CAMPO
Si bien ese ilícito bajó en 2021, aún hace estragos para el sector.
"Generalmente me roban entre 30 y 40 vacunos por año. Hace cuatro años me llegaron a robar 58”, cuenta Manuel Varela, un productor de Pando que posee 400 hectáreas de campo y 500 vacunos que engordan en sus praderas. O sea que, por año, han llegado a llevarle más del 10%.
Manuel sale casi todas las mañanas a recorrer el campo y, con la ayuda de sus peones, hace el recuento de ganado cada dos meses. La furia e impotencia que en un principio le genera el descubrir que le faltan animales va incrementándose con el correr de los meses. Pero es a fin de año cuando Manuel hace un balance de los números y toma verdadera conciencia de la gravedad del asunto cuando se percata de que tuvo una pérdida importante de su ganado. El año pasado perdió el 7%. Hizo números y concluyó que, así, se había tenía US$ 17.500.
Ahí es cuando, una vez más, reconoce que el abigeato le está arruinando la vida.
Las denuncias por abigeato son mucho más complejas que las de otros crímenes. Las comisarías toman las denuncias únicamente cuando existe algún indicio de que alguien haya carneado al animal dentro del predio y esto solo se puede constatar si hay restos o partes del animal en el lugar.
Para llegar a algo es imprescindible que esto ocurra así, porque se necesitan tomar muestras de ADN para comenzar una investigación. Si el criminal se lleva al animal vivo, se considera un faltante, pero no es un abigeato. Y no se puede hacer nada al respecto porque no hay pruebas del robo.
Sin embargo, varios productores están de acuerdo en que es notorio el descenso de los abigeatos en los dos últimos años y, mayormente, esto lo atribuyen a un organismo creado por el actual gobierno. Se trata de la Dirección Nacional de Seguridad Rural. Dicha oficina, que se creó bajo el artículo 55 de la Ley de Urgente Consideración (LUC) -que no es parte de los que pretenden ser derogados en el referéndum del próximo 27 de marzo-, está integrada por los ministerios de Interior y Ganadería, las intendencias y el Instituto Nacional de Carnes (INAC).
El combate del organismo al abigeato es total.
Fernanda Maldonado, directora General de la Secretaría del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MGAP), indica que hay bandas de dos tipos que se dedican al abigeato: las chicas que roban dos o tres animales para, una vez carneados, vendérselos a las carnicerías del pueblo; y las grandes, que tienen una organización que opera en todo el territorio nacional y roban de a decenas para venderles a los frigoríficos.
“La idea de que es un delito social, de que la gente roba por hambre, ya no existe. La realidad no es así”, sostiene Maldonado.
Pero los daños que genera el delito no solo impactan en los bienes del productor agropecuario, sino también contra el estatus sanitario del país y la salud pública. El peligro reside en que se faenan vacas que pueden llegar a tener enfermedades.
Para combatir ese flagelo que azota el campo uruguayo, el gobierno reabrió destacamentos. “Hay muchos más controles de ruta y se adquirieron nuevas tecnologías”, detalla Maldonado. También se busca realizar investigaciones con mayor eficiencia y coordinación, agrega la jerarca del Ministerio de Ganadería.
“Se está restableciendo la confianza y la interacción entre la Policía, productores agropecuarios y actores judiciales. Contribuir a esa cercanía lleva a tener más información para denunciar y propiciar datos. Así es como se lograron disminuir los abigeatos significativamente”, continúa Maldonado.
Además de la Dirección Nacional de Seguridad Rural, también hay un gran trabajo de coordinación y capacitación por parte de la Comisión Asesora Honoraria para la Seguridad Rural. “En dos años ya capacitamos a más de 3.000 funcionarios del Ejército, Ministerio del Interior, Fiscalía y Poder Judicial”, agrega.
Entre el 1° de enero de 2021 y el 30 de setiembre de 2021 se verificó una variación a la baja de 41,6% del delito de abigeato, pasando de 1.772 denuncias a 1.034. Así lo consigna el Observatorio de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior. Las últimas estadísticas sobre este ilícito dicen que en 2019 ocurrieron 1.464 casos de abigeato en todo el país; en 2020, 1.772 y en 2021, 1.034. Para combatir el delito, a fines de 2021 se lanzó una aplicación para que el productor registre allí los robos.
