Hace casi un año, el 14 de enero de 2023, un auto paró en frente de una vivienda en Malvín Norte, se bajaron dos ocupantes y mataron a tiros a un joven y a un niño de ocho años, Joaquín Albín. Aún no hay nadie inculpado por ese doble homicidio, pero en los últimos días de diciembre la Justicia condenó a un joven de 19 años por ser cómplice del crimen. Deberá cumplir una pena de 5 años y 11 meses de cárcel.
Este doble homicidio ocurrió en medio de una guerra por la venta de droga en el barrio, en la que se enfrentaron –a grandes rasgos– dos familias: los Albín y los Suárez. Al momento del crimen, el padre del niño asesinado, Gustavo Albín, estaba siendo buscado por la Justicia por la sospecha de que había participado junto a su hermano del homicidio de Ezequiel Barrios Suárez, que pertenecía a la banda contraria, y que ocurrió el 30 de noviembre.
A fines de enero de 2023, Gustavo Albín se entregó a la Policía, pero antes dio una nota a Telemundo a pocos metros de la Brigada de Homicidios y pidió que buscaran al homicida de su hijo con la misma fuerza con la que lo habían buscado a él. Ahora, él está preso por el asesinato de Barrios Suárez. También lo estaba su hermano, hasta quefalleció hace pocas semanas en la cárcel de Las Rosas.
Por el crimen del niño Joaquín Albín y su tío (que tenía 25 años), estaba imputado un único joven que inicialmente se lo había señalado por ser coautor del crimen, pero tras culminar la investigación la Fiscalía de Homicidios de 2do Turno concluyó que había actuado como cómplice.
El homicidio ocurrió sobre las 15:50 cuando el niño, su tío, la hija de él y una señora iban en un taxi a una casa en Malvín Norte. La familia se bajó del vehículo y, cuando iban a entrar a la vivienda, apareció un auto Peugeot 208 de color rojo que se detuvo en el frente, se bajaron cuatro de los dos ocupantes y dispararon varias veces.
El ahora condenado –que es de segundo apellido Suárez– veinte minutos antes del crimen estaba en ese auto con otras personas y, a siete cuadras de distancia del lugar, se bajó y compró tapabocas que luego llevaron puestos los atacantes. Pero después de esos veinte minutos es imposible individualizarlo dentro del auto y tampoco es identificado por los testigos de los hechos.
Por eso la fiscal Isabella Pioli entendió que, aunque colaboró con el crimen –y por eso es cómplice– no hay pruebas de que haya participado de la ejecución. Él “luego de la farmacia se vuelve a subir al auto, marcan la casa de la víctima y después lo perdemos por 20 minutos”, explicó en la audiencia en la que se lo condenó y a cuyo registro tuvo acceso El País.
La Fiscalía y el defensor público del imputado, que fue Diego Moreira, llegaron a un acuerdo abreviado que fue validado por la jueza Blanca Rieiro. Ella condenó al joven por ser cómplice de dos delitos de homicidio en régimen de reiteración real.
Una de las agravantes que se le computó es la reincidencia, porque tenía un antecedente penal de diciembre de 2022. En ese entonces, había cometido un delito de encubrimiento en el marco de un procedimiento que buscaba desarticular las bandas de drogas en Villa Española y la guerra entre los Albín y los Suárez.
En esa oportunidad se incautaron chalecos, handies, que se había robado a policías, y también pasta base.
Otro vínculo entre ambos crímenes
Uno de los casquillos de bala encontrados en el auto del que le dispararon al niño y su tío coincide con algunos casquillos encontrados en la escena del homicidio de Ezequiel Barrios Suárez. Este asesinato es por el que está imputado el padre del menor fallecido. Así lo dijo la fiscal Mirta Morales en una audiencia judicial meses atrás.
Es decir, en una de las escenas en las que se hallaron los casquillos los Albín eran los atacantes –según la imputación judicial preliminar– y en la otra eran víctimas.
Es común que en escenas del crimen se dispare más de un arma y por eso se encuentren varios casquillos diferentes. Para ese entonces, los investigadores buscaban determinar si esa arma se utilizó para repeler el ataque o estaba siendo empuñada por alguien que no fuera de la banda de los Albín.
Después del homicidio de Barrios Suárez, la Policía investigó una serie de mensajes de WhatsApp que atribuían a la familia Suárez. Uno de ellos, decía: "A raíz de la muerte de nuestro niño Ezequiel, le queremos informar al barrio Villa Española que no salga a la calle porque habrá venganza. Sálvese quien pueda”.