La nueva integración social que se ha venido conformando en los últimos 20 a 30 años en Suecia es parte de lo que desea dar a conocer la exposición de fotografía inaugurada ayer en Punta del Este.
En la noche de ayer se inauguró en Punta del Este, en el Complejo Ancap (Gorlero 940), la exposición de fotografías "Mi Suecia. Una visión joven del país nórdico".
El evento es parte de un proyecto mayor que se inició con la publicación de dos volúmenes: el Libro de fotos sobre Suecia y This Must be the place, editados en Estocolmo en 2009 y 2010 respectivamente.
El segundo álbum mencionado se compone no sólo con fotos sino también con dibujos y pinturas de plásticos emergentes. Las dos obras impresas se realizaron sin fines de lucro y fueron financiadas por la Comunidad Europea a través de la Dirección Juvenil.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 29 de febrero de 2012, es organizada por el Instituto Cultural Suecia-Uruguay y cuenta con el respaldo de la Embajada de Suecia en Argentina.
un nuevo país. El objetivo del emprendimiento no es otro que el de mostrar la visión de los jóvenes suecos sobre los modos de vida que se entrecruzan en la actualidad de su país, impactado en los últimos 20 a 30 años por el aumento progresivo de pobladores inmigrantes. Se calcula que éstos ya constituyen el 15% del total de habitantes.
Según Ola Möller, responsable de la bibliografía del proyecto, los materiales que contienen los libros en que se basa la exposición, están lejos de las imágenes de las ediciones tradicionales, "turísticas" o for export, que sólo acercaban "una imagen de Suecia con vestidos típicos, cabañas rojas y botes que flotaban en un archipiélago idílico".
Más de 500 fotógrafos, no todos profesionales, participaron de la primera etapa del proyecto. En la exposición "Mi Suecia", en donde se incluye algo más de una treintena de imágenes tomadas por 25 fotógrafos, se consigue representar un mosaico citadino que revela una sociedad donde ha comenzado a palparse la diversidad étnica y la amplitud de hábitos de los suecos como de los inmigrantes, muchos de los cuales ya tienen descendencia nórdica.
Entre otras temáticas, se exhiben fotografías que abordan los vínculos de los jóvenes con la cultura, sus clubes, las consecuencias del proyecto inmobiliario nacional denominado "el programa millón", así como personajes del campo y las ciudades, de los suburbios y los centros.
Los organizadores del proyecto general han expresado su esperanza acerca de que "la exposición pueda crear una percepción de Suecia y de la juventud sueca, desde una perspectiva europea e internacional", pero "para crear una imagen más diversa, sin encasillamientos".
un film y un balance. Cuando el pasado año la exposición se presentó en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, la joven gerente de proyectos Emilia Ramsin Barlas, declaró a la revista digital El Psicoanalítico que hay demasiados mitos en el Río de la Plata. Por ejemplo, en tanto se piensa que su país "está organizadito y limpio", o se cree que todos los suecos son "rubios de dos metros y ricos", que "se bañan desnudos y tienen relaciones sexuales muy liberales" .
Ramsin comentó que, en la actualidad, Suecia es un país multicultural, con ciudades como Estocolmo en donde "se escucha hablar en árabe, español, o somalí". Dijo además que "en los 70` había un approach muy abierto para refugiados políticos", latinoamericanos, europeos del sur y árabes.
En Suecia, todavía "los estudiantes universitarios tienen una beca", y existe una red social fuerte, sostuvo Ramsin, "pero también las diferencias económicas crecen y los problemas con la integración han dado fuerza a partidos políticos extremos y racistas".
Jim Larsson, coordinador de la actividad y de su difusión en Uruguay, dijo a El País que se harían las gestiones necesarias para que en la sala de exposiciones de Maldonado también el público asistente pueda, en los próximos días, ver un cortometraje de media hora titulado Kiss Bill (Besa a Bill), afín a los contenidos de las fotografías.
El film fue dirigido por las suecas Ina Holmqvist y Emelie Wallgren, y ganó varios premios en festivales europeos, por ejemplo el Guldbagge al mejor documental. Narra con gracia los contratiempos de dos adolescentes, Angela y Arina, (una sueca y la otra, rusa) que sueñan con viajar desde los suburbios de Estocolmo a Berlín para ver a su ídolo Bill Kaulitz, de la banda pop alemana Tokio Hotel, ya sea tocando en el Madame Tussaud`s, o por lo menos posando en un museo de cera.