Por Eduardo Barreneche
En una de las tantas declaraciones realizadas ante la fiscal Gabriela Fossati, el excustodio presidencial, Alejandro Astesiano, se defendió de los que consideraba ataques “infundados” provenientes desde tiendas frenteamplistas que lo vinculaban con la fuga del mafioso italiano Rocco Morabito.
El escape de Morabito y sus tres secuaces parece sacado de una película. Ocurrido el 23 de junio de 2019. El episodio incluyó las puertas abiertas del piso 6 de la ex Cárcel Central, la extracción de todo el sistema de filmación del penal tres días antes por parte de una oficial policial tras una supuesta orden de un fiscal y un boquete que les permitió salir a los fugados a la azotea de la cárcel y de ahí entrar a un apartamento vecino.
Rocco Morabito y otros dos sujetos huyeron de la prisión a través de esa azotea, pero un cuarto recluso escapó por una puerta de la Jefatura. Todos ellos iban a ser extraditados a distintos países.
En una audiencia realizada el 12 de diciembre del año pasado, Fossati interrogó a Astesiano sobre la muerte de Saúl Feldman. Lo hizo por una serie de chats sobre el tema que este había intercambiado con un exjerarca policial. Allí fue que la fuga de Morabito se puso también sobre la mesa.
Astesiano explicó a la fiscal que los chats consistieron en meros comentarios de tinte político y no poseían información alguna sobre el episodio donde fallecieron Feldman y el agente de Inteligencia, Mario Morena. En ese momento, el excustodio presidencial decidió decirle a la fiscal que también se lo había involucrado desde tiendas frenteamplistas a la fuga de Morabito.
“No viene al caso, pero dicen que Astesiano está vinculado al caso Morabito. Le quiero relatar que a mí me convoca una persona de Asuntos Internos y va a la Torre Ejecutiva a hablar conmigo. Decía que tenía información del caso Morabito”, declaró el excustodia a Fossati.
Astesiano explicó a la fiscal que, luego de la reunión en la Torre Ejecutiva, llevó al funcionario a hablar con el entonces ministro del Interior, Jorge Larrañaga, hoy fallecido, y el entonces director general de Secretaría, Luis Calabria, por orden del presidente de la República, Luis Lacalle Pou.
Fossati preguntó a Astesiano qué información de relevancia manejaba el funcionario de Asuntos Internos. Y Astesiano respondió: “El policía decía que sabía todo sobre la fuga de Morabito. Involucraba a la entonces jefa de Asuntos Internos (María Stella González). No me acuerdo del nombre de ese funcionario”.
El excustodio insistió en que había recibido una orden directa de Lacalle Pou para oficiar de nexo entre el policía y jerarcas del Ministerio del Interior. “Le dije al presidente que iba a tener esa reunión con el funcionario de Asuntos Internos. Él me respondió: ‘Tenela’”, dijo el excustodio en la Fiscalía.
Fossati volvió a preguntar a Astesiano sobre los datos que manejaba ese funcionario sobre el escape de Morabito. Astesiano respondió: “Esa persona (el policía de Asuntos Internos) dijo que tenía datos de la fuga de Morabito y quién estaba involucrado. Él nombraba a gente que yo no conocía. Poco después lo recibieron Larrañaga y Calabria”.
Fossati inquirió al excustodio sobre la fecha en que ocurrió ese encuentro. Astesiano señaló que la reunión se desarrolló en setiembre u octubre de 2020.
La fiscal insistió sobre si Astesiano recordaba algún nombre que le hubiera trasmitido el agente de Asuntos Internos. El excustodio presidencial respondió en forma negativa. “Él me hablaba de policías desarmados y que la jefa los hacía trabajar ahí (en Asuntos Internos), aunque no podían estar (en esa sección). Me nombró muchas cosas que eran irregulares. Que habían hecho sacar las cámaras de la Cárcel Central tres días previos a la fuga”, expresó Astesiano.
Rocco Morabito pasó 13 años en Uruguay sin ser detectado. Había colocado cientos de kilos de cocaína en Milán, Italia, proveniente de los puertos de Brasil. Se supo buscado y se radicó en Punta del Este. Allí se instaló junto a su familia.
Una circunstancia familiar lo obligó a pasar la noche en un hotel de Montevideo y allí fue capturado. Al momento de su detención en 2017 se le incautó dinero, cheques por US$ 100.000, documentos de identidad falsos, así como varias armas y vehículos de lujo. Luego de escapar de Cárcel Central en 2019, Morabito fue detenido en mayo del 2021 en un lujoso hotel de Joao Pessoa, en el nordeste de Brasil, como resultado de una investigación conjunta entre Brasil e Italia. En Italia deberá afrontar una condena de 30 años. “Uruguay dio información clave para esa operación realizada en Brasil”, dijo una fuente del Ministerio del Interior.