Hicieron chiorizos con la gran campeona
Se llamaba Solita y su lana parecía seda. Obtuvo el premio de Gran Campeona en el Prado en 2007 y su final fue inesperado. El desastre sucedió en 2010 en un campo en la zona de La Micaela, en Cerro Largo. Vinicio Mazzei, su dueño, la buscó por todos lados y no la encontró. Poco después se enteró de su fatal destino: la robaron e hicieron chorizos. A Mazzei le quedaron tres hijos de Solita: dos que vendió en Uruguay, por US$ 4.000 y US$ 5.000, y otro que compraron unos argentinos, también por US$ 5.000, y que fue campeón en la vecina orilla.
Ovejas con anzuelos.
La presidenta de la Federación Rural, Mónica Silva, opinó que la creación de la Dirección Nacional de Seguridad Rural “fue un antes y un después” para quienes viven de la cría y venta de ganado. “Por fin la Policía está con nosotros”, afirmó.
Gonzalo Valdés, presidente de la Asociación Rural del Uruguay, ratifica la percepción de Silva: “Gracias a la Dirección Nacional de Seguridad Rural hubo un cambio notorio. Antes andabas por caminos vecinales y no te cruzabas con un solo policía, y hoy los ves, hoy están. Es un hecho. No es discutible”.
En tanto, Santiago Severi, uno de los propietarios de la cabaña de bovinos Limousin “Viejo Pancho”, se muestra más reticente. Opina que los números que muestran una mejora en el combate a ese delito “son relativos”. Y agrega: “Es un problema histórico y por más de que los casos hayan disminuido, el abigeato no va a desaparecer a menos que se lo ataque desde lo cultural, a menos que cambie la mentalidad de la gente. ¡Un robo es un robo!”. Y explica que para pequeños productores, el hecho de que les roben 10 o 15 ovejas es una pérdida inmensa. “Capaz que se quedan prácticamente sin nada”, advierte.
Para que se entienda la gravedad del asunto advierte que: “Si vos tenés una ferretería, un restorán o una automotora, tener una pérdida del 5% o 10% no es viable. Te aseguro que dejás ese negocio y te dedicás a otra cosa”.
“Estuve 30 años con este problema; abandoné el campo”
Jorge Sosa, productor de Mercedes, ni siquiera tiene el ánimo o las fuerzas para hablar sobre su experiencia con el abigeato, crimen que muchas veces pasa desapercibido cuando se lo pone en una lista junto con los homicidios, las violaciones o las rapiñas. Pero, verdaderamente, el abigeato fue algo que le arruinó la vida a Jorge.
“Tuve que dejar mi campo por este problema, el campo que cuidé y trabajé con mucho esfuerzo por más de 30 años. Y fueron 30 años enfrentándome a esta dificultad desastrosa: el abigeato”, dice Sosa.
Agrega que muchos vecinos lidian mes a mes con este crimen y que incluso él se llegó a pelear con el comisario de su zona porque no hacía nada al respecto.
Acusación.
Un productor con miles de hectáreas en Salto y Rivera -que prefirió permanecer anónimo- apunta directamente contra los trabajadores rurales: “Los productores son más parte del problema de lo que pensamos”, sostiene primero. Luego, el ingeniero agrícola explica que los productores tienden a proteger a sus capataces, a defender a “su gente, pero ocurre que algunos trabajadores terminan robando el ganado dado que los propietarios tienen un exceso de confianza” en ellos.
“Hoy en día, con la trazabilidad (chip con datos del ganado) es muy fácil el abigeato. En un campo nacen ocho terneros. Un peón puede colocarles los chip y registrar a seis de ellos y robarse dos. Así es imposible que los propietarios nos enteremos”, sostiene.
De todas formas, el productor expresa que con el correr de los años ha invertido en seguridad interna y en el control de stock de su establecimiento, incluso con un sistema de peajes. “Es importante demostrar puertas afuera que aquí adentro hay control, orden y claridad. Así se evitan muchos robos”, añadió el productor.