El establecimiento cuenta con 30 plazas, aunque en principio no serán ocupadas en su totalidad, ya que son 24 las reclusas que fueron trasladadas ahí.
Las habitaciones -dado que no se puede hablar de celdas, por más que continúe tratándose de una cárcel- cuentan con dos camas individuales, dos cunas o camas infantiles, un armario para ropas y enseres, y un baño.
Cada habitación tiene ventanas y persianas, protegidas por un tejido de seguridad, que permiten lo que para una persona privada de libertad puede ser el mayor regalo: la luz del sol.
Un amplio comedor, cocina, un aula, una sala de psicomotricidad para los niños, una habitación conyugal, un salón de visitas, una enfermería, un lavadero y un patio de juegos infantiles completan, a grandes rasgos, las amplias instalaciones de El Molino.
También el personal policial de custodia dispone de comodidades básicas que incluyen dormitorios, aunque los esquemas de guardias están diseñados de tal modo que ningún efectivo deba dormir en el establecimiento.