Las cámaras
El 20 de junio de 2019, la dirección de Cárcel Central le entregó los equipos que graban las imágenes de las cámaras de vigilancia a la titular de Asuntos Internos del Ministerio del Interior, María Stella González. Esto fue a pedido del fiscal de Delitos Económicos y Complejos de 2° Turno, Ricardo Lackner, quien se encontraba investigando un presunto delito de corrupción dentro del centro de detención. Es decir, el fiscal pidió que se enviaran las filmaciones del supuesto delito y una oficial le mandó las cámaras enteras con las imágenes, dejando sin aparatos de filmación a ese sector de la Cárcel Central. Después de la fuga, 20 funcionarios policiales fueron investigados.
Agente denunció que en Asuntos Internos trabajaban policías desarmados.
En la audiencia, Astesiano recordó a la fiscal Fossati que el agente señalaba que tenía mucha información sobre el escape del Morabito. “Opté por pasar toda esa información llevándolo a hablar con Larrañaga y Calabria”, reiteró Astesiano.
Una fuente del entorno de Calabria confirmó a El País la existencia de esa reunión con el funcionario de Asuntos Internos y agregó que se recibió la información proporcionada por el policía.
“Esos datos fueron trasladados al fiscal (Ricardo Lackner) quien investigaba la fuga en ese momento. La información que brindaba ese agente no era nueva para el Ministerio del Interior. Era información que ya se manejaba: la extracción de las cámaras ante la fuga y posibles irregularidades cometidas por policías. Esos datos también se trasmitieron a Asuntos Internos”, agregó la fuente.
Un formalizado
Seis meses antes de la declaración de Astesiano, el 15 de junio del año pasado, el fiscal Lackner pidió la formalización de la investigación para un cabo de la Policía por un supuesto acto de corrupción ocurrido durante la fuga del capo mafioso.
En el momento del escape había cuatro policías de guardia y un efectivo de la Republicana encargados de vigilar a Morabito. Se sabe que dos policías se encontraban en el primer piso de la ex Cárcel Central. No trascendió la ubicación de los otros tres efectivos.
Los investigadores sí constataron que no había ningún policía en el Piso 6 del Centro de Ingreso cuando se produjo la fuga. Es decir, las celdas estaban abiertas y no había guardias en la zona donde estaban alojados los presos más peligrosos del penal que aguardan extradiciones a otro país.
Un segundo acusado por Lackner fue un ciudadano ruso. Minutos después de fugarse, Rocco Morabito ingresó al restaurante propiedad de este junto con otros dos presos escapados de Cárcel Central y el anfitrión los agasajó con café y whisky.
Según los audios de las audiencias realizadas en el Juzgado Penal de 36° Turno, a los que accedió El País, Lackner probó con documentos gráficos y testimonios que el ciudadano ruso ayudó a Morabito y a otros dos fugados a huir hasta Minas en un auto Fiat, modelo Mo- bi, por la Ruta Interbalnearia, y luego regresó a Montevideo con el delincuente italiano por la Ruta 8.
Según los audios, Lackner también se refirió en el Juzgado a la falta de controles en Cárcel Central: “Por otra parte resulta llamativo que (el ciudadano ruso) visitó a Morabito en el establecimiento carcelario y ello no quedó registrado como corresponde en el sistema”.
Por su parte, la jueza Rieiro decretó la prisión preventiva del ciudadano ruso por incurrir en un delito de encubrimiento.
Larrañaga dio información a fiscal y alertó por nexo con “Los Cuinis”
Rocco Morabito y Gerardo González Valencia, acusado por Estados Unidos de narcotráfico y extraditado en forma reciente a ese país, almorzaban juntos en Cárcel Central.
Ello era posible porque el mexicano disfrutaba de visitas conyugales que se llevaban a cabo en ese establecimiento.
El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, hoy fallecido, dijo a El País el 20 de junio de 2020 que se estaba realizando una investigación sobre los contactos entre Morabito y González Valencia, integrante de la organización conocida como “Los Cuinis”.
“Hemos puesto la información que teníamos en conocimiento del fiscal (Ricardo) Lackner”, agregó, y señaló que algunas personas que intervinieron en esos episodios estaban dispuestas a declarar en la Fiscalía. También recordó que el entonces fiscal de Corte, Jorge Díaz, dijo que iba a haber sorpresas cuando se conocieran los detalles de la fuga de Morabito.