BERNARDETTE LAITANO
Hace 25 años se descubrió su existencia, cuando fueron producidas en un laboratorio de manera accidental. Ahora se confirma que estas moléculas, llamadas fulerenos, también están en el espacio.
Existen tres formas del carbono. El grafito, el diamante y los fulerenos. Estos últimos son moléculas de carbono que presentan una estructura similar a una pelota de fútbol. Los científicos la llaman "la molécula más hermosa" porque, además de la versatilidad para la síntesis de nuevos compuestos, se presentan en forma de esferas, elipsoides o cilindros. De hecho, deben su nombre al arquitecto Richard Buckminster Fuller, creador de la cúpula geodésica.
La existencia de los fulerenos se descubrió en 1985, cuando un grupo de científicos de la Universidad de Sussex intentaba simular las condiciones en que se encuentran estrellas envejecidas ricas en carbono.
Del experimento, se esperaba producir largas cadenas de carbono, que se sabía estaban presentes en las estrellas mencionadas. Lo que surgió, de manera accidental, fueron estas moléculas con forma de pelota que le dieron a los investigadores Robert Curl, Harold Kroto y Richard Smalley el Premio Nobel de Química de 1996.
La existencia de fulerenos en la Tierra se debía a un accidente de laboratorio y su presencia en el espacio era esperable, pero no se había confirmado hasta ahora.
SUERTE. El hallazgo fue realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá, y significa, además, el descubrimiento de las moléculas más grandes que se hayan visto hasta ahora en el espacio.
Según el profesor Jan Cami, quien dirigió el estudio, detectaron las buckyesferas -también llamadas así en honor a Buckminster Fuller- gracias a su "firma" infrarroja: "Oscilan y vibran de muchas formas distintas y, al hacerlo, interactúan con la luz infrarroja en longitudes de onda muy específicas", señaló a la revista Science.
El equipo, que no estaba buscando específicamente fulerenos, captó las emisiones y, dada su particularidad, no dudó al interpretar esas longitudes de onda como una señal de moléculas de carbono. La observación se realizó utilizando un telescopio Spitzer de la NASA.
La evidencia se encontró en la nebulosa planetaria Tc-1, una nube de polvo cósmico que rodeaba a una estrella gigante. El Tc-1 es pobre en hidrógeno, una condición necesaria para las buckyesferas pero difícil de tener en nuestro universo, que es rico en hidrógeno. La abundancia de hidrógeno impediría la formación de buckyesferas.
Cami reconoce que hubo una cuota de suerte en este hallazgo ya que también la temperatura influye en la posibilidad de detectarlas a través de los rayos infrarrojos. La señal surgió de una estrella en el hemisferio sur de la constelación Ara, a 6.500 años luz de distancia.
Las sospechas de que estas moléculas se hallaban en el espacio eran firmes porque se trata de uno de los materiales más estables y duraderos, pero parecían evasivas a dejarse ver precisamente allí donde era más esperable encontrarlas.
"Algunos de mis estudiantes dicen que rompí un récord mundial", dijo Cami a la BBC. "Pero no creo que exista un récord para este hallazgo".
El paso siguiente previsto es estudiar las propiedades únicas que poseen las buckyesferas, que permitirían entender mejor los procesos químicos y físicos en el espacio. Uno de los grandes intereses refiere a las bandas interestelares, una serie de líneas presentes en el espectro luminoso de los objetos astronómicos.
Si se "rompe" la luz de una estrella en un espectro similar al del arco iris, los científicos podrían saber qué químicos están presentes en la atmósfera de una estrella. Las bandas son causadas por otro material que absorbe parte de la luz de un objeto antes de que ésta alcance la Tierra. Hasta el momento, los científicos han debatido qué tipo de moléculas son las responsables de estas bandas, que se han convertido en uno de los grandes misterios de la espectroscopia cósmica. Se piensa que las buckyesferas podrían contener la respuesta.
"Ahora que sabemos que las buckyesferas existen en el espacio, podemos resolver si son importantes o no para este problema", afirmó Cami.
Las posibilidades que los fulerenos ofrecen para sus aplicaciones en las más diversas áreas pueden multiplicar a las actuales. Algunas de sus aplicaciones presentes refieren al campo de los láseres, para evitar el deterioro de los materiales. También se emplean en el recubrimiento de algunas superficies, dispositivos fotoconductores y creación de redes moleculares. Cuadros de bicicletas y raquetas de tenis recurren a esta molécula.
La biomedicina, asimismo, se nutre de las múltiples propiedades de los fulerenos. De todas las opciones, la nanotecnología es la que mayormente ha explotado sus posibilidades.
Aspectos claves
Hallazgo
La existencia de las moléculas de carbono, conocidas como fulerenos o buckyesferas, se conocía desde 1985, cuando fueron producidas en un laboratorio de manera accidental. Las sospechas sobre su presencia en el espacio eran firmes, pero no se habían confirmado hasta ahora.
Telescopio
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá, detectó las moléculas de carbono por accidente. Fueron descubiertas por su inconfundible "firma" infrarroja. Son las moléculas más grandes que se han visto en el espacio.
La cifra
60 Cantidad de átomos de carbono que están arreglados en la esfera tridimensional.