RENZO ROSSELLO
El tren de los pueblos libres languidece en la Estación Pilar de la provincia de Buenos Aires. Sin haber completado siquiera los seis meses de vida en esta segunda edición, el tren binacional parece ser historia.
"Lo vemos con mucha lástima, pero está dándose lo que habíamos pronosticado", dijo ayer el dirigente del sindicato de ferroviarios Ricardo Cajigas.
Ayer el diario argentino La Nación registraba el último viaje en la mirada del custodio de la Estación Pilar de la provincia de Buenos Aires, Óscar Albesani. El custodio cuenta que "todavía hay gente que llega a la estación para tomarse el tren y que recién ahí se entera de que el servicio, que en agosto pasado habían presentado con una gran puesta en escena la presidenta Cristina Kirchner y el presidente uruguayo, José Mujica, está suspendido".
Lo cierto es que la formación perteneciente a la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) parece definitivamente abandonada a su suerte. Cabe recordar que sobre TBA pesa la tragedia ocurrida en Once hace cuatro meses, que costó la vida a 51 personas y dejó a otras 703 heridas. Y ello estaría incidiendo también en la interrupción del servicio binacional, que desde su inicio no estuvo exento de polémica. Desde Uruguay, principalmente, por los propios funcionarios de AFE que en todo momento cuestionaron el no haber sido consultados para poner este tren en marcha, así como por permitir que lo operaran maquinistas argentinos en territorio uruguayo, un fenómeno inédito.
Y NADIE LE DIJO NADA. El 29 de agosto de 2011 llegó con pompa a la ciudad de Salto. Con este viaje se reanudaba un servicio que había tenido sus antecedentes entre 1982 y 1985. De este modo, 26 años más tarde, la historia parecía darle una nueva chance al "Tren de los Pueblos Libres".
Esa tarde el presidente uruguayo recibió a su par argentina con una ceremonia en la histórica Estación Midland que había tenido que construir un baño especial para la mandataria, bajo sus requerimientos. El presidente José Mujica agradeció entonces a Cristina Kirch-ner "el gesto de compartir su infraestructura a través de este tren". Pero luego de este memorable comienzo la formación ferroviaria tuvo más sombras que luces en su recorrido.
El plan original consistía en un recorrido de 813 kilómetros, entre la estación de Pilar y la de Paso de los Toros. Pero menos de tres meses después de comenzar a rodar TBA comunicó su necesidad de reducir el recorrido programado. Las razones eran la baja rentabilidad que estaba teniendo el servicio que llegaba a territorio uruguayo con apenas el 25% de su capacidad colmada. Ya su primer viaje oficial había sido revelador: había partido con 25 pasajeros, pero solo 3 llegaron hasta la localidad tacuaremboense.
El 23 de febrero pasado ocurrió la tragedia de Once, que supuso un golpe además para la empresa TBA. De hecho el caso aún permanece en los estrados judiciales. En marzo el "Tren de los Pueblos Libres" ya llegaba solamente hasta la ciudad de Salto. Dos meses después limitaba sus movimientos al mínimo hasta llegar a la situación que registró ayer La Nación.
PROBLEMAS PASAJEROS. La Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) tiene, a estar por sus autoridades, problemas más urgentes que la suspensión del servicio binacional.
En una reciente comparecencia ante el Senado, el actual presidente de la empresa estatal, Jorge Setelich, se refirió a los graves problemas que enfrenta la supervivencia del ente. Señaló, por ejemplo, el "atraso tecnológico significativo", el avanzado promedio de edad del personal -"en las cuadrillas de mantenimiento la persona más joven tiene 46 años", ejemplificó Setelich-; las dificultades de orden burocrático que impiden a 243 funcionarios jubilarse, pese a tener la edad y la cantidad de años trabajados. A esto se suman las casi 128.000 hectáreas de terrenos que pertenecen al ente, que han generado deudas por tributos.
Mientras se evalúa la reformulación de la empresa con la posibilidad de que, bajo una nueva forma jurídica, operara los servicios en el régimen de derecho privado, AFE vuelca todos sus esfuerzos a privilegiar el servicio de carga por encima del servicio de pasajeros.
Desde el sindicato se ve todo esto con inquietud, al tiempo que se lamenta el destino que ha tenido el "Tren de los Pueblos Libres". "Cuando se inauguró este servicio dijimos que esto era una payasada, no tenía nada serio", recordó Cajigas.
Mientras tanto, el tren que quiso convertirse en un símbolo de puro cuño artiguista duerme ahora en los rieles de una estación bonaerense. De momento nadie sabe si esas ruedas volverán a rodar por los rieles del puente de Salto Grande.
Sindicato: "Cuando se inauguró nosotros dijimos que esto era solo una payasada".
Proponen que AFE "alquile"
"Hace diez años que venimos planteando la necesidad de comprar material nuevo para mantener el servicio de pasajeros", se queja Ricardo Cajigas, el dirigente de la Unión Ferroviaria. Sin llegar a la compra, Cajigas asegura que se podría alquilar una formación co-mo la del "Tren de los Pueblos Libres", ya que pese a ser máquinas de 1952 "para nosotros son como de última generación". El dirigente sindical dice que se podrían alquilar máquinas como esta mientras "se toman su tiempo para elegir qué máquinas comprar, y no tener que salir a comprar a las apuradas".