THE NEW YORK TIMES | JANE E. BRODY
Tengo una pregunta para todos los padres con hijos en edad escolar: ¿saben cuántas horas duermen sus hijos? ¿Saben cuánto sueño necesitan? Y, ¿saben lo que sus relojes biológicos les dicen respecto a cuándo van a dormir y cuándo despertarán?
Si bien es probable que los niños pequeños levanten a sus somnolientos padres cada mañana, sin respeto alguno a los fines de semana, las cosas se invierten después de la pubertad. Con frecuencia oigo un lamento familiar de padres de adolescentes: cada día es una lucha levantar a los niños y salir a tiempo para la escuela.
Muchos niños y la mayoría de los adolescentes no duermen las horas suficientes, y esto puede dar lugar a serias consecuencias, incidiendo sobre el desempeño escolar e incluso elevando el riesgo de sufrir depresión y otros desórdenes del carácter.
A fin de ayudarle a usted y sus hijos a que aprecien mejor sus necesidades de sueño, me gustaría sugerir una pequeña prueba. Durante una semana o dos antes de que la escuela termine y de nuevo durante las vacaciones del verano, lleve un diario de las horas dormidas de sus hijos en tres columnas. O, si ellos son capaces y están dispuestos, pídales que lo hagan por sí solos.
En una columna, registre la hora en que se apagan las luces durante los días entre semana y en fines de semana o días de vacaciones. En la segunda columna, registre la latencia del sueño; esto es, cuánto tiempo les toma dormirse. Y en la tercera, registre la hora a la que despiertan, notando si esto ocurre de manera natural o con una alarma.
Si bien es cierto que el sueño varía de persona en persona, existen algunas guías bastante razonables, fundamentadas en la ciencia, para ayudarle a que precise si sus hijos están durmiendo las horas que necesitan para funcionar a su máximo nivel en la escuela y en los juegos, así como para llevarse bien con amigos y parientes.
Y si usted es padre de adolescentes, quizá adquiera una comprensión mucho mejor de las razones por las cuales les cuesta tanto trabajo levantarse a tiempo por las mañanas en días de escuela para bañarse, vestirse, desayunar y tomar el ómnibus o llegar a tiempo a clase.
En el pasado, la televisión era responsabilizada por reducir las horas de sueño de los pequeños. Ahora, los aparatos modernos que tenían el propósito de mejorar la comunicación y ahorrarnos tanto tiempo crearon días casi interminables. Ya no existe una hora "sagrada" después de la cual un niño no pueda ponerse en contacto con alguien más, buscar información o hacer compras en línea. Y para demasiados jovencitos, el sueño asume una posición secundaria detrás de mantenerse en contacto, ya sea por teléfono celular, correo electrónico, mensajes de texto, Facebook o Twitter.
LOS NúMEROS. Basado en la Fundación Nacional del Sueño, los recién nacidos deberían dormir entre 12 y 18 horas por cada 24, con una reducción gradual de 12 a 14 horas para infantes de 1 a 3 años de edad. Los preescolares, de 3 a 5 años, tendrían que dormir de 11 a 13 horas y cuando crecen, en el período que va de los 5 a los 10 años, su sueño ideal es de 10 a 11 horas. Sospecho, sin embargo, que pocos alumnos de cuarto y quinto año de escuela duermen 10 horas por noche.
La situación se vuelve incluso más desafiante durante la pubertad y a lo largo de la adolescencia. Los adolescentes no solo necesitan más horas que los adultos -de 8,5 a 9,25 horas por noche, con base en datos de la fundación del sueño- sino que las horas a las que son capaces de despertar naturalmente y sentirse descansados no coinciden con el comienzo de actividades en la mayoría de las escuelas o liceos.
El adolescente típico, demostraron estudios del sueño, no concilia el sueño con facilidad antes de las 11 de la noche o más tarde. Sin embargo, muchos tienen que levantarse a las 6 de la mañana o antes para llegar a la escuela a una clase que empieza a las 7 y 30 u 8 de la mañana. Unos cuantos se quedan dormidos durante esa clase, y con frecuencia también en la siguiente. Incluso si están despiertos, no están en condiciones de aprender gran cosa de nada.
En un estudio, más de 90% de los adolescentes informaron que dormían menos de nueve horas por noche, en tanto 10% informó que dormía menos de seis horas. Como observó James B. Maas, psicólogo de la Universidad Cornell y prominente investigador del sueño, la mayoría de los adolescentes "andan co-mo zombis" porque duermen muy poco.
Incluso en 1998, antes de que se pudiera responsabilizar a los teléfonos inteligentes e iPads por la privación del sueño adolescente, un estudio entre más de 3.000 adolescentes, realizado por Amy R. Wolfson del Colegio de la Santa Cruz y Mary A. Carskadon de la Universidad Brown, encontraron que los alumnos de secundaria con bajo rendimiento dormían en promedio 25 minutos menos e iban a la cama 40 minutos después que aquellos con las máximas calificaciones. En otro estudio entre 40 alumnos de bachillerato, Carskadon y sus colegas encontraron que casi la mitad de los estudiantes que entraba a clase a las 7 y 20 horas estaba "patológicamente somnoliento" a las 8 y 30.
Para Carskadon era un "abuso" comenzar la escuela tan temprano. "Quizá estos jóvenes estén despiertos y en la escuela a las 8 y 30, pero estoy convencida de que sus cerebros vuelven a la almohada". La privación del sueño también impacta en su aprendizaje porque según la investigadora, "lo que se aprende durante el día se consolida durante el sueño".
LAS CLAVES
Preocupación
Investigadores estadounidenses alertan sobre la poca atención que los adultos prestan a las horas que duermen sus hijos. Demostraron que la falta de sueño en los niños y los adolescentes impacta sobre su rendimiento curricular.
El sueño ideal
Entre los 3 y los 5 años los niños deberían dormir de 11 a 13 horas, según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos. Entre los 5 y los 10 años tendrían que dormir 10 u 11 horas; y en la adolescencia, un promedio de 9 horas.
Muy temprano
Aconsejan combinar mejor los horarios del sueño y las exigencias escolares. Recomiendan a escuelas y colegios comenzar el día más tarde y limitar las actividades nocturnas.
En el programa
Indican que el programa escolar debería incluir información sobre el sueño y los ritmos biológicos para, de esa forma, alentar a los estudiantes a tomar decisiones informadas con respecto a sus horarios para dormir.
Fijar horarios
A fin de contribuir a un ciclo aceptable de sueño y vigilia, niños y adolescentes deberían evitar la luz brillante por la noche y exponerse a la luz por la mañana. Y sus padres tendrían que fijar una "hora apropiada" para ir a la cama.