Redacción El País
Tras un álgido debate dentro y fuera del Parlamento, Virginia Cáceres Batalla asumió ayer la presidencia de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) tras la renuncia de Robert Silva, el único ausente de sus cercanos en la abarrotada sede de Codicen que ovacionó a la joven abogada colorada de 40 años, que se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo.
La ex secretaria general del Codicen dijo frente al expresidente Julio María Sanguinetti, autoridades de la educación y otros funcionarios públicos, que se “rompió un techo de cristal” tras ocupar por primera vez la jefatura de un organismo mayoritariamente femenino.
Cáceres, quien se presentaba como “feminista” en sus redes sociales, tomó un discurso en esa línea en sus primeras palabras como titular de ANEP. Comenzó recordando las dificultades que atraviesan las mujeres cuando toman “la decisión de asumir un rol más protagónico en espacios públicos”.
“Se ha cuestionado mi trayectoria, mi formación, mis aptitudes para ocupar este cargo, se me ha tratado de ilegal y se ha generado un hecho político disfrazado con argumentos jurídicos; y hasta no ha faltado quienes se han postulado públicamente para ocupar el cargo”, apuntó, aludiendo al Frente Amplio que no votó su venia en el Senado, y a sindicatos que cuestionaron su designación.
“Las mujeres somos ‘ilegales’ cuando pretendemos llegar a los cargos de mayor jerarquía. Sin embargo, otros cuentan con algunas otras suertes, como que sus venias se voten sin cuestionamientos, fundamentadas en títulos que nunca existieron. Ese costo es el que tenemos que pagar las mujeres todos los días en el ejercicio de nuestro cargo”, agregó.
“A partir del día de hoy, elijo dar vuelta la página”, subrayó tras los cuestionamientos. Asumió el “compromiso de tender el diálogo abierto con todos los actores del sistema”, con el fin de “seguir generando políticas educativas de calidad”.
Cáceres agradeció al ministro de Educación, Pablo da Silveira, por su “apoyo incondicional y explícito” en el proceso de designación. El jerarca la calificó de “candidataza” para este puesto, y enfatizó: “No está acá por ser mujer, sino por sus inmensos méritos personales”.