Un equipo de investigadores argentinos diseñó una especie de jaula de vidrio para retener a microorganismos, útiles para limpiar desechos industriales mediante la biorremediación. Estos hongos suelen usarse, también, para limpiar derrames de sustancias químicas, como petróleo.
La biorremediación consiste en dispersar microorganismos en una zona dañada para degradar a los contaminantes. Pero el problema que presenta este método es que dichos microorganismos pueden dispersarse o ser atacados por depredadores, con lo que su cantidad y eficacia se vería disminuida.
La solución que creó el equipo de investigadores argentinos es una especie de jaula que sortea estos obstáculos. Pero, además, una vez finalizado el trabajo pueden ser retirados del agua para volver a ser utilizados luego. Se colocan en una cápsula de un polímero biodegradable, a la que se recubre con vidrio para protegerlos. "Estamos creando algo así como un ejército de esclavos", bromeó a la "BBC" la investigadora, Sara Aldabe-Bilmes, ya que los microorganismos son mantenidos con vida, apresados, hasta el momento en que se necesiten.
Avances en los usos del agua seca
Semejante al azúcar, el agua seca fue patentada en 1968, pero es ahora cuando los químicos que analizan sus posibles usos realizan experimentos para estudiar si esta sustancia sería capaz de absorber los gases de efecto invernadero.
Formada en un 95% de agua, cada partícula contiene una gota de agua rodeada de nanopartículas hidrofóbicas de sílice, un recubrimiento presente en la arena de la playa que impide que las gotas se recombinen para volver a formar líquido.
Entre las áreas en las que se ensayó sus aplicaciones se encuentran los cosméticos. Ahora, científicos ingleses estudian en profundidad su estructura para desvelar si puede absorber y almacenar el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.