Por Agustín Magallanes
La Universidad de la República (Udelar) sumó presupuesto orientado a la educación a distancia, pese a que la presencialidad se ha convertido casi en la norma en la mayoría de las facultades desde que pasó la peor etapa de la pandemia.
Por impulso del rector Rodrigo Arim, la Udelar resolvió destinar unos $ 9,5 millones para la “enseñanza de grado en plataformas digitales”, según consigna la orden del día del Consejo Directivo Central (CDC), con fecha 7 de febrero. El monto forma parte de un partida anual de $ 25 millones, prevista en la Rendición de Cuentas con ese fin.
Ahora se destinó unos $ 5.3 millones (US$ 128.000) a licencias de software de videoconferencias. Se trata de la adquisición por un año de 2.499 cuentas de docentes y 24.990 cuentas de alumnos de Zoom Education EDU Site. Cada cuenta tiene capacidad para 300 participantes. La cifra también incluye otras licencias de diferentes productos de Zoom.
La Udelar hizo un llamado a licitación abreviada en noviembre en la que solo se presentó una oferta Raylux S.A., que se aceptó por “tener un costo beneficioso” para la administración. La compra de estas cuentas que se reparten entre docentes, estudiantes, funcionarios y en oficinas de Udelar tienen un costo de US$ 127.978.
El resto de esta partida ($ 4.152.500) que asignó Arim es para el proyecto Open Udelar, una versión ampliada de Open Fing. Se trata de un proyecto de filmación y transmisión de la mayoría de las clases de la Facultad de Ingeniería (Fing), en que participan alumnos de varias facultades que a su vez suman créditos. Los contenidos se pueden ubicar por cursos y son de acceso gratuito.
Para Open Udelar, se van a destinar $ 3.112.500 para una red de distribución de contenidos o CDN, que permite hacer un uso más eficiente de los recursos informáticos cuando se realiza streaming de video. Mientras que $ 1.040.000 restantes serán para dos servidores del CDN.
María Simon, decana de la Facultad de Ingeniería, destacó que la plataforma Open Fing nació hace una década como “un proyecto de estudiantes para estudiantes”, dirigido por docentes, que fue pensado para volver a una clase pero pasó a “formar parte del sistema de educación en general”, por su aplicación en varias facultades. En esta etapa, la Fing busca indexar los videos para hacerlos aún más accesibles.
La Udelar utiliza además hace 15 años el Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA), que permite desde realizar tareas con un plazo, acceder a materiales de estudio y hasta participar en foros de discusión.
El País consultó a decanos de algunas facultades de Udelar, quienes coincidieron en que las bondades que ofrece la virtualidad no anulan la importancia de la presencialidad en los cursos.
En ese sentido, Simon remarcó: “No somos una facultad a distancia, y no creemos que pueda ser una carrera a distancia”. Asimismo, planteó que los medios virtuales “ayudan mucho para repasar y a que la presencia sea usada en lo que más sirve”, esto en referencia a los trabajos prácticos y en grupo.
Respecto a la asistencia presencial, la decana sostuvo que se fue incrementando de “a poco” tras las limitaciones de la pandemia, pero que depende de cada asignatura y del grado. Los alumnos de primer año, como sucede en otras carreras, son los que más asisten y en algunos casos quedan fuera del salón “por falta de presupuesto” para alquilar salones y profesores, apuntó Simon. Además, señaló que, en general, los escritorios que ofrece la facultad están ocupados por grupos de estudio.
La decana agregó que se mantienen cursos sincrónicos a distancia sobre todo para quienes tengan dificultades para asistir a clases, al mismo tiempo que valoró como “muy útiles” los centros regionales distribuidos en el interior.
Por su parte, Gonzalo Lorenzo, decano de la Facultad de Derecho, destacó que en marzo pasado la Udelar definió que debe “tenderse” a la presencialidad porque es “insustituible”, ya que es diferente tanto la “cantidad y calidad” de los contenidos, así como permite tener más garantías en las evaluaciones a los alumnos. Si bien destacó las herramientas tecnológicas, dijo que no es lo mismo usarlas como “complemento” que como “sistema”, valorando que ambas opciones conviven.
En 2022, más de la mitad de los cursos de Derecho eran virtuales, la baja ahora será significativa. Para graficarlo, en Abogacía y Notariado habrá 317 cursos presenciales, 80 virtuales y 13 híbridos. Indicó que la prueba final, en todos los casos, “siempre es presencial”.
La propuesta virtual se mantiene en primer lugar para “ayudar a los estudiantes del interior que tienen dificultades para trasladarse a Montevideo”, lo que aseguró se ha logrado, así como para atender los casos de masividad en Derecho en vez de alquilar espacios “no adecuados” para dar clases.
Desde otra óptica, el decano de la Facultad de Medicina, Arturo Briva, destacó que hay una experiencia acumulada de una década con herramientas virtuales que “progresivamente ha ido involucrando a todas las etapas de la carrera”. Un efecto de esto es que hay menos clases abarrotadas, según el grado, porque se pueden cursar “grandes tramos” de manera virtual, indicó.
El anestesista recordó que mientras los residentes trabajaban “a la par” de los especialistas en plena pandemia, cursaron 2021 de forma virtual con “exigencia académica”.
Planteó que “el aprendizaje directo con pacientes es insustituible”, aunque consideró importante “seguir buscando complementariedades”.
En ese sentido, se avanza en la “simulación” de escenarios médicos. Esto implicaría usar software para atender casos clínicos en los que se pueda “demostrar conocimientos”. El objetivo es que experiencias puntuales “formen parte de la currícula para todos”.
“Al mismo tiempo que te tengo que dar la facilidad para evitarte el desplazamiento, como docente tengo que asegurarme la calidad”, dijo Briva.