La Policía ubicó el arma con la que hace más de un año delincuentes asesinaron a Marcelo Demestoy, el gerente del supermercado Ta-Ta ubicado en José Figueira y Maggiolo (Parque Rodó). Así lo confirmó la fiscal del caso, Adriana Edelman, en una audiencia judicial que presenció El País.
El arma fue incautada en agosto de este año en un auto en el Cerro pero recién hace pocos días se pudo corroborar que fue la que se utilizó en el homicidio. Por el crimen del gerente hay un joven imputado -que está preso cumpliendo pena por otras rapiñas- y, un segundo involucrado fue asesinado pocos días después del hecho.
En la audiencia, la fiscal puso al corriente a la jueza Patricia Rodríguez sobre el estado del caso y le pidió más tiempo para seguir preparando evidencias. Edelman le relató que durante este año se recabó una gran cantidad de pruebas, pero dijo que necesita seguir por ser un caso “bastante complejo”.
“Requiere una enormidad de pericias técnicas. Hemos tenido, en el medio, rotura de máquinas que se necesitan para hacerlas y de los programas que hacen los cotejos correspondientes”, explicó Edelman. Según narró, se requiere cotejar imágenes del imputado -incluso otras cometiendo otras rapiñas- para eventualmente poder demostrar en un juicio que quien se ve en las imágenes de las cámaras de Ta-Ta efectivamente es él.
A su vez, la fiscal recordó que el imputado no está encarcelado en forma preventiva por esta causa, sino que está cumpliendo una pena por otras rapiñas, por las que aún debe cerca de cinco años de condena.
De esta forma fue que fundamentó el pedido para que la jueza Rodríguez le permitiera seguir investigando durante seis meses más. Si se le negaba la solicitud, la Fiscalía debía presentar casi inmediatamente la demanda acusatoria para llevar el caso a juicio oral con las pruebas que tuviera hasta el momento. Sin embargo, la jueza entendió que los argumentos eran de recibo y le concedió la extensión del plazo, aunque por cinco meses.
En mayo de 2025 la Fiscalía deberá definir si lleva el caso a juicio oral.
El caso
El gerente de 56 años fue asesinado el 29 de mayo de 2023. En diciembre de ese año la Fiscalía señaló judicialmente a quien entiende que fue responsable del homicidio.
La teoría fiscal indica que el imputado, junto a otro joven que luego fue asesinado, salieron del barrio Cerro en una moto. A las 17:01 horas se bajaron del vehículo en la puerta del supermercado Ta-Ta de Parque Rodó y el imputado, que llevaba un arma de fuego, amenazó al guardia de seguridad y le pidió que le entregara el botón de pánico mientras lo hacía pasar hacia las góndolas que estaban al fondo del local. Mientras tanto, el otro joven se mantenía en la puerta controlando lo que pasaba.
En el trayecto que hizo el imputado con el guardia de seguridad -según Fiscalía-, es que el presunto homicida toma por la fuerza al gerente Demestoy. Los obligó a ambos a dirigirse a la zona donde estaba la escalera puesto que, presumía, allí se encontraría la caja fuerte.
El delincuente forcejeó con el guardia de seguridad y, en el medio de esa maniobra, le pegó un “culatazo” (golpe con la base del arma) en la cabeza a Demestoy. En ese momento, ocurre un disparo que dio en la cabeza de la víctima, quien murió en el lugar.
El homicidio del otro sospechoso
A menos de 15 días del crimen de Demestoy, apareció calcinado en un baldío en la zona de Lezica el cuerpo de un joven de 19 años que estaba sospechado de haber participado del crimen. La hipótesis policial de ese momento indicaba que lo habían matado con el fin de sacar a la Policía de la zona, que en ese momento lo buscaba insistentemente.
Las pruebas que tiene la Fiscalía
Una prueba clave para poder inculpar al imputado, al menos primariamente, fue un informe pericial antropológico. Un técnico del Instituto Técnico Forense realizó un estudio “mediante superposiciones digitales” de las imágenes del imputado y las de las cámaras de video del supermercado. Allí se encontraron “coincidencias altamente significativas” en “rasgos faciales, corporales y el lóbulo de la oreja”.
A su vez, dijo la Fiscalía al momento de la formalización, se incautó el teléfono del sospechoso pero él había borrado su contenido a pocos días del homicidio.
Un policía declaró en sede administrativa que, cuando detuvo al sospechoso, él le dijo: “Yo no quería matar al gerente”. Judicialmente, el imputado siempre se declaró inocente por lo ocurrido.
A su vez, a pocos días de haber ocurrido el crimen, la Fiscalía pidió que declararan frente al juez una serie de testigos, entre los que estaban clientes del supermercado. La posibilidad de declarar antes del juicio, como ocurrió esta vez, se reserva para contadas ocasiones en las que se prevé que los testigos, por distintos motivos, no podrán presentarse.