DÉBORAH FRIEDMANN
"La pasta base no quema el cerebro del consumidor de un segundo para otro. Eso no existe, es un mito", dice el experto en Medicina Nuclear, Rodolfo Ferrando. Tras una abstinencia prolongada las alteraciones funcionales tienden a revertirse.
Ferrando, profesor adjunto de Medicina Nuclear de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República dictó el martes pasado, en la Junta Departamental, la conferencia Alteraciones de la perfusión cerebral en consumidores activos de pasta base de cocaína. Fue la última actividad con que el grupo "Madres de la plaza" conmemoró sus cinco años de existencia.
En 2005 comenzaron a estudiar los primeros pacientes adictos a la pasta base de cocaína con estudios de imagen funcional. Son técnicas, como la tomografía por emisión de fotón simple (spect), que permiten medir la actividad de distintas áreas del cerebro. "Encontramos alteraciones en determinadas áreas de la corteza que son muy importantes", resumió Ferrando.
Las áreas que vieron afectadas durante el consumo se ubican básicamente en la corteza prefrontal, zona del cerebro que concentra las tareas ejecutivas e inteligentes, las tomas de decisiones, la planificación de actos y la conducta social.
Esas áreas están descriptas como alteradas en individuos que tienen predisposición a conductas agresivas o actos antisociales. "Eso nos hizo plantear la hipótesis de si las alteraciones funcionales producidas por la pasta base de cocaína podrían ser más intensas que las del clorhidrato de cocaína. Y si la alteración en esas áreas específicas estaba produciendo una predisposición a las conductas más severas, como se ve de hecho que tienen los consumidores de pasta base", explicó.
Ese fue el punto de partida para que un año más tarde presentaran al Ministerio de Educación y Cultura la intención de efectuar la investigación Evaluación de los trastornos de la función cerebral producidos por la pasta base de cocaína y su relación con el comportamiento agresivo, que se concretó.
En 2009 presentaron resultados preliminares de esa investigación (que abarcaba a 16 consumidores de pasta base y 16 personas no adictas) y ahora terminan de procesar los datos de la segunda fase del estudio (con 25 consumidores de pasta base, 24 de clorhidrato de cocaína y 20 personas no adictas para comparar).
En ambas etapas del trabajo los investigadores detectaron una "importante" disminución de la actividad en la corteza prefrontal en los adictos a la pasta base. "Hay alteraciones en la corteza prefrontal, sobre todo en el sector dorsal", señaló Ferrando.
En cuanto a los trastornos neuropsicológicos hallaron alteraciones "importantes en la memoria", tras efectuarles a los participantes del estudio pruebas que miden la capacidad de planificar tareas.
"Se ve también que las fallas atencionales son muy frecuentes. Casi 80% de los individuos -esta es una serie muy chiquita pero se mantiene después en series más grandes que estamos analizando- tienen alteración de la atención", sostuvo.
En la investigación, el equipo de científicos detectó que la magnitud de las áreas afectadas en el cerebro de los consumidores de cocaína era menor que en los adictos a la pasta base, sostuvo el experto. "Esto confirma la hipótesis de que las alteraciones funcionales producidas por la pasta base son mayores que las del clorhidrato. (...) Está asociado a una cantidad de síntomas y fenómenos, entre los cuales están las fallas de las funciones cognitivas y potencialmente la predisposición a la conducta agresiva", señaló.
Según Ferrando la vía de administración es "determinante" en la diferencia del efecto de la pasta base con la cocaína. Cuando el clorhidrato de cocaína se administra por vía intravenosa o se fuma (como es el caso de la pasta base), se produce un "pico" de acción de importancia a los 30 segundos. Sin embargo, cuando se inhala la acción máxima se inicia más tardíamente, y lo mismo sucede con la eliminación de la droga.
"La cocaína fumada se comporta mucho más como la cocaína intravenosa que como la utilizada por vía nasal. Esto puede estar generando la diferencia en el perfil adictivo de los consumidores, que están activando y desactivando esos circuitos mucho más rápido. Se sabe además que a acción más rápida y fugaz de una droga mayor es su capacidad de generar adicción", sostuvo Ferrando.
Estudios en cultivos celulares, también desarrollados en Uruguay, mostraron que la pasta base es más neurotóxica que la cocaína. Posiblemente, estimó el experto, también lo vaya a ser en el cerebro humano, pero los "efectos irreversibles pueden requerir tiempo prolongado en manifestarse".
Ferrando afirmó que "es un mito" que la pasta base "queme el cerebro del consumidor de un segundo para el otro" (salvo que sufra un accidente agudo como un infarto cerebral o de miocardio). "Si no median accidentes de ese tipo, a largo plazo el efecto irreversible de la droga es lento y el cerebro puede tener estrategias para disimular o solapar esos efectos. La capacidad para revertir los efectos que tiene el cerebro es muy importante", dijo el experto.
Y añadió: "En las observaciones puntuales que hemos visto hasta ahora los individuos han sido capaces de revertir las alteraciones funcionales que tenían luego de una abstinencia prolongada. Esto es muy importante y es una evidencia más que nos muestra cómo hay que seguir luchando y que no todo está perdido". Aseguró que es necesario combatir la idea de que "el consumidor ya está" perdido y "el cerebro está en un estado irrecuperable".
Para él "todo eso no es cierto", aunque es verdad que "la dependencia que se genera es muy fuerte y que romper con eso es muy difícil". Además, sí prevé que a largo plazo la pasta base produzca daños irreversibles de mayor gravedad o más precozmente que la cocaína.
Una alegría contagiosa
En estos cinco años las Madres de la Plaza han pasado por múltiples situaciones con sus hijos. El martes pasado, en la Junta Departamental, quedó otra vez en evidencia que la alegría de una es motivo para que el resto se emocione. La internación voluntaria de uno de los "hijos", de la que se enteraron esa tarde, fue una alegría notoriamente compartida.