"Fue hasta gracioso. Nos llegó un mail avisándonos que habíamos ganado un premio y al principio no le dimos pelota, porque pensamos que era spam. Hasta que Ignacio (Bustamante) se dio cuenta de que no era spam y de que efectivamente nos habían dado el premio", explica del otro lado del teléfono Martín Reiris, uno de los autores del artículo "A classification theorem for compact Cauchy horizons in vacuum spacetimes" ("Un teorema de clasificación para horizontes de Cauchy compactos en espacio-tiempos vacíos", en español), premiado con el Frontiers of Science Award en Beijing.

Lo mismo confirmará Ignacio Bustamante cuando llegue a Uruguay después de casi 52 horas de viaje: que en la academia es común que las casillas de mail se llenen de información de congresos a los que los investigadores no se habían anotado nunca, que la mayoría son spam o eventos para los que es necesario pagar.

El artículo de los uruguayos había sido publicado en una revista científica internacional y seleccionado por un comité de expertos en el área para integrar el certamen.

Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

Foto: Ignacio Bustamante.

"Un día nos llegó otro mail que vimos que tenía en la cadena a alguien que conocemos, que también trabaja en el rubro. Al final decía: ¿van a aceptar el premio o no? Ahí dije bueno, esto capaz es en serio", explica el investigador. Para ese momento ya era abril y habían pasado tres meses de la notificación original, que había sido enviada en febrero.

El resto es historia: Bustamante se comunicó con Reiris, que estaba a punto de subirse a un avión con destino a la Argentina, y se puso en contacto con un colega de Italia que también, supuestamente, había recibido el premio. Así se aseguró de que todo era cierto: solo quedaba trasladarse hasta China para ir al International Congress of Basic Science, que se desarrolló entre el 16 y 24 de julio en Beijing.

Bustamante viajó a China con fondos de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la República (Udelar). En el congreso se entregaban dos tipos de premios: unos dirigidos a personas con carreras muy largas y otros a trabajos premiados por ser particularmente buenos.

En esta última categoría entraba el artículo de Reiris y Bustamante, que fue junto a uno elaborado por investigadores de la Universidad de Chile los únicos latinoamericanos que recibieron distinciones.

Foto: Ignacio Bustamante.

"Las universidades más premiadas suelen ser siempre las norteamericanas. También lo fueron en este caso, simplemente dos premios fueron para acá (la región), el nuestro fue uno. El resto fueron norteamericanos, de Europa, Asia", comenta.

El congreso se desarrolló en el Instituto de Ciencias y Aplicaciones Matemáticas de Beijing, pero la ceremonia de premiación se hizo en la Universidad de Tsinghua. "Se iba a hacer en un principio en el Gran Salón del Pueblo pero una semana antes les avisaron a los de la organización que se iba a reunir gente de alto rango (de China) en ese lugar, y cuando pasa eso parece que cierran toda el área y no pueden entrar extranjeros”, manifiesta.

Foto: Ignacio Bustamante.

El artículo de los uruguayos logra arrojar luz sobre problemas de larga data de la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein. Así lo explica Reiris: la teoría del científico alemán modela cosas como la física de una estrella o la de un agujero negro, pero también puede modelar al espacio-tiempo en su totalidad, empezando desde el Bing-Bang.

"Hay una evolución: vos tenés un estado inicial del universo y pasan cosas al final. La cosa es que para haber un final, tiene que estar definido lo que es el final. Imaginate que ponés una bandeja grande en una hornalla: sabés que se va a calentar y en algún momento el calor va a quedar homogéneo. Hasta ahí sabés lo que pasa. Si por alguna razón después la bandeja empieza a enfriarse de un lado y no te lo dice la ecuación, ahí hay algo raro que no debería estar pasando", plantea Bustamante.

"Entonces vos lo pensás así: hay un tiempo que está creciendo, que es un tiempo cero, uno, dos, tres, etcétera. Y a partir de un momento las cosas dejan de tener sentido. Y la pregunta es: ¿cómo clasificás ese momento? Ahí aparece el horizonte", agrega.

La pregunta es vieja: Roger Penrose, físico y matemático británico, afirmó en términos generales que si hay un universo, este debería ser predecible. Es un planteo difícil de formular en términos matemáticos, por lo que los investigadores recurren a investigar qué estructuras aparecen cuando se intenta estudiar la predecibilidad del universo.

Ahí aparecen los horizontes de Cauchy -nombrados en honor al matemático francés Augustin Louis Cauchy-, pero para poder trabajar con ellos hay que pedirles condiciones matemáticas extra.

En los ochenta matemáticos como el norteamericano James Isenberg trabajaron en el tema pero dejaron un problema abierto: ¿hay que pedirle todas esas cosas extras para que funcionen?

"Lo que nosotros logramos fue una clasificación de estos objetos extraños. Pueden aparecer en cuatro categorías y las formas en las que pueden aparecer son muy especiales. No puede ser cualquier cosa lo que aparece en el borde, sino que tienen que tener una forma muy particular", explica.