros, con presencia de mucha madera, con una paleta de colores baja logrando estímulos visuales controlados. Los espacios están totalmente adaptados a los niños (por ejemplo baños para su tamaño, mesadas y estantes a su altura, que permiten el libre acceso a los materiales).
Por otro lado, se apuntó hacia la transparencia edilicia. Esto responde a una nueva concepción de la educación: contar con espacios amplios, de paredes transparentes que permitan la interacción entre los diferentes ambientes, la luz natural y el contacto visual con el exterior. También para crear las mejores condiciones, en todas las instalaciones se cuenta con un sistema de acondicionamiento térmico frío-calor y renovación de aire.
Su principal característica es la flexibilidad: “Se adapta, muta de acuerdo a los intereses de los niños y las intencionalidades pedagógicas, permite la creatividad, la indagación, el juego, el movimiento y los saberes”, detalló la directora general.
Los espacios son convertibles y adaptables, facilitan el encuentro y el aprendizaje, permiten tanto el trabajo individual como el cooperativo. Estos espacios no tienen mucho mobiliario como sillas y mesas, sino que “están esperando a que se transformen”.
Los escenarios de aprendizaje son lugares de transición entre lo real y lo simbólico, en el que todo es posible. Los niños y niñas tienen posibilidades de dar su opinión, de participar, de elegir, de crearse y recrearse con otros, siempre. Es así que el niño asume un rol fundamental. “Un espacio se puede transformar en un cohete a la luna o en una casa donde el juego simbólico tiene su protagonismo”, explicó Pérez Troncoso.
En 2023 comenzaron las obras edilicias para plasmar el cambio en la propuesta pedagógica de la institución.
A principios de 2024 terminaron la primera fase del proyecto que implicó un acondicionamiento de las aulas bajo este nuevo modelo. A su vez, durante el año pasado los trabajos se concentraron en la construcción de los espacios que posibilitan la interacción de niños y niñas de diferentes edades. El nuevo edificio consta entonces, de un espacio amplio de acogida y de encuentro entre los niños de distintas clases, entre los maestros entre sí y abierto a la comunidad de familias. En este espacio convergen el comedor y el espacio de calma que habilita la reflexión, la introspección y la oración. Además, están las aulas de cada uno de los niveles, alegres, confortables, con mesas de diferentes formatos, pufs y segmentación de espacios que permiten trabajar en agrupaciones y dinámicas diversas y con metodologías variables. El nuevo sector para los bebés posee las áreas sensorial, motora, de sueño y de alimentación.
Por otro lado, hay una sala de psicomotricidad y tres áreas recreativas abiertas que responden a distintas edades y necesidades de los niños y niñas y permiten diversificar las propuestas de juego.
Cambios en la institución
El nuevo modelo pedagógico no solo abarca la Primera Infancia, sino también Primaria y Secundaria.
En Primaria lanzaron un prototipo que apuesta al cambio y a la innovación. “Se trata de una transformación muy disruptiva en el proceso de enseñanza y aprendizaje en la cual los alumnos viven diferentes tipologías de aprendizaje a lo largo de la semana”. En Secundaria, en tanto, están trabajando en proyectos, donde la participación de los jóvenes tiene un lugar preponderante.
Pero nada de estos cambios sería posible sin la transformación docente. “Todo este nuevo modelo pedagógico nos desafía muchísimo a los docentes que estudiamos en un paradigma educativo totalmente distinto, entonces requiere una gran transformación y estudio de nuevas formas de enseñar y nuevas formas de aprender”, culminó la directora.