El Pit-Cnt pone la mira en la reducción de jornada laboral

Trabajo. Será planteado en negociaciones; no es prioridad del gobierno

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El País

Sebastián Cabrera

El Pit-Cnt volverá a poner en la agenda la reducción de la jornada laboral sin baja de salario. Planteará el tema en las próximas negociaciones salariales, a pesar de que no es una prioridad del gobierno y los empresarios lo rechazan de plano.

Las experiencias de reducción de la jornada laboral no han sido del todo auspiciosas en Europa. Eso parece no importar en el Pit-Cnt, que en el acto del 1° de mayo anunció que pondrá el tema a discutir en las rondas salariales de públicos y privados. Además, el asunto está a estudio de la coordinadora de centrales sindicales del Mercosur, que presentará el reclamo a los presidentes del Mercosur cuando se reúnan en diciembre en Montevideo.

El sindicalista Milton Castellano, secretario de negociación colectiva del Pit-Cnt, dijo a El País que el tema debe ser puesto "arriba de la mesa", pero admitió que "no es de fácil implementación".

Castellano entiende que, para que tenga cierto éxito, el planteo debe hacerse a nivel global y no sólo en los consejos de salarios por rama de actividad. "Las experiencias de la reducción de jornada de trabajo en Europa se han hecho a nivel general. Es muy difícil implementarlo en algunos sectores sí y en otros no", explicó. De hecho, el tema también se tratará en una de las comisiones del Compromiso Nacional.

Castellano, que integra la corriente más moderada en la interna del Pit-Cnt, se muestra cauto al referirse a la reducción de la jornada. "En Uruguay ya hay sectores con menos horario, lo cual ha generado multiempleo. Por ejemplo, en la salud el régimen es de seis horas y por la vía de los hechos hay muchos trabajadores que hacen doble horario. En la educación pasa lo mismo: las maestras trabajan cuatro horas pero luego tienen que completar con otros trabajos", sostuvo.

El sindicalista también entiende que "no es lo mismo" trasladar la realidad del primer mundo a la de los países pobres. "Con tasas bajas de desocupación es más fácil rebajar el horario, pero con tasas altas se da la posibilidad del multi empleo", admitió.

Pero su visión tiene matices en la interna gremial. La reducción de la jornada de trabajo ya había sido planteado por el Pit-Cnt al gobierno en un documento presentado en el año 2005, elaborado en forma conjunta por la delegación de trabajadores de la Junta Nacional de Empleo, el Instituto Cuesta Duarte y el Secretariado Ejecutivo. Allí se afirmaba que se trata de una medida a aplicar a mediano plazo, aún cuando sea difícil hacerlo "en tiempos de multiempleo y alocado consumismo". Los trabajadores reivindican en ese documento "el derecho al ocio" y recuerdan a Marx "cuando decía que la medida de la riqueza vendrá por el tiempo libre".

Jorge Taborda, que también integra el Secretariado y es del MPP, dijo que se trata de una medida "viable" y que se ha aplicado en algunas fábricas y organismos públicos. "Pero debe acelerarse, puede ser una medida que ayude a bajar el desempleo", afirmó.

DIFERENCIAS. Taborda es del mismo sector político que el ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi pero sus opiniones no coinciden. Bonomi dijo a El País que el tema no ha sido tratado a nivel oficial y que tiene "información contradictoria" de las experiencias internacionales: "En algunos lados se aplicó y luego se dejó de hacer".

En una primera aproximación al tema, el asesor letrado de la Cámara de Comercio Juan Mailhos cree que "no parece una propuesta razonable". Adelantó que reducir la jornada de ocho a seis horas sin bajar el salario "genera rechazo" y no contaría con el visto bueno empresarial, en épocas en que se habla de "productividad y competitividad". "Esto nunca se ha planteado de una manera seria (a nivel sindical). Conozco tangencialmente experiencias europeas que no han sido la panacea", advirtió Mailhos.

Crítico

El economista Juan Manuel Rodríguez, experto en relaciones laborales, dijo a El País en 2005 que reducir la jornada laboral es impracticable: no contribuiría a bajar el desempleo y subirían los costos laborales. "Si baja el horario y no se reduce el salario, la competitividad no aumenta".

Experiencias europeas con poco éxito

Las experiencias de reducción de la jornada laboral se han concentrado en Europa en la última década y uno de los ejemplos más claros es el de Francia. El ex presidente francés Lionel Jospin impulsó en 1998 la reducción de la jornada laboral de 39 a 35 horas semanales, sin baja de salario.

La discusión y posterior aprobación de la reforma generó una ola de amenazas empresariales, que vaticinaban quiebras masivas y una caída en la economía. Eso no ocurrió, pero tampoco se cumplieron los anuncios del gobierno, que anunciaba que la medida ayudaría a crear por lo menos 480.000 puestos de trabajo.

En 2004, el ministro francés de Presupuesto Alain Lambert estimó en 15.000 millones de euros el déficit público causado por la ley de las 35 horas, según publicó el diario económico español Cinco Días.

En febrero del año 2000 el índice de desempleo en Francia era de 11,5%, apenas medio punto porcentual menos que cuando se aprobó la ley. En marzo de ese año el gobierno francés abrió excepciones a la ley, permitiendo semanas de hasta 48 horas, siempre y cuando los trabajadores las aceptaran en forma voluntaria.

Otro ejemplo es el de Alemania, donde también se había bajado la jornada laboral. Pero hoy se trabaja otra vez más de 40 horas por semana. Según el Instituto Alemán de Economía, la semana laboral real en el oeste de Alemania alcanza las 42,8 horas y en el este las 44,2: en ambos casos, cuatro horas más de lo establecido en convenios colectivos o contratos laborales. La quinta parte de los asalariados trabajan regularmente más de 45 horas. Sólo el 28% de los empleados tiene 35 horas.

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