Uruguay está a la vanguardia en la región” con la transformación educativa en bachillerato que comenzará a regir desde marzo de 2024, según considera Mercedes Mateo, jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sus afirmaciones fueron hechas en diálogo con El País a horas de participar en el seminario “Nuevos caminos para la Educación Media Superior en Uruguay”, organizado por el BID y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

La jerarca disertará de forma online en el evento que se desarrollará hoy en el Hotel Radisson Victoria Plaza, que será transmitido por Zoom, y en el que participarán expertos internacionales de educación, las máximas autoridades de ANEP, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

Mateo señaló desde su oficina en Washington que detrás de los promedios educativos del Uruguay hay “disparidades enormes por nivel económico” de los alumnos. Sobre todo si se toma en cuenta la “muchísima desigualdad” en los indicadores usados para medir el sistema como asistencia, aprendizaje y egreso.

Bajo este escenario, planteó los dos principales desafíos -“que van juntos”-, del esquema educativo actual. Por un lado, “retener estudiantes”, ya que solo “cuatro de cada 10 jóvenes egresan en edad oportuna”, tomando en cuenta datos del Ineed; así como “mejorar” los aprendizajes.

La especialista española, que lidera un equipo de expertos para apoyar la transformación educativa en países de la región, hablará a poco de aprobarse el nuevo Plan de Educación Media Superior 2023, que suplanta al Plan 2006.

En tal sentido, Mateo valoró que el país es “vanguardia” en la región con la reforma que aprobó, y que “puede ser el Portugal de América Latina y el Caribe”. El país europeo fue el que “más ha mejorado en los últimos 15 años a nivel de países OCDE en aprendizajes”, tras “reformas estructurales”, y otras “significativas” en la gestión educativa.

Respecto a si cree que Uruguay podrá solucionar con el nuevo plan la brecha que marcó en su descripción, la jerarca del BID planteó: “definitivamente sí”, valorando que la reforma incluye “tres temas clave”: la reforma curricular por competencias; la extensión de la jornada, como “nivelador de oportunidades” para los alumnos de quintiles más bajos; y la gestión escolar para aterrizar los cambios estructurales.

Sobre el primer tema clave, señaló que los sistemas educativos “se están moviendo cada vez más hacia una lógica competencial porque estas preparan a los estudiantes con competencias amplias, habilidades transversales y capacidades más generales”.

Consultada sobre si esta reforma no quita contenido frente a la oferta previa, la jerarca lo descartó. “La lógica es que en lugar de hacer un currículo extensivo en contenidos -que como los estudiantes no tienen posibilidad de aplicar, olvidan de forma rápida- lo que se hace es trabajar más en profundidad esos contenidos para que al sedimentar se desarrollen en esas competencias transversales que permiten al estudiante seguir acumulando conocimiento y contenido, independientemente del ámbito en el que se vaya a desarrollar”, dijo.

En cuanto al impacto de ChatGPT, a casi un año de su lanzamiento, la experta dijo que en este contexto “es relevante dotar a los alumnos con competencias transversales que les permitan ser más resilientes, aprender a aprender y conectar puntos que no han sido conectados”.

Además, sostuvo que “no se puede hacer un uso efectivo de ChatGPT si no se es capaz de ser un buen conversador”; es decir, de “hacer las preguntas correctas”. Destacó, además, la competencia Pensamiento Crítico -una de las 10 generales que fijó ANEP- para que los jóvenes “sean capaces de distinguir” una noticia falsa, entre otros aspectos.