La arquitectura Art Decó en Montevideo es singular. Un grupo de expertos de Unesco visitó sus principales exponentes y Uruguay evalúa presentar la riqueza de este estilo para formar parte de su lista tentativa de propuestas patrimoniales.
La delegación de Uruguay ante Unesco le propuso al intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, esa incorporación. A fines de septiembre, los especialistas del organismo recorrieron el Palacio Díaz, el edificio Tapié, la confitería Americana, el Jockey Club y el Palacio de la Cerveza.
En esas visitas, una de las conclusiones fue que Montevideo tiene además otros exponentes arquitectónicos con valor mundial, como obras de la arquitectura moderna, por lo que una opción que se maneja es presentar un circuito, explicaron en esa oportunidad fuentes de la delegación de Uruguay ante Unesco.
La inclusión de arquitectura uruguaya en una lista tentativa implica un compromiso del país en la preservación de esas construcciones y también puede ser el paso previo a postularlo para ser Patrimonio de la Humanidad. Actualmente, Uruguay tiene en la nómina tentativa al arte rupestre de Chamangá (Flores) y al Palacio Legislativo y como Patrimonio de la Humanidad al barrio histórico de Colonia del Sacramento.
Al caminar por Montevideo las obras Art Decó -que se ubican desde 1925 en adelante- se distinguen por tener un tratamiento decorativo aplicado, que adopta formas nuevas. "Esas formas no son el neoclasicismo ni la arquitectura historicista. Tampoco las formas Art Nouveau y otras corrientes de principios de siglo. Eran formas distintas, más geometrizantes y eso permite verlas como distintas", explicó el arquitecto Juan Pedro Margenat, especialista en el tema, quien brindó una conferencia en el marco del Taller sobre la implementación de la Convención del Patrimonio Mundial de Unesco.
Las realizaciones de la arquitectura Art Decó en Uruguay se pueden dividir en diferentes corrientes. Una está vinculada a la tradición que se caracteriza por la utilización de elementos de ornamentación convencionales generalmente recargados, evitando los elementos decorativos historicistas. Ese es el caso, según Margenat, del diseño interior del Palacio de la Cerveza (1928).
La otra expresión es de "tipo geométrico", con características expresivas más abstractas, también denominadas zig-zag. "Esta variante que algunas veces abreva en una interpretación superficialmente `cubista` presenta numerosas obras en nuestro país. Ejemplo de ello es el Edificio Tapié (1934)", indicó Margenat en un material distribuido durante su conferencia.
Una última corriente es más modernizante, con mayor afinidad con la estética del racionalismo. Tiene un importante desarrollo en Montevideo, en obras como el edificio El Mástil (1935). En cuanto a arquitectos, algunos de los principales exponentes de ese estilo fueron Gonzalo Vázquez Barrière, Rafael Ruano y Francisco Vázquez Echeveste.
SINGULARIDAD. Los arquitectos que adoptaron el Art Decó en Montevideo miraban a Europa pero también generaron formas nuevas, propias, genuinas. Eso, justamente, es lo que hace particular al estilo en la capital uruguaya: su grado de autenticidad, sostuvo Margenat.
"El Art Decó en Montevideo es bastante singular. En otros países de América Latina también hay obras Art Decó pero no en la misma abundancia. En Uruguay hay abundantes y de muy buena calidad, como el Jockey Club o el Palacio de la Cerveza, en la comparación internacional y latinoamericana", sostuvo el especialista.
En otras regiones, como Europa, por ejemplo, el Art Decó se concentró en la decoración. En Estados Unidos, en tanto, se utilizó fundamentalmente en los rascacielos de las grandes corporaciones que expresaban poderío.
Otra particularidad del estilo en Montevideo es que fue "muy bien recibido". "Entonces, uno encuentra construcciones muy modestas, hechas por constructores o por los propios propietarios, que son Art Decó. No son obras para estar en una cartelera pero son obras buenas y muy populares. Uno encuentra en Montevideo muchas obras de ese tipo", señaló Margenat.
El Art Decó en Montevideo surge a raíz de nuevas necesidades sociales nacionales y mundiales, como las salas de cine o edificios que en ese entonces se llamaban "para renta", explicó Margenat. "Otro camino fueron obras en las cuales el motivo de consumo eran ciertos productos nuevos, como la cerveza y el Palacio de la Cerveza. O las confiterías, lugares donde se iba a tomar el té", señaló el especialista.
Los arquitectos Art Decó adoptaron una actitud "moderadamente modernizante o renovadora". "No eran demasiado propensos a la ruptura, a los gestos excesivamente radicales y preferían un camino más gradualista", indicó Margenat. "Ellos veían que para llegar a ciertas posiciones no se podía ir en un solo paso, sino gradualmente hacia las posturas más radicales de los arquitectos modernos", agregó.
Los profesionales que adoptaron ese estilo eran muy pragmáticos, no elaboraban teorías para hacer tal o cual forma de arquitectura. Simplemente la hacían. "Los arquitectos Art Decó como otros que practicaron formas náuticas como los arquitectos más modernos en sus distintas variantes, formaban parte de una corriente renovadora: buscaban modernizar la arquitectura. Unos en un grado, siguiendo un camino más radical, otros en otro, con un camino más moderado", indicó Margenat.
Según el especialista, hasta 1985 la crítica de la arquitectura uruguaya mantuvo "en el olvido esta corriente y sólo resultaba viable la vertiente moderna. A partir de esos años comienza a aceptar el Art Decó, sin mucho entusiasmo ni convicción. Esos arquitectos fueron pioneros pero de una arquitectura maldita. Es hora de reconocer plenamente que en el Uruguay de los años `30 no todas las catedrales eran blancas", consideró.
Arquitectos: "Fueron pioneros, pero de una arquitectura maldita". (Juan Pedro Margenat)
Montevideo: "Formas genuinamente propias hacen particular al estilo en la capital uruguaya".
Palacios urbanos de los `20
Para quien esté interesado en recorrer algunos edificios característicos de la arquitectura Art Decó, la Intendencia de Montevideo propone un circuito ameno que se puede recorrer en tan solo 60 minutos.
La Intendencia señala que esa arquitectu ra es uno de los "rasgos identitarios" de Montevideo. "La escala de las obras, y la ubicación céntrica de aquellas consideradas más valiosas estéticamente, hacen de Montevideo una de las mejores ciudades a nivel mundial para apreciar este estilo. Tenemos a nuestro alcance obras que poseen un alto valor histórico y patrimonial así como arquitectónico y estético", indica la División Turismo de la IMM.
Y agrega: "A diferencia de otras ciudades, en Montevideo las obras art decó son accesibles, es decir puede agruparse un número adecuado de obras importantes en un espacio reducido del centro de la ciudad, lo que facilita la implementación del circuito".
Este circuito plantea los siguientes edificios: Palacio Díaz (18 de Julio 1333), Palacio Tapié (Santiago de Chile 1336), Palacio Rinaldi (18 de Julio 839), Edificio Lux (Constituyente 1661) y Edificio Parma (18 de Julio 1645).
En un artículo de la revistaDossier, el periodista Alejandro Michelena describe el Palacio Díaz, en 18 de Julio y Yaguarón: "uno de los ejemplos más evidentes y céntricos es el Palacio Díaz, desde su condición de émulo de los rascacielos neoyorquinos aunque apenas sobrepasa los veinte pisos. Su silueta escalonada se estiliza en la parte superior por medio de una torre simétrica al estilo del Empire State".