"Estoy conociendo a un personaje que no conocía, yo mismo"

Compartir esta noticia

VIRGINIA DÍAZ | EL PAIS digital

"Después de 29 años descubrí lo que quería y entonces junté a mi familia para contárselo. Soñaba salir navegando en mi velero y recorrer cada playita, usar sombrero de paja y sacudir la arena de mis pies cada mañana". Con lo puesto y un libro bajo el brazo, Herán Prado se lanzó al mar. Durante casi un año preparó su barco: Shamrock, un Trotter Pandora de 22 pies de origen holandés y se fue atrás de su sueño.

"Siempre fui soñador, como John Lennon. De chiquito mi sueño era andar en bicicleta sin rueditas. Nunca fui pretencioso hasta que un día decidí patear el tablero y buscar un sueño de esos que aparecen una sola vez en la vida", relata.

A sus 30 años, trabajó ocho como creativo en diferentes agencias de publicidad en Buenos Aires, pero un día decidió ir en busca de un nuevo camino y seguir su profesión a la distancia. "Es bastante libre la forma de trabajo. Cuando hay una campaña mando ideas al cliente o a la agencia y de esa forma puedo mantenerme mientras estoy en el viaje".

Desde hace unos días el joven argentino se encuentra en costas uruguayas y pronto seguirá viaje puerto a puerto hacia Brasil. "La idea no es saltearme ninguno por motivos de seguridad y porque tampoco estoy corto de tiempo. No hay un destino determinado. La idea es navegar, recorrer, conocer gente y lugares", explica.

Desde muy pequeño aprendió los secretos del mar. Su padre tenía un barco y su tío uno más grande. Hernán logró comprarse el suyo hace cuatro años, cuando todavía no imaginaba la travesía.

¡Es el sueño del pibe!, asegura. Pasó casi un año aprontando su barco para la partida, pero este era el momento. "Tenía casi 30 años, no estaba casado, no tenía hijos y no estaba del todo feliz con mi trabajo", dice aunque reconoce que no había pensado que le llevaría tanto tiempo y trabajo acondicionar a Shamrock.

No era un viajecito de fin de semana, tuvo que pensarlo bastante. Hernán no conocía mucho sobre técnicas de navegación pero tuvo la suerte de asesorarse con el experimentado navegante argentino Enrique Celesia, que dará la vuelta al mundo en su barco por la ruta más compleja.

Hernán es muy prevenido a la hora de enfrentar una tormenta. "Me cuido mucho y leo los pronósticos siempre porque es un barco chico y más allá de que esté preparado no quiero exponerlo gratuitamente". A un mes de haber embarcado no ha vivido ninguna tormenta, pero sí un fuerte viento que duró toda la noche cuando venía camino a Montevideo. "Estaba anunciado un poco de viento, pero terminó siendo bastante más", afirma.

En las horas libres, que son bastantes, Hernán se dedica a leer la novela de Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad. "Me gusta mucho leer y este es un libro que leí nueve veces. No es mi amuleto de la suerte. Era algo que quería traerme. Pienso leerlo por lo menos dos veces más y como tengo la ventaja de tener poca memoria siempre le encuentro cosas nuevas".

No sólo la lectura y el disfrute de las ciudades en las que encalla son las actividades que ocupan el tiempo de Hernán. "En la cocina investigo mucho. En Buenos Aires viví diez años y nunca me di mucha maña, pero es lo que pasa cuando estás en tu casa con una tele al lado y un montón de revistas, acá es diferente. Ahora hay más tiempo y tienen otro gustito", reconoce.

"Ir de puerto a puerto está muy bueno porque me estoy encontrando con un personaje que no conocía, yo mismo". Hernán no sabe qué sucederá a la vuelta, pero está seguro que nada será cómo antes.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar